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Mi tío trabaja de noche

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una situación de cine porno

Fui a visitar a mis tíos una mañana de verano. Yo estaba de vacaciones y me aburría. Al abrirme la puerta mi tía Yolanda, la cuñada buenorra de mi madre, me invitó a pasar.

- Hola cielo, no te esperaba. pasa. Tu tío está durmiendo, ha tenido turno de noche. Nosotras en un rato nos vamos a casa de mis padres. ¡Ah! y descálzate por favor.

Ese nosotras iba por ella y por mi primita que si había sacado los gentes de sus progenitores en unos diez años más se iba a convertir en una autentica rompecorazones. En ese momento la niña vivaracha se limitó a saltar a mis brazos para cubrir mi rostro de besos.

- ¡Que rabia primo! Tengo que ir a ver a los abuelos. Pero me gustaría más quedarme contigo.

- Todos tenemos nuestras obligaciones primita. Yo este año empiezo la universidad.

Su bella madre nos interrumpió en ese momento. Saliendo de su habitación con un vestido que dejaba poco a la imaginación, entallado, cortito y con un precioso escote. Mentiría como un bellaco si no dijera que habían caído muchas pajas a costa de mi tia y su precioso cuerpo.

- Anda no agobies al primo. Déjale respirar.

- No me agobia, me encanta jugar con ella, tía.

- Bueno. ¿Podrías echarle un vistazo al portátil de tu tío? Ayer se quejaba de que iba lento y no cargaba las películas.

Todos suponen que sólo por ser joven se me da bien la informática. Vale, es verdad, pero solo por que me he interesado en ello.

- No hay problema, mientras se levanta el tío. Así me entretengo.

- He dejado comida de sobra. Os lo calentais en el microondas. Supongo que no vendremos pronto.

Me despedí de ellas junto a la puerta del pequeño piso. Dos castos besos a mi tía que me hubiera gustado que fueran más lascivos y muchos más de mí primita que salió pensado que se hubiera divertido más conmigo que con sus abuelos.

Las dos familias son de clase obrera, honradas pero no muy pudientes así que tanto el piso de mis tíos como el de mis padres son pequeños y cuidados. El trabajo de mi tío es exigente físicamente y como resultado tiene un cuerpo excelente. Casi como si se machacara en el gimnasio. 

En cuanto a mí mis gustos son amplios. Así que fijarme en mi tío Manuel cuando íbamos juntos a la piscina o le veia sin camiseta por casa era algo normal.

Cuando se cerró la puerta tras el culo respingón de mi tia Yolanda pillé un refresco de la nevera y me senté en el salón con el portátil.

- Tío por lo menos podrías ponerle contraseña a tu sesión.  Pensaba casi en voz alta. Como le dé a mi prima por curiosearlo igual te llevas un susto. O mi tía según la cantidad de porno que haya.

Le pasé el antivirus, las herramientas de disco y limpié el arranque. Con eso parece que mejoró el rendimiento. Le creé dos sesiones y le puse contraseña a la suya. Guardé en ella todo lo que podía ser comprometido. Si quería darle acceso a ella a su mujer sería cosa suya.

Aún faltaba un rato para la hora de despertar a Manuel. Entonces como suele decirse, cuando el diablo no tiene que hacer... me puse a curiosear su historial de Internet y los archivos del disco. Las descargas, vídeos y fotos.

Ahí fue cuando empecé a llevarme sorpresas. Mi tío había estado visitando páginas de porno gay, más en concreto de twinks. Chicos muy parecidos a mí, delgados,  guapos, depilados y la mayoría actuando con hombres musculosos similares a él e incluso con parejas.

Entonces si que pensé que todo eso no deberían verlo las chicas que vivían con él. Además de excitarme suponiendo que Manuel se habría fijado en mí. Como suponía, las carpetas de fotos estaban como las organizaba el sistema operativo.

No me costó nada ver las que se había bajado; de chicos, de chicas e incluso de travestis y de transexuales. Y los videos eran de lo mismo. No me extrañaba que el aparato fuera lento, no como el que yo llevaba entre las piernas en ese momento viendo todo eso.

El pitido de una llamada de Skype me dio un susto de muerte en ese momento. Sin pensar le di a aceptar para que el ruido no despertara a Manuel.  En pantalla apareció un primer plano de una polla y una mano que le estaba dando a la zambomba. En la ventana pequeña se veía mi cara de estupefacción.

Al ver que no era mi tío el que contestaba el fulano se tapó a toda prisa.

- ¿Quién eres tú? y ¿por qué contestas a esta cuenta?

Me hice un poco el despistado.

- Soy un amigo, espero que no te importe. Era una buena vista. No sé por qué te has tapado tan pronto.

Mi expresión de susto debía haber cambiado por una de morbo. Por que el nuevo amigo se echó atrás mostrando su cuerpo desnudo del todo. Con el calor que hacía en todo el país eso no era muy difícil. No es que fuera una belleza pero yo había estado con alguno parecido.

Tíos así lo que no tenían de buenorros lo suplían con lascivia, morbo y guarreo. De la edad de mi padre, con algo más de barriga y mucho más pelo. Yo me saqué la camiseta para enseñarle algo más y mantener el morbo.

No me entretuve mucho con él. Aunque tenía la polla dura desde hacía mucho rato no quería hacerme una paja por Skype en ese momento. Conseguí sonsacarle que mi tío y él se masturbaban juntos cuando coincidían. Y que los dos eran unos viciosos de marca mayor. Al ver la sesión abierta cuando yo había encendido el portátil había llamado.

La cosa se había puesto pero que muy interesante.  Era evidente que mi excitación estaba por las nubes. Y yo estaba en la casa a solas con un hombre que me atraía desde que empezaron a gustarme los chicos.

De perdidos al río. Solo con las bermudas cogí mi móvil y di los escasos cinco pasos que me separaban del dormitorio de mis tíos. Abrí la puerta lo más silencioso que pude. Daba igual, estaba tan bien engrasada que no hizo ni el más mínimo chirrido.

Sobre el colchón todo espatarrado estaba mi tío en pelota picada. Con la persiana un poco levantada y el sol entrando por las rendijas de la persiana se le veia perfectamente. Solo se tapaba con una sábana que con sus movimientos dormido le cubría malamente una pierna y el paquete. El otro muslo,  con la rodilla doblada, el lateral de la cadera, todo el vientre y el torso estaban ante mis lascivos ojos.

Tenía que inmortalizar ese momento. Le hice unas cuantas fotos con el móvil tanto de cuerpo entero, como recogiendo alguno de los detalles que más me gustaban. Tenía la cabeza apoyada en uno de sus antebrazos lo que me dejaba ver la axila de ese lado. Sus pezones oscuros en el pecho musculoso. La tableta marcada de sus abdominales.

Si ya antes estaba cachondo ahora estaba en el punto de ebullición. Su polla empezaba a marcarse dura con una de las erecciones del sueño. Aún no estaba tanto como la mía que empezaba a dolerme dentro de los apretados pantalones cortos.

Si aquello hubiera sido uno de los vídeos porno que guardaba Manuel en su portátil el chico se hubiera puesto a comerle la polla al maduro y este no se hubiera despertado. Suponía que mi tío no tenía el sueño tan profundo.

Así que allí estaba yo, excitado a tope,  con uno de mis objetos de deseo y sin saber como seguir. Casi paralizado. No creía que Manuel se tomara a mal el que yo me cogiera algunas libertades con todo lo que había visto. Aunque le diera algún reparo el que yo fuera familia y su sobrino.

Me armé de valor y me puse a acariciarle. Con suavidad disfrutando del tacto de su piel en la yema de mis dedos. Con eso no se despertaba. Aparté la sábana hasta los pies y aproveché a hacer algunas fotos más de sus genitales y de cuerpo entero. Su rabo ya apuntaba al techo y sus huevos me atraían. Era un bonito desnudo en esa pose.

Únicamente con mis shorts me subí a la cama a su lado y empecé a comerle los pezones. Lamerlos goloso y a acariciar el nabo pajeándolo con suavidad. Fue en ese momento cuando se despertó. Pasando del sueño a la vigila con suavidad, estirándose como un gato. Me miró de reojo dándose cuenta de que era yo y no su bonita mujer quien le estaba metiendo mano.

-Buenos días, sobrino.

Su sonrisa me dijo que se estaba tomando a buenas mis avances. En mi mano su polla dio un pequeño salto poniéndose todavía más dura.

- Hola tío. Me pareció que era hora de despertarte. Yolanda y la niña están con tus suegros. Estamos solos.

- ¿Y has aprovechado?

- Te he estado revisando el portátil. Te lo he dejado fino y de paso he visto tus descargas. Me he llevado una sorpresa.

- ¿Por eso me estas acariciando?

Ahí aprovechó para estirar la mano y pasarla con suavidad por mi pecho rozando mis pezones.

- Te tocaba por que me apetecía y por qué me gustas mucho. Lo del ordenador ha sido lo que me ha dado libertad para hacerlo.

- Pues me está gustando que tomes estas libertades.

Me dijo con una expresión lujuriosa en la cara. Se incorporó lo suficiente como para alcanzar mi rostro y empezar a besarme. Era evidente que le iba a corresponder, separé mis labios y saqué la lengua en busca de la suya. Cada vez mas saliva pasaba de una boca a otra resbalando hasta por mi barbilla hasta el cuello.

Me acariciaba con suavidad, el pecho, el vientre recorriendo mi cuerpo despacio. Y yo lo hacia con él excitándonos mutuamente.

- Manolo, me has gustado desde siempre. Si llego a saber que te van los chicos te habría intentado provocar mucho antes.

- Ya me provocabas. Cuando te veía tan guapo y sexi me daban ganas de desnudarte y lamerte entero.

- Pues lo estoy deseando.

Sus manos bajaban por mi vientre, acariciando mi ombligo para librarme de las bermudas. La última prenda que me quedaba. Las arrojó a un rincon junto a mi bóxer y se inclinó para recorrer mi piel con sus labios.

Empezó mordisqueando mis pezones y pasando la lengua por mi torso de las axilas al ombligo. Su mano ya se había apoderado de mi polla depilada y acariciaba mis huevos con suavidad. Yo solo gemía y estirando las manos, tocaba sus hombros y revolvía su cabello.

Parece que tenía ganas de polla, pues hacía allí se dirigía. Cuando noté su legua recorriendo mi escroto de abajo arriba y siguió por el tronco de mi polla,  solté un tremendo gemido. Menos mal que mi tía no estaba en casa.

- Joder tito, que bien me comes la polla. Seguro que la mía no es la primera.

- Y espero que no sea la última vez que te la como. Que te lo chupo todo.

Me dijo mirándome con una mueca lasciva desde mi cadera. Levantó mis piernas hasta mi pecho. Así podía comer también mi culo. No era la primera vez que me hacían un beso negro pero este me estaba gustando especialmente.

Manolo parecía todo un experto. Su lengua no dejaba ningún rincón sin explorar y su saliva humedecida todo mi pubis hasta la raja del culo. Supongo que hacía disfrutar a mi tía así.  Clavó la lengua en mi ano como si me quisiera penetrar con ella.

- ¿Me quieres follar?

Dije entre gemidos.

- No me lo perdería, si me dejas. Y si quieres me gustaría que me follaras tú.

- Vamos hazlo, ya me tienes muy cachondo.

- Alcánzame el lubricante, está en ese cajón.

Me estiré para sacar el tubo de la mesilla de noche. Se lo di en la mano acariciando sus dedos. Tras su lengua vinieron sus dedos bien embadurnados con el gel. También se puso en la polla. Yo mismo sostenía mis rodillas para dejarle el camino libre.

Podía ver su cara de vicio entre mis piernas. Hacía juego con la mía, esperando al glande que se iba a abrir paso en mi interior.

- ¡Ya!, ¡dame rabo!.

Ya lo notaba abriendo mi ano. Ya lo tenía bien experimentado. Varios chicos me habían follado antes y yo a ellos. No me iba a hacer daño estando bien lubricado.

Sus manos pasaron a sujetar mis piernas y yo mismo separé mis nalgas. Empezó a penetrarme despacio con suavidad, como a mí me gusta. Un gemido se escapó de mi garganta. Otro más fuerte cuando llegó hasta el fondo.

Se movía despacio, firme y profundo. Mi ano, bien limpio por fuera y por dentro, apretaba su polla todo lo que podía como queriendo exprimirla. Su cadera golpeaba mis nalgas con buen ritmo.

- ¿Te vas a correr? tito.

- Como me aprieta. Me encanta tu culito. Con la de veces que te lo he mirado deseándolo. Y ahora estoy dentro.

- Si, Manolo, hasta que me lo llenes.

Mi propia polla durísima apoyada en mi vientre esperaba atenciones. Al rato se corría dentro de mí. Empujó más mis piernas para dejar mis nalgas al alcance de su lengua.

- ¿Me lo vas a comer otra vez?.

- Si, quiero saborearte entero.

- Ya me lo has dicho. Y me encanta.

Su lengua volvió a mi ano. Recogía la lefa que rezumaba de allí, y siguió por el perineo, los huevos y la polla.

- Tío, me voy a correr. Estoy muy caliente.

- Hazlo, sobrino. Dame tu semen.

Con fuertes gemidos me derramé en su boca. Se deslizó entre mis piernas con mi lefa en su boca. Volvió a besarme. Dejó caer en mi boca su saliva y mi semen mezclados y de inmediato metió la sin hueso entre mis dientes hasta casi mi garganta.

Solo mi propia lengua cruzándose con la suya,  jugando, saboreando nuestros jugos mezclados, lascivos y morbosos.

- Joder, que bueno. Ya me habían dicho que eres un guarrete pero me ha encantado comprobarlo.

- ¿Quién te lo ha dicho?

- Uno de tus colegas del Skype. Ya te he dicho que tienes que tener más cuidado con el ordenador. Por cierto ya te he agregado como amigo, para charlar por esa cuenta alguna vez.

- ¿Una ducha y comemos?

- Claro tío.

En la ducha juntos para aprovechar el agua nos volvimos a acariciar y sobar. El gel y el agua hacían que nuestras pieles resbalaran, las manos recorrían nuestros cuerpos. todo el cuerpo.

Mientras nos besábamos bajo la alcachofa con los cuerpos bien apretados. Las pollas aún flojas juntas y agarrándonos los culos con fuerza. Su cuerpo atlético se sentía bien, los músculos y fuertes brazos rodeándome.

Sus besos y caricias hicieron que mi polla empezara a recuperarse antes que la suya. Mis dedos habían empezado a explorar su culo, separar sus durísimas nalgas y jugar con el ano. El gel me dejaba abrirlo sin esfuerzo. Y él gemía en mi oreja.

- Veo que tienes ganas de follarme sobrino.

- Muchas, ¿me dejaras?.

- Pues claro, quiero tu nabo dentro.

Allí mismo en la bañera. Se inclinó sacando el culo hacia afuera. Apoyó las manos en los azulejos para ganar estabilidad y que mis empujones no nos tiraran al suelo. Yo ya estaba detrás separando las marmóreas nalgas con las manos.

Antes de penetrarlo quise comerlo y me arrodillé para lamer su agujerito. Luego por fin, me levanté y empecé a follarlo con la misma ternura que él lo había hecho conmigo.

El gel y el agua lubricaba la penetración. Yo me movía despacio y con cuidado para no caernos. Pero el placer era igual o incluso mayor. Me apretaba el rabo como si lo tuviera en una prensa. Creo que estaba más estrecho que el mío. Al fin entre gemidos de ambos me corrí. El agua se llevó cualquier accidente que pudiera haber.

Nos secamos el uno al otro con cariño y ternura. Entre besos y caricias y más de una lamída a zonas que aún no habíamos explorado del todo. Mientras me los secaba me lamió los pies.

Durante la comida seguimos charlando y contándonos cosas.

- Esta bien que hayas puesto contraseña al ordenador por tu prima. Pero no hacía falta por tu tía. Ya sabe de mis gustos y los comparte. Es tan bisex como yo y como tú.

- ¡Ah! ¿Asi que se lo vas a contar?.

- Desde luego, no hay secretos. Y espero que podamos estar juntos los tres alguna vez.

- Pues me quitas un peso de encima. No sabes la de pajas que le he dedicado.

- Me lo imaginaba. ¿Esta buena? ¡eh!.

- Mucho, pero me ha encantado estar contigo primero.

Yo también le contaba algunas de mis experiencias con chicos y chicas e incluso con algún maduro como su amigo del Skype.

Después de comer dormimos la siesta juntos, desnudos y abrazados. Y aún nos dio tiempo de hacer un sesenta y nueve antes de que volvieran las chicas. Los besos con los que me despidió mi tía en la puerta fueron más lascivos, más húmedos. Sacando un poco la lengua con la que tocó mi mejilla.

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Larga y próspera vida


   
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