La Libertad III_03:...
 
Compartir:
Notificaciones
Vaciar todo

La Libertad III_03: día 03

59 Respuestas
2 Usuarios/as
29 Me gustas
703 Visitas
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  
LIBRO 3. EPÍLOGO: LIBERACIÓN. CAPÍTULO V.

día 03 - 17.07.2012

 
A pesar de que nos levantamos tarde, Pablo no había dado señales de vida todavía. No quise pensar a qué se había dedicado toda la noche. Aunque, a decir verdad, tampoco podría haber hecho gala de excesiva autoridad moral aquella mañana porque no se puede decir que durante la noche nosotras hubiéramos sido mínimamente discretas…
 
Cuando se despertó, mi primo salió directamente a la piscina, donde Nuria y Meri llevaban ya un rato disfrutando de no hacer nada, mientras yo terminaba de recoger el desayuno. Sin que fuera necesario hablar sobre ello, las tres habíamos optado tácitamente por continuar la moda de la ropa interior a la vista. Así que ellas estaban así “vestidas”, de nuevo, aunque sí se habían preocupado en cambiar de modelo. Yo, por mi parte, seguía con las braguitas de flores de ayer, y con la misma camiseta larga que ocultaba entre poco y nada. Tampoco era que me hubiera propuesto ser la más puta del lugar, en realidad en aquel momento hubiera dado cualquier cosa por mantener el delicado equilibrio que había conseguido definir entre mi primo, yo y mis amigas. Pero, por otro lado, si ello suponía que no me podía bajar del carro del desfile de moda interior que habían inaugurado Nur y Mer, pues sinceramente lo que tampoco estaba era para más juegos. Es decir, que pasaba de buscar nada más atrevido (por razones obvias), pero al mismo tiempo me daba pereza molestarme en cambiarme de ropa. Esto es algo que, de un modo u otro, ha terminado por ser causa de numerosas situaciones determinantes en mi vida, la pereza. Además, en un primer momento pensé que hasta estaba todavía bastante limpia mi ropa, que me la había puesto a última hora de la tarde del día anterior y, total, me había pasado toda la noche completamente desnuda… Cierto era también que llevaba ya una buena plasta de flujo semiseco y pastosillo pegada al fondo de las bragas, pero es que en aquel estado de excitación contenida y con mis amigas paseándose en ropa unte junto a mí, pues la verdad era que mi pobre chochito estaba caliente y soltando humedad de forma continuada durante todo el día… ¡a mí jamás me ha faltado lubricación en momentos así jijijiji! Lo que pasaba era que, estando en casa, estando de vacaciones, pues lo cierto es que una tiende a despreocuparse. Pero…
 
Siempre hay un pero, ¿no? Pero lo cierto era que desayunar con mis amigas, con sus deliciosos cuerpos sensualmente envueltos en su escueta ropa interior, radiantes tras una larga noche de buen sexo y una deliciosa ducha reparadora, me provocó lo que yo suelo denominar como un “ataque de celos preventivo”. Esto, básicamente, consiste en empezar a machacarme a mí misma pensando que alguna persona determinada (que en aquella época era el 99% mi amiga Nurita), va a arrebatarme a quien sea que haya fijado como mi objetivo sexual en ese momento. Vale que Pablo no era ni mucho menos mi objetivo sexual, pero también era cierto que igual no podía pretender que el pobre niño iba a ser inmune al sádico juego de mis amigas. No sé, en parte sabía que las braguitas que llevaba tenían que recordarle a la fuerza a la noche en que nos liamos por primera vez (y que conté al principio del todo de esta historia, en mi serie de La Libertad I), y que mi camiseta le permitía verme hasta el alma sin necesidad de hacer grandes esfuerzos. Pero oye, que la ropa interior de estas dos, sin tratarse de la lencería más atrevida del mercado, pues no dejaba de tener todo ese morbo tremendo que solo dan la novedad, las ganas, la intención y un cuerpo joven como el de ellas siempre tan lleno de sexo…
 
Así que, al ver a Pablo salir de su habitación a la piscina, terminé por decidir que quizás sí sería buena cosa plantearme dar al menos un pequeño paso más en mi vestuario para asegurar que mis amigas no conseguían romper el equilibrio a su favor. Eso sí, más me valía ir con cuidado y no pasarme de frenada, porque podía ser aún peor romper aquel equilibrio hacia mi propio campo…
 
Me apresuré a terminar de recoger, y corrí a mi cuarto con intención de aprovechar para recolocarlo todo antes de que se despertara Pablo. Entré con cuidado, ya que había dejado la puerta prácticamente encajada con la cama nido con el fin de evitar la entrada de mi primo por la noche. Para que se pudiese entrar en mi dormitorio tuve que empujar con fuerza con el fin de conseguir hacer deslizar la cama que había colocado a modo de tope; salté sobre ésta, abrí la puerta del vestidor, y rebusqué en el cajón de mi ropa interior un sujetador blanco, uno de los pocos que tenía sin relleno. Tenía pensada una entrada triunfal, y el relleno le podía quitar parte de la gracia. Me quité la camiseta para ponérmelo, y lo oculté volviendo a ponerme la camiseta. Finalmente, abrí la persiana de mi habitación. 
 
Pablo me miró, porque yo seguía con la misma camiseta y las mismas braguitas puestas, tal como él me había dejado por la noche. Sin duda había esperado algo más durante aquella noche, después de verme masturbarme la tarde anterior junto a él, siguiendo su ritmo, separados solo por el cristal traslúcido de mi bañera; y sin duda aquella mañana estaba también esperando algo más de mí. Desde luego que algo más que una holgada camiseta… 
 
A veces me gustaba ser buena prima y no hacerle sufrir, claro. Así que, solo por aquella vez (volví a mentirme) decidí darle de inmediato lo que esperaba, y hasta un poquito más. Al quitarme la camiseta, mi primo contempló feliz que no llevaba bikini, sino bragas y sujetador. Entonces, sin esperar un segundo, y sorprendiéndoles a los tres, me tiré al agua, nadé un rato y salí. 
 
Si mi ropa interior ya era de por sí bastante transparente antes de entrar, mojada lo era del todo. Si alguien tenía dudas de si me parecía bien o mal lo de la ropa interior... pues yo acababa de dar un paso decisivo, haciendo de ese hecho un problema menor. La ropa interior blanca y mojada había hecho su aparición. Y no dejaba de ser una forma disimulada de desnudarse al completo: lo que es a mí se me veían perfectamente la raja del culo, los pezones brutalmente endurecidos y la negra pelambrera recortada del chocho. Mi primo flipaba, y mis dos amigas no se quedaban cortas, visiblemente cabreadas al comprender que, con sus conjuntos de tonos oscuros, les iba a ser imposible alcanzar mi nivel de zorrerío enseñando cuerpo. Recordé complacida el tanteo que llevaba secretamente con ellas respecto a nuestro salido huésped: tres-uno. ¡De algo me tenía que servir jugar en casa! Y, además, y sobre todo, en ese momento acababa de recuperar completamente la iniciativa, jijiji.  

Ni qué decir tiene que a partir de ese día la casa se convirtió en una pasarela de lencería. ¡Y qué modelitos!. A cuál más transparente y provocativo, claro. Pobre Pablo. Cada dos por tres le iba a tocar lo de ir al baño a aliviarse con la mano…

Estuvimos un rato hablando los cuatro sentados en el césped. Bueno, aunque más bien debería decir que estuvimos hablando las tres, porque lo cierto fue que mi habitualmente locuaz primo parecía incapaz de articular palabra, ocupado como estaba en disimular su babeo incesante mirándonos alternativamente a las tres… aunque debo decir, complacida, que la atención que prestaba a mi cuerpo tan crudamente expuesto para él era lo suficientemente proporcional a mi grado de desnudez como para dejarme satisfecha. En un momento dado, la tienda de campaña en el bañador de Pablo era tan evidente que el pobre, incapaz ni de disimularlo en su huida (algo malo debía tener lo de gastar un pollón como el suyo a su edad), se retiró para lanzarse al agua, donde pasó nadando a solas un largo rato, mientras nosotras tres tratábamos de disimular nuestras risas y las miradas nerviosas que, de tanto en tanto, le dedicábamos.

Solo cuando él salió del agua y se escabulló sin decir nada en las sombras de las habitaciones de la casa, desierta en ese momento para sus andanzas, mis amigas y yo decidimos darnos un baño juntas. Lo cierto era que nos hacía falta: nos conocíamos bien y sabíamos de sobra que las tres llevábamos un buen calentón. Eso sí, ninguna de nosotras se sentía los suficientemente seguras metiéndose en el agua con Pablo. Y, especialmente, ellas no estaban dispuestas a darle más munición al niño sirviéndole en bandeja mi cuerpo casi desnudo por segunda vez consecutiva.

Una vez fuera de la piscina, las tres nos pusimos por fin a tomar el sol, sabiendo con seguridad que, allí donde estuviera, mi primo no nos estaría quitando el ojo de encima. Permanecimos sin hablar largo rato. Demasiado como para ser bueno. Yo sabía de sobra lo único que podía significar un silencio de ese tipo por parte de mis amigas en una situación así. Estaba claro que me iban a hacer pagar hasta el último resquicio de mi pequeña victoria con el truco de la ropa interior blanca mojada… 

Por fin, fue Meri la que se decidió a abrir la bocaza, y solo lo hizo cuando mi primito reapareció por fin, pidiéndonos permiso para tomar el sol con nosotras.

- Tomando el sol así vamos a acabar teniendo el culo y las tetas blancas - María no dudó ni un segundo en aprovechar la estrecha puerta que le acababa de abrir mi primo.

- Cierto, pero si lo que queremos es un bronceado total, yo ya os he dicho veinte mil veces que la única opción es tomar el sol completamente desnudas. - le apoyó Nurita como si, de una patada, acabara de reventar aquella puerta que María había logrado desatascar.

Ya salieron mis dos nudistas. Además que sí, Meri nunca había tenido ni medio problema en ir enseñando sus tetitas; Nuria cuando está con amigos y ciertos conocidos siempre le daba algo más de palo, pero… es que cuando están en la playa sin gente conocida, a ninguna de ellas les ha importado nunca un pimiento ponerse en pelota picada. Es cierto que a mí me costó un tiempo normalizar eso, y más aún disfrutarlo. Pero, como dice siempre Nur, debe ser cosa de recién convertida a la fe del nudismo, pero me acabé convirtiendo en una guarra exhibicionista de libro. 

He de decir que normalmente, sin embargo, Meri no es tan lanzada para esto del sexo, sino que suele estar a medio camino entre Nuria y yo... No sé, primero lo de ayer con Nur en la ducha, y ahora esto de Mer con Nuria apuntalando sus insensatos argumentos, después de mi entrada estelar... Me daba la sensación de que todo aquello tenían más que hablado. Me miré. Lo cierto es que, mojada como estaba todavía, seguía pareciendo que yo iba en pelotas. Se me veía perfectamente la forma recortada del pelo del coño, dibujada en las blancas braguitas mojadas. No fui capaz de decir nada, porque sabía que nada que yo pudiera decir las iba a parar en ese momento. Ni falta que hacía, la mirada de Pablo sobre mi sexo empapado y mis pezones empitonados contra la tela casi transparente lo estaban diciendo ya todo. 

María ya se había quitado el sujetador, y Nuria luchaba contra su cierre. Pablo se puso rojo, empezó a sudar de forma exagerada, y su polla duplicó el volumen entre sus piernas en cuestión de segundos.

- Pablo, venga, vete de aquí, por favor...

- ¿Pero por qué? -  dijo enfadado, con su tono más infantil.

- Pero ¿tú estás tonto o que? ¿Qué quieres, quedarte aquí con nosotras tres en bolas o qué? - le dije, abriéndome de piernas delante de él. Solo una cosa podía neutralizar unas tetas como las de mis amigas, y eso era… ¡un coño como el mío! jijijiji 

Mi cálculo no debió fallar, las braguitas, mojadas también en la parte inferior, debieron darle una perfecta visión de mi vulva descerrajada, abierta de par en par por la excitación, apretada y constreñida contra la tela mojada de mis braguitas, incapaces de ocultar nada pese al refuerzo de tela doble que tienen en esa parte. Pablo se quedó mudo. Por los pelos, y nunca mejor dicho, pensé. Había conseguido anular, al menos en parte, la imagen de las deliciosas tetas de María.

- ¿Pero qué quieres? ¡Es que no puedes estar aquí, primo! ¡Que mira cómo se te está poniendo la polla!¡¡¡¡Vaaamos!!!! 

Nurita se había detenido, con el sujetador abierto pero apretado contra sus exiguos pechos. Sin duda no se decidía a seguir, viéndome cómo me había puesto a gritar a Pablo. Meri se tumbó de espaldas. Eso sí, Pablo le lanzó una última mirada a sus tetas, antes de que las ocultase a su vista. Se puso de pie, mirándome de nuevo el coño que acababa de abrirle delante de la cara. Haciendo descomunales esfuerzos ahora por ocultarnos su más que evidente erección, se metió por fin en la casa. 

- Este no aguanta ahí dentro sin mirar ni un segundo - les dije a mis amigas.- ¿Habéis visto cómo se le ha puesto? Casi revienta el bañador, no podía ocultarla, y mira que lo intentaba, el pobre.

Nuria se sacó el sujetador por fin, dejando a la vista su pecho casi plano, pero de generosos pezones y golosos pezones. Meri se volvió a dar la vuelta, ofreciéndonos de nuevo su bonitas tetas, y se sacó las bragas, luciendo por fin el primer desnudo integral del día. Su coño, rasurado por completo semanas antes, no había recibido ningún cuidado desde entonces, por lo que estaba por completo cubierto de pelo fuerte y corto, recién salido, incluso en su vulva, lo que provocaba una curiosa sensación en la lengua al comérselo, dado que prácticamente nunca le habíamos chupado la almeja sin que estuviera perfectamente rasurada. 

La verdad, yo no podía saber nada de los gustos de Pablo al respecto, ya que coños sólo había visto el mío, y con ellos siempre lo había llevado con tremenda mata de pelo. Aunque le había visto muchas veces deleitarse con la tripa de Carlos, su hermano, cuando se la rasuraba por completo, bajando a veces bastante en lo que es ya pelo púbico propiamente dicho, y Pablo se excitaba mucho tocando y lamiendo allí a su hermano. También había disfrutado sorprendido de mi coño arreglado y rasurado tan solo alrededor de los labios la primera vez que se lo ofrecí para que me lo comiera, aunque él acabó aprovechando para meterme mucho más que la lengua (como conté al final de La Libertad II).

El caso es que el coño de Meri, aunque con una imagen un tanto peculiar para lo que solía ser ella, no podía resultar más apetitoso. Sentí el aire llenarse del aroma de su sexo. Nurita se quitó también las bragas, directamente. Su coño se mostró, rabioso como siempre y peludo como nunca, ya que algo así era perfectamente inédito en ella (“me pillaste por sorpresa, morena” me dijo unos días antes, cuando la asalté sin previo aviso para que viniera con María a pasar un fin de semana a la casa vacía de mis padres, que luego se vería ampliado a dos semanas con mi primo como estrella invitada). Sí, el coño de Nuria quedó de nuevo al aire, a la vista de mi primo, donde quiera que estuviese. Y, sin duda, debía de estar muuy caliente. Y digo de nuevo, porque a Nuria ya había tenido el gusto de conocerla nada más llegar aquí el primer día, aasí que debía estar como loco volviendo a verla. Joder, y además mirando a Marí. 

No sé, yo puedo tener formas bastante más voluptuosas que ellas, pero mis amigas están cañón, y Nuria siempre los vuelve locos a todos.

- Venga, Lau, no te irás a quedar así - me incitó Nurita. - Aunque incitación, incitación, la verdad que a mí tampoco me iba a hacer falta ninguna... ¡aquellas putas no me iban a ganar a mí a puta, y menos con mi familia!

- Será verdad, dirá que no quiere desnudarse, la sirenita, pero si se te ha visto hasta el alma, con la ropa interior mojada - añadió María.

- Eso, además, tu cuerpo ya lo conoce bien, guarrilla.

- Y el tuyo también, putón, que ya se ha hecho una buena paja contigo... 

- Bueno, bueno, el pobre, si no es más que un niño...

- Calla. Estaba buscándole... - dije, bajando la voz - No miréis, pero está allí arriba, encima de la piscina, en la parte alta de la parcela... ha debido ir por detrás de la casa, pero se le ve asomar, tumbado detrás de los arbustos. Nos está mirando, ¿o pensabais que se iba a perder esta oportunidad?

Y sin más, entonces sí que me desnudé íntegramente, girándome para que Pablo pudiese verme. Mis amigas siguieron la misma orientación yo acababa, pese a que el sol nos venía más bien desde atrás, y no resultaba una orientación muy buena para tomar el sol. Pero no creo que Pablo estuviese muy para pensar en esas cosas en ese instante... Abrí bien las piernas. Mi cuerpo completamente desnudo era algo que Pablito llevaba tiempo sin ver, si descontamos la vez que me pilló con su hermano, que dudo que pudiese verme completamente desnuda y sin tapujos. 

De repente sentí unas ganas tremendas de enseñarle, cara a cara, mi arreglo púbico para ver cómo se le levantaba deseando comerme el coño. El coño que llevaba recortado, rasurados los laterales, subiendo en vertical en una ancha tira rectangular desde mis ingles, donde se perdía súbitamente en la vulva casi pelada por completo, la vulva desnuda que ahora le enseñaba abiertamente...

- Deberíamos echarnos un poco de crema - dijo Meri, que de pronto parecía algo nerviosa.

- Voy, tengo en mi baño. - No quería que ninguna de ellas se fuese a buscarla a la habitación de mis padres, porque para entrar allí desde la piscina pasarían muy cerca de donde se escondía en ese momento mi primo, fastidiándole el escondite y provocando un conflicto de solución imprevisible. Antes de que pudiesen reaccionar, corrí hasta mi habitación, entré por el ventanal y fui al baño. Cogí la crema y, antes de volver a salir, miré por la ventana del fondo: desde allí se podía ver mejor el cuerpo de mi primo tendido en el suelo, con la cabeza metida entre las plantas, la nariz casi asomando a la piscina. Se había bajado el bañador, tenía el culo al aire y se masajeaba la chorra con vigor. Corrí al jardín, no quería dejar de estar presente cuando se corriese. Supongo que esta contaría como empate entre ellas y yo: cuatro-dos al marcador general. Llegué corriendo, sudando de los nervios. 

- Se la está machacando - susurré a mis amigas. 

Las tres reímos, mientras nos untábamos crema por todo el cuerpo, con movimientos demasiado expresivos, demasiado explícitos, incluso extendiéndonosla unas a otras, sobándonos a placer las tetas, los culos, los coños, dejándolos brillantes al sol. 

- A juzgar por cómo se mueven esas plantas, tu primito debe estar entrando en órbita - soltó Nuria. No había tardado ni cinco minutos en regar el seto. Las tres babeábamos imaginando los blancos goterones colgando de las ramas. 

Pasamos así el resto la mañana, intentando adivinar si Pablo volvía a su emplazamiento secreto, o si intentaba espiarnos desde algún otro sitio. Con el jardín en el centro de la casa, y todas las estancias dando a él, había mil escondites posibles desde donde poder vernos, dentro y fuera de la casa. Lo cierto es que no conseguimos tener la certeza de que se escondiese de nuevo para pajearse, al menos no tan claramente como la primera vez. Aunque a las tres nos parecía que era imposible que no lo hubiese repetido al menos una vez más, aquel pobre monito salido.

Naturalmente, eso sí, mi primo era todo menos tonto. Puede que no tuviese muy claro si nos comportábamos de una manera tan relajada por pura dejadez, porque realmente éramos tan putitas como podíamos parecer, o porque (aunque eso sería un regalo de los cielos, pensaría, para un chaval como él) pudiera ser siquiera remotamente cierto que queríamos provocarle... Ignoro qué podía tener él en la cabeza en aquellos momentos, realmente. Pero lo que estaba claro es que no es de los que se quedan pasmados esperando a que pase algo, o a que, por el contrario, no llegue a pasar  jamás (como podía ser sin duda el caso de su hermano y, a veces, me jode decirlo, también el mío). La combinación Pablo-Nuria se iba a demostrar ser muy peligrosa, como vería más adelante. Mi primo no le iba a ir muy a la zaga a mi lujuriosa amiga. 

La mañana pasó sin nuevos incidentes, y pronto el rugido de nuestras tripas fue suficiente como para decidir aparcar nuestra lujuria soterrada por un momento y ponernos a hacer la comida, para lo que recuperamos nuestra ropa interior, por absurdo que pareciera. Al menos la mía se había secado, y solo parecía un poquito más zorra que mis amigas. 

El caso fue que, como nosotras tres habíamos decidido ir siempre en ropa interior, Pablo se creyó en su derecho de hacer lo mismo. Nos dejó de piedra a las tres cuando estábamos en la cocina, preparando la comida, con nuestros sujetadores y braguitas como única ropa (después de pasar la mañana en pelotas, aquello nos parecía de pronto el colmo del recato). Así que, aunque Pablo debía haber traído varios bañadores, los enterró todos en el fondo de su maleta. 

A partir de aquel momento, empezó a andar por la casa, comiendo, bañándose y durmiendo con unos calzoncillos blancos de slip como única prenda. Claramente, lo hacía sencillamente porque le parecía más indecente, y porque no iba a perder la oportunidad de responder a nuestro depravado juego, que había entrado ya en un cierto desenfreno evidente. 

Ninguna de nosotras dijo nada cuando le vimos así, aunque las tres quedamos muy impactadas. Antes de plantarse en gayumbos ante nosotras, se había zambullido en la piscina. Igual en parte para quitarse la calentita. Seguro en parte para provocarnos aún más, y para devolverme la soez enseñada de coño que le había hecho en el jardín apenas un par de horas antes. Efectivamente, su polla exageradamente desarrollada (y más para su edad) se marcaba terriblemente en sus slips, larga y perfectamente definida aún sin estar ni mínimamaente excitada, como una culebra escondida en sus escasos calzoncillos, por no hablar de las formas de sus huevos, mucho más grandes de lo que recordaba, absurdamente hinchados para un niño de su edad, marcándose por la tela aplastada cuando se mojaba, o la cantidad de pelambrera que le había salido, y que se traslucía también muchísimo con el slip húmedo. 

El sádico de mi primo se metió en la cocina para “ayudarnos” con la comida, y estuvo enredando entre nosotras disfrutando al comprobar cómo saltaban chispas cada vez que nuestros cuerpos excitados entraban mínimamente en contacto con su joven cuerpo casi desnudo…

- Eres idiota - me susurraban alternativamente mis amigas a cada rato, cuando la mínima prenda que cubría la máxima anatomía de Pablo dejaba adivinar algo más de lo que ellas tanto deseaban. No podían entender que, pudiendo, no me pasara el día follando con él.

Después de comer, Meri dijo que se moría de sueño, y que se iba a la cama a echar la siesta. Yo, inmediatamente, dije lo mismo, saliendo disparada a mi habitación, y dejando la puerta entornada, convencida de que mi primito vendría detrás mío como un niño detrás de un caramelo. Decidí quedarme en bragas y sujetador. El sujetador no era lo más cómodo para dormir, pero me pareció más erótico, incluso estando seco, y así avanzaba un poco, comparativamente, respecto a la camiseta de ayer. Me moría por esa polla que no había dejado de imaginarme malamente oculta en su slip. Pero no sabía cómo me equivocaba. 

No era yo el caramelo esta vez, sino Nurita. Siempre, Nurita. Viendo que no venía, salí discretamente de la cama, y avancé por el pasillo hasta el salón. Efectivamente, él se había quedado con Nuria viendo la tele. Él sentado en un sillón y ella tumbada en el sofá. Mi amiga se había quedado dormida. Al menos, eso aparentaba. O quería aparentar… Me preguntaba si estaría realmente dormida, o sólo fingiría, como yo ayer, sabiendo ya lo que pasaba conmigo en esos casos, esperando que Pablo se decidiese. Dudé si hacer mi entrada efectiva en el salón, para abortar cualquier intento de mi primo de abusar de ella. Sin embargo, reconozco que me podía la curiosidad de ver aquello desde fuera, mi primo actuando, y mi amiga como víctima. Me moría de ganas por verle tranquilamente hacerse una paja, aunque tenía miedo de que la cosa llegase a más. 

Lo cierto, es que no tuve tiempo de elegir. Antes de que yo pudiese decidirme, Pablo ya se había levantado. Esta vez no se iba a torturar como durante el viaje en coche, ni a limitarse a hacerlo a escondidas, con temor a ser pillado (si supiese que yo le vigilaba...) Se la sacó y se hizo una paja mirando el precioso cuerpo de mi amiga Nuria casi desnudo. La ropa interior de ella era perfectamente negra y opaca, pero sus formas estaban recortadas de tal manera que, continuamente, dejaban evidentes resquicios en todo su contorno que llegaban a enseñar prácticamente todo menos lo estrictamente inenseñable. Pablo estaba con una moto, y era lógico con aquella diosa rendida ante él mostrándole muchísimo de lo que nunca hubiera debido ver a tan tierna edad.

Solo mirándolo casi me corro. No tuve ni que tocarme, mi coño empezó a convulsionar y a gotear al ver los chorros de semen estrellarse contra el suelo. Esta vez, tuvo la precaución de no correrse sobre el cuerpo de su víctima y, tras recuperarse de la eyaculación, empeó a limpiarlo todo utilizando sus propios calzoncillos. Aquello confirmaba mis sospechas, conmigo buscaba que le pillase, que tuviese que reaccionar ante sus excesos. Con Nuria no se atrevía a tanto. Al menos yo davía. En cualquier caso, aquello marcaba un claro un cuatro-tres en ese juego que ni existía ni ninguno de nosotros admitíamos jugar. Ya podía espabilarme si quería ganarlo...

Cuando terminó, se incorporó, y yo salí corriendo por el pasillo, anticipándome a él en silencio. Me hice la dormida en mi cama, pues supuse que él tendría que ir al vestidor a por unos calzoncillos limpios. Le oí entrar en su habitación, y luego en el vestidor. Yo estaba tumbada de lado en mi cama, con las piernas encogidas, de espaldas a la puerta del vestidor y el baño. Con todo el culo abierto en ofrenda directa a su sucia mirada. Porque estoy segura de que se asomó a mirar, desnudo y todo como debia de estar. Yo permanecía con los ojos abiertos, aunque él no pudiera vérmelos. Estaba tan cachonda que  había decidido que si se acercaba a masturbarse sobre mí me giraría y le haría una mamada. 

Pero Pablo no vino, ni le oí marchar. Supuse luego que igual se había ido a intentar ver también a Meri, para completar el trío, aunque no le volví a oír por mi vestidor, así que dudé también de que hubiese caído otra paja, a no ser que la hubiese dejado sin limpiar. Me quedé más tranquila cuando, al despertar todas de la siesta, pude ver que él estaba en su habitación todavía, y Meri había mantenido bajadas las persianas. Nuria dijo que no se había enterado de cuándo nos habíamos ido, que se había quedado dormida casi desde el principio. Ignoraba si era cierto, ni si se había enterado de lo que había pasado con mi primo. Yo, por mi parte, me callé y no dije nada a ninguna de las dos. Después de la siesta, mi primo llevaba unos slips blancos, exactamente iguales que los que tenía puestos antes de lo de Nuria, pero yo sabía que no eran los mismos. Me pregunté qué habría hecho con los sucios. Mentalmente, me anoté buscarlos más tarde en su maleta. Al final lo único cierto era que mi primo me había dejado con una calentura tan bestia en el cuerpo (y no solo por verle pajearse con Nuria, e imaginarle con María, sino por las putas ganas que me habían entrado de repente de que me follara la boca antes en la cama, aunque en parte lo hubiera hecho por putos celos con mis amigas), que estaba dudando de mi capacidad de aguantar durante todos esos días… ¡y no llevábamos más que tres!

Era tarde cuando los cuatro estuvimos realmente despiertos, así que nos dedicamos a vaguear, picar y empezar preparar la cena. Pablo andaba un poco a su aire. La cena transcurrió divertida y alegre, pese a lo surrealista de la situación, con nuestros cuerpos cubiertos únicamente por la brevedad de nuestra ropa interior, a esas horas de ese muy cálido día de julio ya gastada, retorcida, sucia y olorosa de nuestro deseo cada vez más malamente contenido. Un latigazo de ese deseo ferviente me recorrió al contemplarme desde fuera, sentada a la mesa con mis dos mejores amigas y mi primo pequeño, los cuatro vestidos únicamente con aquella ropa interior.

Por la noche, después de cenar, mientra veíamos la tele, Nuria dijo que iba a ir al baño a depilarse las piernas. No tenía mucho pelo en las piernas, así que Meri y yo supusimos que se refería a las ingles. Ciertamente era muy erótico ver todo ese pelo de su coño, cómo desbordaba sus braguitas en su vulva, cosa que especialmente a mi me parecía súper excitante, con lo exageradamente mórbida que soy con el vello púbico, y más todavía en ella que nunca iba así, pero creo que ella no era capaz de soportarlo, precisamente menos en su propio cuerpo. Siempre me ha dicho que esa manía mía es lo que menos le gusta de mí. Meri, que puede llegar a ser aún más exagera que ella con su fobia al pelo, la tenía bastante machacada para que se lo depilara de una vez, a pesar de mis constantes súplicas porque aguantara un poco más (y en mi honor diré que creo que Nur aguantó todos esos días precisamente porque al verla así yo no podía resistirme a hacerle una comida tras otra, ¡y Nuria nunca ha sido capaz de resistirse a una comida mía! jijijiji).

Justo cuando Nur acababa de salir, Pablo se levantó nervioso, fingiendo (sin duda) que iba a mear. Me llamó la atención su prisa, ya que Nurita se supone que iría al baño de la habitación de mis padres, y él al nuestro, así que no tenía por qué correr, ya que ella no iba a quitarle su sitio e iba a poder mear tranquilo. Meri estaba absorta en la peli, por lo que no me hizo ni caso cuando le dije que iba a recoger la cocina. Debía de haberle extrañado que me ofreciese voluntaria tan fácilmente. Cuando llegué a la cocina, vi que la puerta del tendedero que da al pequeño jardín trasero estaba abierta. Me asomé con cuidado. Al fondo, vi a mi primo asomándose a la única ventana que daba a esa parte de la casa: la del baño de mis padres.

"Mierda" pensé, y yo que les dije a estas que sólo usasen su baño... era muy consciente de los puntos débiles del mío, tan expuesto, pero es que el de mis padres era todavía más fácilmente espiable, y además de una forma mucho más escondida. Si ella estuviese ahora en mi baño, Pablo no podría verla sin que nos diésemos cuenta desde el salón; aquí, en cambio, en la parte de atrás de la casa, era imposible que le pillásemos, si no le buscábamos intencionadamente, como yo ahora. La luz que salía del enorme ventanal del baño iluminaba la cara de lujuria de mi primo, su cuerpo desnudo, su polla erecta en alto. Los calzoncillos estaban caídos entre sus piernas, con los pies todavía metidos dentro de los agujeros de la prenda revuelta. En seguida empezó a cascársela con fuerza. No me cabía duda de que Nur se había quitado por completo las bragas para depilarse el coño, que tendría bien abierto bajo la siempre excesiva luz del baño de mis padres… y la atenta mirada de mi primo. La imaginé solo con su sujetador, el sexo abierto y mojado, absorta en dejarse la vulva y el pubis tan suaves y tersos como solo ella sabía, quizás pensando en ofrecer esa piel morena y luminosa, esos labios jugosos y limpios, como membranas de ostra, sin un solo vello, a los labios del sátiro de mi primo. Estaba asistiendo al cuatro-cuatro definitivo. 

El tejado de la casa caía bastante abajo en esa parte. Recortándose contra el fondo levemente iluminado, la silueta de la polla de mi primo se estremeció entre sus manos. Vi los largos chorros de semen subir en un amplio arco hasta estrellarse contra las tejas más bajas. El animal de mi primito era capaz de llegar hasta el tejado con sus corridas… Aunque mejor allí, me dije, que estampándose violentamente contra el cristal del baño de mis padres, llamando la atención de Nuria, su víctima propiciatoria por tercera vez. Desde luego, mi primo Pablo estaba dejando su semilla esparcida por toda mi casa. 

Aquella noche, volví a dormir con mis amigas. Pablo me preguntó de nuevo si podía dormir conmigo, y yo dudé, pero no podía permitírmelo. Demasiado evidente, después de lo fácil que lo había tenido con mi amiga ¿qué no me haría a mí si me quedaba a tiro toda la noche, durmiendo junto a él? Además, yo estaba, en cierto modo, celosa con él... por lo de Nuria. Más allá de eso, quería saber también si ella contaba algo sobre todo lo que había pasado aquella tarde. No en vano, cabía la posibilidad de que no se hubiera enterado de nada ninguna de las veces pero… a ver, Nuria siempre ha tenido un sexto sentido para las situaciones sexuales: siempre ha sabido que van a pasar (y cómo va a suceder) mucho antes de que pasen. 

Y no me equivocaba: aquella noche mi amiga contó, contó. Cuando estábamos las tres desnudas en la cama, entró un momento al baño, y salió vestida con unos slips de mi primo.

- Serás puta... ¿de dónde has sacado eso? - preguntamos Meri y yo al unísono.

- Jajajaja ¡No os lo vais a creer! Cuando vine a depilarme me encontré un regalito, oh oh, ¡Estaban en nuestro baño! ¡Cubiertitas de su semen!

Nos lanzamos las dos como dos locas sobre Nurita, que puso rápidamente los calzoncillos fuera de nuestro alcance dando un ágil salto hacia atrás...

- ¡Ey lobas! Pero ¿dónde váis? Meri, tú todavía, pero Lau no, que luego tiene problemas de conciencia... ¡jajajaja!

- Vale ya, no empieces con eso... - dije molesta - ¿se puede saber de dónde...? - Meri seguía intentando coger la prenda de sus manos...

- Toma, toma, pero no te molestes... - Nuria se desnudó quitándose los calzoncillos de mi primo, tirándolos a la cara de Mer -jajajaja ya los he dejado limpios yo...

- Espera, espera, ¿nos vas a decir qué ha pasado? - insistí, empezando a preocuparme, mientras Mer hundía su cara en la prenda empapada. Quizás me había ido demasiado pronto al ver que Pablo se corría antes, pero lo cierto es que él no tardó en volver al salón.

- Serás zorra, aquí no quedan más que babas tuyas...- protestó María.

-  ¿Y desde cuando no te gustan mis babas, mi amor? - Nuria se complacía en hacernos rabiar, se sentía triunfante. 

Bien podía triunfar, de hecho la sentía a punto de pasarme por encima como una apisonadora. Tres días, tres pajas que se había hecho Pablo con ella, más la comunitaria del jardín. Con tres desnudos integrales como tres soles para mi niño. Si no fuese porque ayer me metió mano y se me vino encima del culo, diría que ella ganaba claramente. El calor me nublaba la mente, pero sabía que debía seguir fría. Lo que quería, lo que precisamente debía querer, era justamente lo contrario, que ninguna de las dos ganase esta loca carrera, por decirlo así... Aunque, por lo menos, todavía tenía un as en la manga para bajarle los humos a mi amiga. Y algo me decía que era ella la que iba a rabiar cuando supiese la verdad... porque, por una vez, parecía que el sexto sentido de mi amiga había fallado estrepitosamente; y había sido nada menos que el enano de mi primo el que había anulado a Nuria de tal manera como para lograr esa proeza ¡dos veces!

- Oye, dime, entonces ¿las encontraste antes, cuando dijiste que venías a depilarte, no?

- ¡¡Sí!! Tía, ¿te acuerdas que tu primo se levantó disparado, como para ir al baño... yo no vi lo que hacía, pero cuando entré al baño... esto estaba allí. Cubierto de semen, aunque no era reciente, debió hacerse una buena paja antes de cenar, no sé, pero estaba empapado. Si te consuela, tampoco yo pude sacar mucho Meri, pero pude probar "ese delicioso sabor" que tanto le gusta a Laurita, jajajaja.

Meri le devolvió los slip a Nur. Esta, haciendo el tonto, se los puso de nuevo, mojados y todo de saliva suya y de Meri como estaba. No sé lo que me pasó, creo que Meri también tuvo la misma reacción que yo, aunque no tan fuerte. Sin entender bien por qué, empecé a sentir un calor insoportable, me di cuenta de que estaba muy cachonda, de repente, sin motivo aparente. Creo que me excitaba sobremanera la imagen de Nuria vestida con los calzoncillos de mi primo como una prenda normal, como si fuera suya. Su pecho casi liso, con esas dos minúsculas tetas, su cara de facciones duras, el pelo recogido; de repente parecía un chico, un adolescente, una mezcla entre ella misma y mi primo Pablo. En el calor demencial de aquella noche de julio, todo parecía posible. Incluso aquella visión, que era lo más cercano que yo podía sentir al paraíso. Nuria hecha tío. Pablo hecho mujer. Nuria hecha Pablo. Y, después de lo que ambos habían intercambiado aquella tarde...

- ¿Qué hiciste tú, Nur? - le pregunté, ansiosa por acabar con aquello. Deseaba tocarla mucho más de lo que me imaginé al entrar en la habitación.

- Pues tía, me puse a mil, ya sé que me vas a llamar de todo, pero sigo pensando que eres la menos indicada, después de tu recaída de ayer además, y con la bronca del primer día...

- Vale, que sí, sigue...

- Además, estaba sola, el chiquillo no se iba  a enterar, joder, ¿no nos has contado que también te has hecho tú pajas con sus calzoncillos? ¿y no se la cascó él ayer en tus braguitas? Tía, déjanos disfrutar un poco a nosotras...

- ¿Entonces?

- Pues entonces ¡qué va ser! pareces mi padre... Nada más entrar vi los gayumbos en el sulo, los cogí, comprobé que estaban mojados, los olí, los probé, y me puse tan bruta... en buena parte de lo caliente que me tienes con los cuentos de tu primo, y acordándome, claro, de su polla el otro día, que mandé todo al carajo, cerré la puerta para asegurarme de que no se me podía ver, me senté en la bañera esa enorme de tus padres que está junto a la pared del fondo, braguitas hasta los tobillos y a darle a la manita. Nada que no conozcas, mi amor. Y fue una paja riquísima, y no me la vas a arruinar tú ahora...

- Vaaale, no te enfades, es sólo que... jijiji ¿dijiste que cerraste la puerta para que no te viera no?

- Claro, tía, que tampoco quiero crearle un trauma al chiquillo...

- Pero la ventana no, ¿verdad?

- ¿Ventana? ¿Qué ventana?

- ¡No jodas! - estalló Meri en una carcajada incontenible.

- Tía, ¿de qué puta ventana me hablas?

- ¿De verdad no le has visto? jijiji 

- ¡¡Qué no tía!!

- Jijiji, ¡Nur, hay una ventana enorme en la parte del fondo del baño!

- ¿Pero dónde?

- ¡¡Pues justo donde está esa bañera!! Dando a la parte de atrás... bueno, no te preocupes, lo cierto es que es un vidrio fijo que por no tener no tiene cortina, ni persiana ni nada... ¡es que aunque quisieras no podrías haberte escondido!- Nuria saltó hasta el baño, buscando la ventana, una ventana enorme, descomunal en la que, por algún motivo, jamás se había fijado, aquella ventana que fue una puerta de los cielos para Pablo…

Mi amiga regresó con cara de incredulidad.

- ¡Mierda! ¡Mierda! Pero… ¿No me habrá visto no?

- ¡JAJAJJAJA! ¿Sabes qué? ¡SÍ! ¡JAJAJAJA! cuando estaba recogiendo, me asomé un momento a la parte de atrás y...

- No... - parecía que Nuria iba a llorar. Yo no podía contener mi risa.

- ¡Sí! Se estaba haciendo una tremenda paja... 

- Pero ¿cómo? ¿por qué no le dijiste nada?

- Jijiji, bueno, como dices tú, no es más que un chaval...

- Ya, y tú poniéndote morada - rió Meri.

- Sí, ¡y él! jijiji, Nur, si llego a saber, sí le digo algo pero ¿cómo iba a suponer que te estabas haciendo un dedo?

- ¿Un dedo? ¡Un dedo! No tenéis ni idea del pajote que me hice... ¡mierda! ¡mierda!

- Bueno, tranquila, no es para tanto, en eso tienes razón... ¡ni que fuera el primer pajote que te haces delante de un tío! jijijiji 

- Joder, tía, yo no quería... ¡que es tu primo! yo, yo...

- Vale ya, no pasa nada, - dije acariciándole la mejilla - a mí no me importa y a él... a él ya te digo que sea lo que fuese lo que vio, le gustó, y mucho.

- ¿Sí?

- Sólo te digo que me llenó de lefa el tejado.

- ¿El tejado?

- Sí, está bajo por la parte de atrás, pero, ¡teníais que ve r qué corrida!

- Jajajaja - Nuria se rió, más relajada. Meri nos miraba extrañadas. 

Con razón. Yo ya estaba a punto de perder el norte...

- Nue... - me acerqué a mi amiga, juntando nuestros cuerpos desnudos, creo que ella tenía la misma necesidad de mí, en fin, nos besamos, nos besamos como locas, yo me recorrí su cuerpo, metiendo la mano por la bragueta de los slips de Nuria.

- AhhhaAHhh Lauritahhh.

- ¿Dónde? ¿Dónde? ¿Dónde tienes la polla Nur?

- Pero Lau... ahhhhhhh

-¿Dónde tienes tu polla Pablo? - se me había ido la pinza, sabía que era Nuria, pero su cuerpo, siempre tuvo algo masculino, ella misma lo dice siempre, tan plana, como una tabla, y con esos calzoncillos, los calzoncillos de mi primo Pablo, la veía a ella y le veía a él... Meri alucinaba, pero Nur me siguió el juego, me besó, me llegó a llamar primita... Me tumbó, se bajó los slips y me abrió de piernas, tumbándose dentro, y empezando a hacer que me penetraba con su inexistente falo. Estuvimos así un buen rato, Mer masajeaba la espalda y el culo de Nuria, le metía la mano en la raja y ella se excitaba muchísimo, cabalgándome frenéticamente. Empecé a darme cuenta que podía llevarme al orgasmo con su falsa follada, y yo quería correrme con mi amiguita penetrándome así, la abarqué con mis piernas, y la empecé a llamar "¡Pablo! ¡Pablo!" 

En esas, ella levantó la cabeza bruscamente, abandonando mis labios que estaba comiendo con ardor, para mirar desbocada a María.

- Mer, ¿te importa que se lo dé yo ahora? - le preguntó a nuestra amiga. Ahora era yo la que no entendía...

- Sabía que me ibas a decir eso... tú verás, al fin y al cabo es para ella, es ella quien lo tiene que disfrutar, sea como sea - dijo con una maliciosa sonrisa en la boca. Nuria rodó por la cama, y se puso a rebuscar en su maleta. Yo me abalancé sobre su culo, que quedó hacia arriba sobre la cama, se lo toqué abiertamente, sobre el calzoncillo, que se le había vuelto a subir, intenté penetrarle el culo "Pablito quiero joderte..." seguía interpretando mi papel... pero Mer me paró, me dio la vuelta, me empezó a sobar y a besar, ella era tan material, frente a la ausencia física de polla en el cuerpo de Nuripablo... hasta que sentí que me llamaba...

- Ven aquí, primita... 

Me giré, Pablo junto a mí en la cama, con el morenísimo y fibroso cuerpo de Nuria, su rostro adolescente, sus tetas enanas, y un enorme paquete apenas oculto en su calzoncillo. Me lancé sobre él, no era posible, no era posible...

- Pero... ¡Nurita! - retiré el calzoncillo, un hermoso rabo apareció entre sus piernas... Lo reconocí al momento. 

Había sido idea de Sandra, mi amiga médico y experta en sexo, basándose en un consolador que me había regalado hace tiempo Mer, con arneses y esas cosas. Pero me lo habían pedido de encargo, una creación especial para mí, para mi cuerpo. Lo último que sabía era que lo estaban fabricando. Un pollón erecto, tieso y duro como me gustan, quizás no muy grande, descapullado, morenito, color y textura de carne, nada de colores chillones ni blancos ni negros ni cosas raras, los arneses de plástico transparente para disimularlos mejor, dos hermosos cojones con pelo natural... mío, de mi propio sexo... y en el interior de los falsos testículos, un artilugio, a semejanza del que tenía el original de Meri, pero adaptado ex profeso a mi cuerpo, que se introducía en la vulva para estimular el clítoris, el cual al empalmarse acababa entrando en un pequeño agujero como para follarlo. Y, además, la gran creación, que estaba pendiente de ser experimentada, un conducto pensado para recoger los líquidos de mis corridas, siempre abundantes, para conducirlos a través del falo de plástico hasta su cabeza, donde un orificio en la punta del glande debería darles salida como si de una eyaculación de semental se tratase.

- ¡¡Ya lo tenéis!!

- Sí, era una sorpresa, queríamos probarlo, Sandra y Lu nos dieron permiso para estrenarlo sin ellas, jejeje - sonrió Meri.

- ¡Ven Nuria!

Mi amiga se tumbó sobre mí, sacándose el rabo entero de entre las piernas. Era precioso. Pero no se entretuvo en enseñármelo, en seguida recuperó su postura anterior, pero ahora me estaba follando verdaderamente, joder, la mayoría de los tíos con los que lo he hecho no me han dado ni la mitad de placer que Nuria aquella noche. Le toqué el culo. El calzoncillo de Pablo. El culo de Pablo. Nuria me mordió el cuello, la oreja:

- Primita...

Me volví loca, ella se volvió loca también. Mientras me follaba, vestida con su ropa interior, yo gritaba el nombre de él, y mis dos amigas jadeaban violentamente. Meri le estaba comiendo el culo y metiéndole los dedos, sin duda buscando que ella consiguiese excitarse a mi ritmo para corrernos a la vez, como finalmente hicimos. No quiero imaginar lo que estaría pensando Pablo, oyéndome jadear a mí y a mis amigas, y a mí gritando su nombre mientras, evidentemente, me corría con todas las letras... Mientras lo hice, el picaporte de la puerta bajó... Se nos heló el corazón, hasta Nuria paró y se dio la vuelta para mirar, volvió a bajar, con cuidado, dos, tres, cuatro veces. Afortunadamente, alguna de mis amigas había echado el cierre. Afortunadamente. Mi primo quedó fuera, ninguna dijo nada, y seguimos a lo nuestro. 

En medio de los orgasmos, continuamos como estábamos, corriéndonos a voz en cuello, sin importarnos mi primo. O, precisamente, importándonos tanto como para ofrecerle este espectáculo, que no era sino una promesa de lo que iba a ser su futuro.Tras la follada, Nuria se retiró bruscamente de mí, y Meri apagó la luz. Sin darme tiempo a recuperarme, se tumbó sobre mí, y empezamos a besarnos y a magrearnos. Follé un largo rato con María, aunque tenía la cabeza todo el rato en Nuripablo. Me había dado un gusto maravilloso con el polvazo que me acababa de echar. Así que, cuando Mer se apartó para descansar un poco, me giré para ver si Nur se había recuperado. Yo no estaba para perder el tiempo descansando. En cuanto vi a Nuria en calzoncillos, y empecé a tocarla, a sobar su cuerpo de joven adolescente, su pecho plano de quinceañero, su verga dura entre las piernas, me puse a mil nuevamente. Le mamé la polla un rato, resobando sus testículos bajo la tela de los calzoncillos. Nuria no es de correrse con mucho líquido, pero aquella prenda íntima de mi primo estaba empapada de sus esencias. 

Al final me cansé, estaba en una postura incómoda, así que le solté el arnés de la polla y se la quité, continué mamando con deleite, y finalmente me acoplé aquella prótesis. Mis amigas me miraban con avidez, especialmente Nurita, que empezó a sobarme y comerme las tetas, y a besarme en la boca. Yo continué su juego y, masajeando mi pecho, empecé a masturbarme mi flamante nabo, primero flojito, como probando, luego vigorosamente. Porque desde el mismo momento en que empecé a pelármela sentí que mi cuerpo respondía, cada movimiento que hacía en aquel trasto obtenía su réplica en lo más hondo de mí. Creo que lo iba a pasar bien con mi nueva amiga. Enseguida Meri se incorporó al juego, las dos me tocaban, y las dos acabaron machacándome mi sexo postizo, exclusivamente, en ningún momento llegaron a tocarme el de verdad. Al final estábamos las tres machacándomela con fuerza, y yo ya sabía que me iba a correr. Aquel consolador funcionaba de cine, para dentro y para fuera. Lo que no me esperaba, era que funcionase con la misma calidad su función adicional de eyaculación. Mi corrida se vio acompañada, como casi siempre, y no era de extrañar con el nivel de magistral excitación que me habían regalado mis amigas, por copiosos chorros a presión de flujos espesos y blanquecinos. El conducto interno de mi verga no dio para tanto, de hecho sentí como chorreaba por mi coño y mi culo abundante parte de mi corrida, pero fue alucinante ver como aquel cipote que emergía de mi entrepierna eyaculaba con una violencia inusitada en varios chorrazos sucesivos, dignos de mis primos y del mayor semental. Mi pene vibraba mientras escupía un trallazo tras otro, los chorros volaban en amplias parábolas, que me recordaban a los escupitajos de la polla de Pablo sobre el tejado de mi casa mientras se masturbaba viendo a mi amiga Nuria corriéndose, o a los exageradamente potentes del pollón de su hermano Carlos, cuando llegaba a manchar el techo al correrse desde la cama.

Después de aquello Nuria me montó, es decir, se montó sobre mi verga, levantándose los calzoncillos, de manera que desde mi punto de vista no pudiese apreciar su coño, su ausencia de polla, sino solamente su abundantísimo vello púbico tras la ropa interior. Se empaló en mi miembro, e imaginé que me introducía en su ano, no en su coño, reventándole el orto con mi cipotazo, que ella empezó a cabalgar con saña. Hoy más que nunca deseaba cogerme a mi amiga por el culo, su agujero más sagrado, ella que todo lo ha probado, y cuando digo todo digo todo, nunca, nunca jamás ha dejado que profanaran su ano... siempre ríe, diciendo que si tiene que ser, deberá ser con la polla más gloriosa, la polla del Elegido que merezca reventarla por completo, y no una rabo cualquiera de mala muerte... jiji, es curiosa Nurita, tan sádica apra algunas cosas... Pero ella seguía jugando a ser mi primo, pasándose las manos provocativamente por su pecho plano, recordándome que yo era un chico follando a otro chico, Carlos follando a Pablo, aunque sabía que era ella, pero yo tocaba sus slips, su pelo púbico, e imaginaba que encontraba su pene después, y luego tocaba mis pechos, me extasiaba al comprobar que yo seguía siendo una chica, llena, repleta, voluptuosa, pero que tenía también polla para penetrar a mi amiga y hacerla gozar, mi amiga que se había convertido en chico por mí, para que yo me lo follase, se había convertido en mi primo, como comprobaba tocando su pecho liso de pezones protuberantes, sus calzoncillos, su pene que estaba convencida de tener entre mis manos. Y finalmente se vino, se vino ella con lo que yo imaginaba que era su culo perforado, el culo del chico que me estaba tirando, aunque en realidad le había clavado mi falsa polla hasta el útero, y se vino, mojando los calzoncillos y mojándome a mí, y yo me fui en su interior, gracias a aquella portentosa prótesis le llené el útero y la vagina de mi blanco y lechoso esperma, lefa femenina ardiente escupida por mi vibrante polla que la colmó, mi flujo mezclado con su flujo, rebosando entre sus labios y sus nalgas hasta mis huevos, mis muslos, y la cama de mis padres. Nuria se derrumbó, saliendo de mí y quedándose hecha un ovillo a mi lado, temblorosa, mientras yo me escuchaba gritando con fuerza el nombre de mi primo durante los últimos estertores del orgasmo.

Me incorporé, mirando a Meri. Yo estaba pletórica, en absoluto cansada. Mi amiga me correspondió abriéndose de piernas. Lo hicimos repetidas veces, con y sin cipote hasta que, finalmente, nos quedamos dormidas. En medio de mis sueños me solté de María, a la que mantenía abrazada mientras dormíamos, y me giré encontrando el cuerpo semidesnudo de Pablo. No me costó imaginar que era él en ese estado de duermevela, los sabores, las texturas y los atributos de Nuria eran parecidos, a excepción de la horrible ausencia que encontraba una y otra vez en su vacía bragueta. Pero su culo prometía las mismas delicias que el de mi primo, cuando se lanzó a la búsqueda de mis ávidas manos que avariciosamente buceaban en la parte trasera del calzoncillo de mi primo para encontrar los glúteos, las nalgas, la raja, el ano, el culo de Nuria, donde me introduje de nuevo, introduje mi cipote duro por su raja, apretando su carne, tratando de rajar deseperada su más íntima entrada, hasta que ella se recolocó, lo recolocó todo para que acabara poseyéndola a ella y a él sólo por donde ella permitía, relamiendo su cuello y sus orejas, y su pelo, y sobando sus lisos pechos, hasta que me corrí y nos corrimos, y nuevamente eyaculé en su interior, llenándola con mi lefa, mis flujos trasustanciados en semen al pasar por la increíble verga que emergía de mi entrepierna. Salí de ella, y me quité la verga, lanzándola a la maleta de Nuria de donde nunca debía haber salido aquel sexo desenfranado. De nuevo Laura, me alejé del falso Pablo que me tenía vetado su culo, sintiendo en tal veto la respuesta al que yo le había impuesto al Pablo verdadero sobre mi coño, y me dormí de nuevo abrazada a María pensando que, efectivamente, cuando dormíamos las tres juntas mis amigas casi nunca follaban entre ellas, sino que ambas follaban conmigo. Me sentía demasiado salida, demasiado como para pensar que, verdaderamente, fuera a ser capaz de soportar el acoso de Pablo durante dos semanas.

Antes del amanecer volví a reptar hacia su cuerpo, pero ya no era Pablo, no era mi primo, sino sólo mi amiga Nuria con su impresionante cuerpazo y sus tetas escasas pero llenas de morbo. Como pasa casi siempre que hacemos el amor, acabamos haciendo una impetuosa tijera, aunque esta vez mi revoltoso coño se frotó directamente contra los calzoncillos de mi primo, que quedaron empapados de mi corrida, aunque ya iban bien servidos de los líquidos de mi amiga que se venían acumulando toda la noche en la tela. Cuando nos vinimos, Nuria se sacó los calzoncillos, tirándolos al suelo, y estuvimos un rato frotándonos a pelo. Mmmm, ¡qué rica sensación!, me gusta tanto el chochito de esta niña... por fin era ella, simplemente Nuria, la mujer perfecta.

Cuando terminamos, nos dormimos por fin definitivamente, las tres. En realidad, nosotras dos, porque Meri ya lo estaba. Yo me quedé cabeza abajo entre las piernas de mis amigas, oliendo el olor de sus coños rebosantes, como ellas olían el mío. En aquella habitación, cerrada a cal y canto, sólo se respiraba sexo.

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
Citar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma de verdad que sois las tres unas calienta pollas pobre Pablo todo el tiempo con el rabo duro. Y me encanta que disfruten las tres de sus chochos aunque deberian exprimir a Pablo. Leyendo este relato he tenido mi rabo duro, por eso me compadezco de Pablo. Eres todo una putilla cachonda calienta pollas tienes la mia a mi, cuanto deseo oler tus braguitas blancas de florecitas.... Saludos desde Venezuela mamasota 👍 👍 👍 👍 🌼 🌼 🌼 🥀 🥀 

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus jijijiji es cierto que somos las tres unas mujeres extremadamente calientes, por eso era inevitable que todo acabara como acabó, aunque te aseguro que yo en esa época aún era algo distinta y que tenía muchas dudas con todo esto… reconozco que fui una calientapollas con mi primo, pero es que es verdad que siempre he sido una calientapollas es algo que siempre me han dicho y hace mucho que asumí que es verdad

un besito en tu dura y húmeda verga mi querido lector… ojalá pudiera aliviarte ahora usando mi boquita para pagar la deuda que tengo contigo por tu fidelidad y tus halagos constantes 

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma Mi Amor sigue escribiendo que m pones tan duro con tus letras

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus pero ya no me basta con ponértela dura!! ahora que sé que te has fijado en mí quiero sacarte toda la leche… recuerda que soy una calientapollas viciosa, y tú tienes mucho vicio para darme y mucha polla para calentar :)))

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma que viciocilla; claro que tengo polla para darte. me correria en cara

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus mmmmm dejaría que escurriera todo hacia mi boca para poder saborearte, y qué rico morreo nos íbamos a dar luego estando así de pringosa

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma que rico mami si probar mi lefa de tu boca me pone muy burro

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus qué barbaridad de cipote tienes precioso!! mmmm tiene que ser muy rico follar contigo, me encanta que tenga la cebezota tan grande e hinchada, debe ser tan gustoso y fácil dejar que me abras la boca con ella, imaginar su tacto tenso, suave y viscoso me pone a mil

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma me pones tan cachondo y burro tus comentarios que puedo sentir tu aliento calido en mi glande mamacita 👍 👍

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus pues imagina... después de mi aliento viene siempre mi lengua, y con ese glande hinchado, húmedo y goloso que tienes... uffff imposible no comértela entera

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma uyy que rico que me pasarás la lengua por la polla los huevos y el ojete mami y me fóllaras🔥💧🔥se pone dura la polla

 

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus voy a follarte ese culito de putita que tienes y vas a ver las estrellas de gusto papito!!

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma me estas poniendo duro muy duro, ahora tendre que machacarmela

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus quiero todo tu semen caliente para mí mi niño, voy a ordeñarte como no lo han hecho nunca

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma que mami y te daria toda mi lefa en tu boca, en tu cara, en tus tetas, en tu abdomen, en tu pubis, en tus nalgas, en tu coño y en tu ojete mami mi leche es tuya como tus flujos los quiero para mi

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus qué delicioso 69 podíamos estar haciendo ahora

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma que rico comernos los sexos mutamente 😘 😘 😘 😘 😍

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus siiiii siempre ha sido una de mis posturas favoritas

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

Saborear el vello de tu coño me coloca de muy sucio, te puedo oir gemir mi nombre mientras te como

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
Página 1 / 3
Compartir:

Relatos Eróticos Relatos Eróticos Relatos Eróticos Relatos Eróticos Relatos Eróticos Relatos Eróticos Relatos Eróticos