Habían transcurrido seis semanas desde que me había convertido definitivamente y de forma oficial en el esclavo de la señora Marga. Contaba cada una de las semanas, era un privilegio poder compartir mi vida junto a la señora Marga. Mi vida había cambiado por completo, ya no quedaba rastro de aquel joven engreído machista que se creía superior al resto de mortales y no dudaba en faltar al respeto a cualquiera. Ahora era un joven obediente con educación que había dejado atrás todo abismo de delincuencia. Todo era gracias a mi señora Marga.
La palabra “ Vago “ había desaparecido de mi mente, apenas tenía tiempo para descansar, mi vida se había vuelto muy ajetreada . La señora Marga me había buscado un trabajo tal como me prometió. Comencé a trabajar en la tienda de alimentación del pueblo propiedad de la señora Teresa. Una amiga de la señora Marga, la solicitó el favor y esta accedió. Trabajaba por las mañanas echando una mano en el mostrador y en los pedidos. Además de mi nuevo trabajo, retomé mis estudios, otra exigencia de la señora Marga, 3 días a la semana iba dos horas a las clases para adultos que daba el profesor Julián. Debía esforzarme mucho, debía trabajar, estudiar y un sinfín de labores diarias que me había encomendado mi señora como su nuevo esclavo.
Mi madre pudo retomar su vida, ahora no estaba yo causándola constante problemas. Empezó a salir y disfrutar de la vida, incluso había conocido a un hombre agradable y muy respetuoso con ella. Al principio venía todos los fines de semana a la localidad donde ahora vivía con la señora Marga, es decir la tía de mi madre. Más tarde empezó a venir cada 15 días y más adelante una vez al mes. Mi madre estaba tranquila al comprobar que ya no era el delincuente que había sido, pudo despreocuparse de mí. Incluso el sueldo que ganaba en la tienda podía dar la mitad a mi madre y la otra mitad a la señora Marga para nuestros gastos en la casa donde vivíamos.
Vivir con la señora Marga era muy fácil, podía hablar con ella cuando quisiera, era una mujer que me comprendía y siempre era sincera con ella. Si no era sincera con ella o escondía alguna preocupación, la señora tenía muchos métodos para sonsacarme la verdad. Métodos infalibles dolorosos que acaba confesando todo.
En casa de la señora Marga debía cumplir todas mis tareas que me había encomendado y por supuesto evitar desatar su furia. El lado sádico de mi Ama ya había despertado y ahora era imparable. Éramos una pareja Ama – esclavo muy compenetrados. Mi señora una mujer sádica y estricta y yo un verdadero masoquista en potencia. Todavía quedaba mucho camino por delante, pero cada día practicábamos juegos y castigos mas severos y dolorosos, mi limite y tolerancia al dolor aumentaban considerablemente, mi señora estaba muy orgullosa, podía castigarme o simplemente disfrutar por placer aplicándome castigos muy dolorosos donde terminaba llorando como a ella la gustaba.
Ambos estábamos muy ilusionados con nuestra nueva vida, tanto que la señora Marga comenzó a solicitar diversos pedidos a través de una página de material de dominación situada en otro país, concretamente en Alemania. Todas las semanas realizábamos algún pedido nuevo, estábamos agrandando nuestro material de castigo. La primera semana la señora Marga compró unas esposas de metal con llave. Deseaba tener a su esclavo bien inmovilizado tal como a ella la gustaba. Aquellas esposas eran terribles, eran esposas metálicas que podían apretar tus muñecas de una forma muy estricta provocándote un gran dolor, nunca podrías quitártela sin poseer la llave, la cual siempre estaba fuera de mi alcance, concretamente en el bolsillo de la señora Marga.
Mi vida había cambiado mucho también sexualmente. En aquel pueblo no conocía a ninguna mujer, no podía tener sexo y además lo tenía completamente prohibido. Tampoco podía masturbarme, mi señora se encargó de colocarme una pequeña jaula en mi pene. Un día observó que mis sabanas estaban manchadas de semen, desde ese día me prohibió masturbarme. Colocó la pequeña jaula con llave en mi pene y la escondió en algún lugar de la casa desconocido para mí.
- Masturbarte se ha terminado para ti…. Tendrás que ganártelo…. Si eres obediente puede que te permita una vez al mes…. - . Sentenció el día que colocó la pequeña jaula de castidad en mi pene. Fue terriblemente duro no poder tener sexo o poder masturbarme. A medida que transcurrían los días era más difícil de aguantar. Tras la segunda semana noté como mis testículos empezaban a inflamarse, estaban llenos por dentro. Esa inflamación se convirtió en molestia y posteriormente en dolor. El simple hecho de tocar mis testículos podía ser bastante doloroso debido a lo inflamados que estaban.
A la tercera semana suplique piedad y clemencia a la señora Marga. La solicité educadamente y la rogué varias veces que me permitiese masturbarme para aliviar mi dolor. La señora Marga era terriblemente sádica y cruel, algo que adoraba en ella. Bajó mis pantalones y agarró mis testículos ligeramente, comprobó que ya estaban suficientemente hinchados tal como ella deseaba. Apretó ligeramente y comprobó que estrujarlos levemente era doloroso para mí. Su mano enguantada se estrelló con fuerza propinándome una palmada en los huevos, el dolor que sentí me hizo agacharme al suelo quejándome. Ahhhhhh me retorcí en el suelo.
- ¡ Vamos levantaste¡ - Me ordenó. Obedecí y me levanté a duras penas mientras la señora Marga volvió a darme un nuevo manotazo en mis testículos. Volví a caer rendido al suelo quejándome de dolor. Se inclinó hacia mi la señora y agarró mis huevos fuertemente levantándome del suelo estrujándolos. El dolor fue terrible, lloré de dolor en un momento. Tener los testículos tan inflamados era irresistible para mi señora y no dudaba en castigarlos provocándome un gran dolor inaudito sin apenas tener que esforzarse.
- Te podrás aliviar cuando yo considere oportuno y todavía no es el momento… cada vez que lo solicites esto es lo que te vas a encontrar…. Otra semana en castidad te vendrá bien… y si vuelves a suplicar te quito la jaula ……. Te estrujo los huevos hasta quedarte sin ellos y luego será otra semana más - . Sentenció. Me había dejado los suficientemente claro que iba a estar en castidad hasta que ella lo considerase oportuno.
Aquel día llegó el paquete que tanto ansiaba la señora Marga. Aquella tarde llegó el mensajero y entregó una caja de cartón a mi señora en la puerta. Mi señora se apresuró a abrir el paquete con su rostro completamente ilusionado. Yo era conocedor de lo que había en el paquete, ya me había informado de ello la señora, aunque no sabía cómo sería aquel objeto. Abrió la caja de cartón y sacó de su interior un arnés de color negro de gran talaje con un pene de goma incrustado. Mi Ama estaba deseando poder follarme y había encargado un arnés especial de su talla para su gran cintura. La señora Marga estaba completamente ilusionada observando el arnés y yo era feliz de verla sonreír.
- Prepárate porque le voy a estrenar ahora mismo…. Ve colocándote tu traje de criada…. Quiero follar a mi puta…. – Obedecí y comencé a vestirme con el traje de criada con el que realizaba mis tareas, mis medias de lycra y los zapatos de tacón. Me coloqué mi peluca rubia y obedientemente esperé nuevas instrucciones de mi señora.
La señora Marga comenzó a pensar cual sería el mejor lugar para llevar a cabo lo que tenía planeado para mí. Tras pensarlo, se dirigió hacia una mesa rectangular que había en el salón de su casa. Me ordenó colocarme en un lateral de la mesa. Agarró un manojo de cuerdas y comenzó a atarme mis tobillos a cada pata de la mesa. Mis piernas quedaron sujetas a cada pata de madera de la mesa manteniendo mis piernas bien abiertas. Agarró sus nuevas esposas metálicas y ordenó que colocase mis manos a la espalda. Obedecí pero rápidamente suplique, era conocedor del daño que podían causar sus esposas si las apretaba fuertemente, sentías una gran presión que te dejaba marcadas las muñecas.
- Por favor señora no apriete demasiado las esposas – Suplique educadamente. No sirvió de nada. Apretó y cerró las esposas con llave manteniendo mis manos fuertemente sujetas. Ahhhhhh odiaba aquellas esposas, eran terriblemente duras y a mi señora la encantaba apretarlas para aumentar mi sufrimiento.
- Ya sabes que no me gusta que mi esclavo se queje… odio las quejas….no vas a decirme lo que debo hacer – Me reprochó. Era conocedor del gusto de mi señora. La encantaba inmovilizar y amordazar a un esclavo para su disfrute sin ser molestada. La inmovilización, mordazas de cinta americana y la indefensión era uno de los puntos que más la excitaban.
La señora Marga una vez me inmovilizó en la mesa de madera, comenzó a desnudarse. Se despojó de toda su ropa y quedó completamente desnuda. Adoraba su cuerpo aunque muchos de los lectores no lo puedan entender. Adoraba su voluptuoso cuerpo, tal como he indicado desde el principio de estos relatos era una mujer grande, robusta, pasada de peso, unos 100 kilos . Se inclinó hacia el suelo y recogió sus pantys marrones que acababa de quitarse de su cuerpo. Hizo un ovillo a sus pantys y los acercó a mi boca. La encantaba amordazarme, no existía palabra de seguridad con la señora, ella era quien mandaba y decidía cuando daba por terminado un castigo o una humillación cuanto se la antojase. Introdujo sus pantys marrones en mi boca y los selló con la cinta americana gris. Al igual que las esposas empezaba a odiar aquella cinta americana de color gris. Mi señora recientemente había comprado en la ferretería varios pares de rollos de cinta. Le especificó claramente al dependiente del mostrador que necesitaba una cinta muy fuerte para arreglar unas cañerías. El tendero sin dudarlo le ofreció aquella cinta gris, era terriblemente resistente. Compró 6 juegos de cinta americana . Cuando mi señora me quitaba la mordaza mi boca me ardía debido a lo pegajosa que era aquella cinta.
Quedé inmovilizado apoyando mi abdomen sobre la mesa de madera y amordazado con sus pantys en mi boca. La señora Marga comenzó a colocarse su flamante arnés. Estaba estrenando el arnés que tanto ansiaba. Aquel arnés se colocaba como unas bragas por donde se introducían las piernas y posteriormente llevaba un gran número de tiras de piel que se ajustaban a la cintura. En un extremo del arnés sobresalía un pene grande de color negro y en la zona interior una pequeña sujeción que se introducía en el coño de la señora. Mi señora estaba deseando estrenar el arnés y disfrutar follando a su esclavo.
Completamente desnuda con el arnés rodeando su cintura se colocó sus inseparables guantes de goma en sus manos. El secreto de sus guantes de goma ya me fue desvelado. La señora Marga tenía una fobia a tocar algo o alguien con sus manos desnudas, usaba guantes de goma y comprobó que adoraba el tacto de la goma. Cuanto más sucios y desgastados eran los guantes más cómoda se sentía, de ahí que utilizaba siempre los mismos guantes de goma que tenían un aspecto sucio con tonos marrones. Me encantaban sus guantes, pero el olor que desprendían era repugnante.
Se acercó a mí y pegó su cuerpo junto al mío desde atrás. Empecé a notar como la punta del arnés entraba lentamente en mi culo, para posteriormente apretar y empujar para que entrara por completo. Ahhhhhhhhhh era demasiado grande el pene de su arnés, aquello iba a ser doloroso y así lo fue. Comencé a sentir las embestidas de mi señora desde atrás. El dolor se intensificó, estaba siendo follado por mi señora por primera vez. Comenzó a sacar e introducir una y otra vez el arnés con su cuerpo pegado al mío. Aquella primera vez fue terriblemente dolorosa, necesitaba mucho más entrenamiento, mi culo estaba cerrado.
La señora Marga sujetó mi pelo desde atrás y comenzó a embestirme con fuerza con su arnés. Para que pudiese disfrutar de aquello iba a ser necesario un intensivo entrenamiento, mi culo estaba todavía bastante cerrado y el pene de goma de la señora me provocaba un dolor fuerte. Inmovilizado y amordazado no opuse la menor resistencia, en silencio aguanté sus embestidas dolorosas una y otra vez. Una lagrima resbalo por mis ojos, el esclavo llorica había comenzado de nuevo a llorar.
- ¿Ves porque me gusta inmovilizar y amordazar a mis esclavos…. Así no tengo que aguantar tus quejidos… no eres más que una puta llorona… - La señora Marga continuó penetrándome una y otra vez hasta que quedó completamente satisfecha y jadeando tras de mí. La encantaba aquel arnés que tenía un pequeño mango que se introducía en su coño a la vez que ella penetraba.
La señora una vez quedó satisfecha me desató quitando las cuerdas que me ataban a las patas de la silla. Liberó mis manos soltando las esposas metálicas con la llave que guarda. Restregué mis muñecas por el dolor de las esposas. Se despojó de su arnés y me lo cedió para que fuera a lavarlo y tenerlo preparado para cuando ella deseara. Me di la vuelta y obedecí para ir a lavar su arnés. Escuché la voz de mi señora tras de mí:
- Veo que ya tienes el culo recuperado de tu último castigo…. Ya conoces que me gusta que mi esclavo tenga el culo siempre bien marcado con marcas… el viernes por la noche lo dejaré bien marcado como a mí me gusta - . La señora cada cierto tiempo me castigaba duramente con su correa o con su látigo corto. Aquel castigo no requería de ninguna desobediencia por mi parte, lo hacía por varios motivos. El primero de ellos era que a la señora le gustaba ver a su esclavo con el culo bien marcado y magullado , rojo y morado, era la forma de expresar su propiedad y que cada vez que me sentase recordara a quien pertenecía. El segundo motivo era por su disfrute, la encantaba azotar a un esclavo hasta dejarlo llorando desconsoladamente de dolor. El tercer motivo era para saciar mi sed masoquista, de esta forma no osaba desobedecer o retarla, tenía el culo tan magullado que no deseaba ser azotado de nuevo y prestaba especial atención a mis normas y labores.
Después de una semana dura llena de trabajo y clases de refuerzo en mis estudios por fin había llegado el fin de semana. Conocía perfectamente las normas, aquel viernes por la noche debería de acudir a la habitación de la señora Marga. La señora me citó a las 9 en su habitación, a ella la gustaba retirarse a su habitación y leer alguno de sus libros en la cama. Llamé a la puerta de la habitación de la señora y me invitó a pasar con su voz desde el otro lado de la puerta. Mi piel se erizaba cada vez que contemplaba a mi señora. Estaba tumbada en la cama leyendo un libro vestida provocativamente con un camisón hasta las rodillas.
Quizás muchos no entenderán mi atracción por la señora Marga, una vieja mujer que me doblegaba o casi triplicaba en años y sentía una especial adoración por ella. En muchas ocasiones en aquel pequeño pueblo nos confundían como nieto y abuela, nos reíamos ambos en nuestro interior porque sabíamos que éramos Ama- esclavo. Era nuestro secreto. Adoraba con todo mi corazón y alma a mi señora, era mi diosa.
La señora Marga me indicó una vez dentro de su habitación que me recostase boca abajo en su cama. Ya conocía su procedimiento. Sería atado en su cama y azotado como ella deseara. Aquella noche iba a ser especial su castigo. Nuestra relación Ama esclavo progresaba cada día más y más. Mi entrenamiento funcionaba y cada día soportaba más dolor, era un verdadero masoquista. La señora Marga abrió su armario donde guardaba todos sus objetos de dolor y sufrimiento. Agarró un manojo de cuerdas, sus queridas esposas de metal con llave que tanto empezaba a odiar y un rollo de cinta americana gris tan eficaz y pegajosa.
- Esta noche… vamos a dar un paso más…. Quiero usar mi látigo… es mucho más doloroso y más contundente… sus marcas son mucho mayores…. Esta vez serán cien latigazos, no utilizaré la correa sino el látigo…. Voy a sentirme muy orgullosa de ti…. – La señora Comenzó a esposar mis manos a la espalda. Comprobé como me apretaba muy fuerte las esposas, más que anteriormente.
- Ahhhhh Ahhhhh - Me quejé por lo apretadas que estaban. Comprobé como me esposó las manos a la espalda y las levantó hacia atrás para introducirlas por un barrote del cabecero de su cama. Mis manos estaban esposadas a mi espalda y dobladas sujetas al cabecero de la cama, era una inmovilización muy dura.
- Tengo que asegurarme que no vas a moverte…. El látigo es muy doloroso y quiero tenerte bien atado…. Es por tu bien…. Vamos a dar un paso adelante…. Te aseguro que el dolor será muy fuerte, superarás tus límites…. Aprenderás a soportar mucho mas dolor - . La señora Marga comenzaba a asustarme.
Bajó sus bragas por sus piernas por debajo de su camisón y me amordazó como habitualmente estaba acostumbrado. Cerró mi boca con la cinta americana gris para asegurarse que no pudiese escupir la mordaza que inflaba mi boca. Sus bragas eran de una talla grande e inflaban mi boca duramente. .
- Vas a recibir cien latigazos… puedes ahorrarte gritar o intentar escapar…. Te aseguro que vas a recibir hasta el último latigazo…. Ya te advertí que conmigo no hay palabra de seguridad…. Pero ya empiezo a cansarme de tus lloriqueos…. No haces más que llorar…. No quiero un esclavo llorón…. Cuanto más llores más fuerte te azotaré…. Te propinaré diez tandas de diez latigazos cada una…. Si lloras esa tanda no será válida…. No pasaremos hasta la siguiente tanda hasta que la aguantes sin lloriquear…. Ya me conoces…. Si tengo que romperte el culo a latigazos lo voy a hacer…. Puede ser una noche especialmente larga para ti si no obedeces y dejas de lloriquear y soportar tus castigos como un verdadero esclavo - . La señora Marga se enfundó sus guantes de goma largos hasta el codo y agarró su látigo corto trenzado.
ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSSSSSSSS - Uno.
ZAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS- Dos….. ZAASSSSS…. ZAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSS…. ZAAAAAAAAAASSSSSSSSS…..
La primera tanda de latigazos la soporté sin llorar a pesar del dolor que producían sus azotes. La segunda tanda conseguí de nuevo aguantarla sin derramar una sola lágrima, la tercera tuve que esforzarme y en la cuarta se resbaló una lagrima por mis ojos, ya empezaba a ser demasiado dura su azotina con el látigo.
- Vaya…… esta tanda no cuenta….. lloriqueas… pues empiezo de nuevo esta tanda…. - Comenzó de nuevo los diez latigazos sin que contaran .
Aquel castigo fue el más duro que había recibido en cuanto azotes y flagelación, aumentamos el dolor considerablemente. Aquella noche fue muy larga. La señora Marga de forma paciente me azotó una y otra vez con su látigo. Me concedía descansos y volvía azotarme de nuevo. Si lloraba comenzaba de nuevo la tanda…. Había perdido la cuenta de cuantos latigazos había recibido en el culo y en los muslos. La señora Marga llevaba razón al final terminaría por aguantar mi castigo sin llorar y aguantar mi castigo recibiendo cada nuevo latigazo sin poder quejarme ni moverme. Estaba a punto de terminar el castigo, estaba recibiendo la última tanda cuando comencé a llorar de nuevo por el dolor, era insoportable el dolor de su látigo.
- Ohhhhhhh estabas muy cerca de conseguirlo….. tendré que empezar los últimos diez latigazos de nuevo….. por tu bien espero que esta vez no lloriquees….. – Agarró de nuevo el látigo y comenzó de nuevo a azotarme con él. Terminó mi castigo y esta vez no podría sentarme durante una temporada muy larga. Terminé con el culo destrozado de azotes. La señora contemplaba mi culo completamente orgullosa.
- Ve acostumbrándote….. la próxima vez seré todavía más estricta…. Te aseguro que todavía recibirás un mayor número de latigazos…. Vas a aguantar los castigos que yo desee…. Siempre vas a llevar el culo bien marcado para que nunca se te olvide quien es tu dueña-- . La señora Marga se levantó, tiró del extremo de sus guantes y se marchó de la habitación. ¿Iba a dejarme así inmovilizado y amordazado con el culo ardiendo? Comprobé que se marchó de la habitación y cerró la puerta dejándome allí atado y amordazado. La noche iba a ser muy larga para mí. Pasé toda la noche atado , amordazado y con el culo ardiendo esperando que mi señora me liberará a la mañana siguiente.
Una semana después la señora Marga estaba radiante de felicidad. Cantaba y bailaba por la casa sonriente. Pregunté educadamente a mi señora:
- ¿A qué viene tanta felicidad hoy, Ama Marga?- . Fueron mis palabras intrigado por su gran entusiasmo.
- Hoy va a llegar la entrega por correos que tanto deseaba – Me respondió sonriendo. Quedé extrañado, la señora siempre me informaba de cuanto compraba y solicitaba a aquella tienda situada en Alemania. Esta vez no me había comentado nada, era una sorpresa.
- ¿Puedo saber de qué se trata, señora?- Pregunté intrigado.
- Ohhhhh te daré una pista para que lo averigües por ti mismo…. Cuando formalizamos nuestra relación Ama – esclavo…. Te puse una condición muy importante para mi….. algo que no te gustaría pero yo lo deseaba por encima de todo. ¿recuerdas?- y tu aceptaste la condición - Me indicó la pista para que pudiese averiguarlo. Me esforcé en hacer memoria y me vino a la mente en aquel momento. Se me erizó el pelo de mi cabello al recordarlo…. Había llegado el momento de sus humillaciones escatológicas con sus desechos. Quedé aterrado sin saber que tramaba y que recibiría hoy.
Aquel día entregaron un nuevo paquete en la puerta de casa. Era un paquete más grande de lo habitual. Pesaba más que los anteriores. Lo recogí y lo adentré en el interior de la casa. La señora Marga no me permitió abrirlo, me indicó que sería una sorpresa. El viernes por la noche lo averiguaría. Los viernes por la noche era el día elegido por mi señora para los castigos más severos, esta vez estaba realmente asustado. Conocía que era algo relacionado con tragar los restos de su cuerpo pero no averiguaba porque había solicitado un paquete. Aquellos días restantes hasta el viernes no pude de dejar de pensar que habría en el interior de aquella pesada caja de cartón.
Aquel viernes llegué a casa tras mis clases de adultos con el profesor Julián . La señora Marga me estaba esperando en el sillón sentada cómodamente y vestida de una forma muy especial y provocativa. La señora Marga estaba semidesnuda vestida con unas medias negras con unas tiras de liga y ropa interior a juego de color negro. Sus zapatos de tacón alto completaban su atuendo. Estaba radiante y aquello me provocó una excitación increíble. Mi señora se había vestido de una forma especial para un gran momento. Era el momento de enseñarme el contenido del interior de aquella gran caja que habíamos recibido el día anterior.
Aquel momento era muy especial para la señora, el interior de aquella caja era para una práctica que era especialmente importante para ella, algo que llevaba mucho tiempo deseando. Me indicó que la acompañara, caminé tras la señora observando su cuerpo voluptuoso vestido de una forma tan provocativa. Me condujo hasta el baño de la casa, abrió la puerta y quedé sorprendido al comprobar lo que había en aquella instancia. El interior de la caja grande contenía un instrumento que solo se comercializaba en otro país para prácticas escatológicas. Era un retrete portátil, una caja donde se podía introducir la cabeza y rostro de alguien, se bajaba una tapa y la señora se sentaba sobre la caja encima de la cara de la persona introducida en la cavidad. Sonreí forzadamente de forma falsa , aquello era aterrador para mí, aquella practica era muy difícil para mí pero para la señora era especialmente importante .
La señora Marga me indicó que me tumbase en el suelo boca arriba. Obedecí y abrió la caja cuadrada introduciendo mi rostro dentro de ella. Bajó una tapa y quedó mi cabeza dentro. La parte superior de la caja era redonda en forma de asiento de wc. La señora sonriente inclinó su rostro hasta el suelo donde me encontraba con el rostro dentro de la caja.
- Ya sabes que esto es muy importante para mí, fue una condición cuando firmamos nuestro sello de Ama – esclavo - . Me indicó. Yo nervioso y asustado no contesté nada, guardé silencio.
La señora agarró un pequeño enema de una caja. Era una pequeña pera de goma con un líquido en su interior. La señora se deshizo de sus bragas e introdujo la boquilla de la pera en su ano. Escuché un ruido que siempre recordaré:
FLUUUU FLUUUUU Era el sonido del vacío de la pera para introducir el líquido que portaba en el interior del culo de la señora Marga. Aquel pequeño enema tardaba unos minutos en hacer efecto, la señora sonriente aguardaba nerviosa. Sonrió y me indicó que ya estaba haciendo efecto. Se acercó a la caja cuadrada donde estaba mi rostro y se sentó sobre ella. Su voluptuoso culo quedó a apenas un centímetro de mi boca. Escuché un pequeño sonido gaseoso y derramó el líquido del interior de su culo dentro de la caja. Una parte de aquel líquido marrón oscuro entró en mi boca, rápidamente cerré la boca al desgastar aquel sabor tan repugnante. Giré el rostro y escupí el resto de aquel líquido, todo su líquido marrón se esparció por un lado de mi rostro y por interior de la caja. Todo fue un desastre. Aquella humillación era terrible para mí, estaba preparado para recibir castigos muy dolorosos pero no estaba preparado para semejante humillación. Aquello no dependía del dolor físico.
El enfado de la señora Marga fue terrible. Se levantó de la caja y contempló el estropicio dentro de la caja, todo había quedado esparcido y apenas un poco de líquido marrón había entrado en mi boca. Su felicidad y radiante sonrisa se tornó en un rostro muy serio, se enojó conmigo de una forma terrible. Había despertado la furia de mi Ama, algo que era conocedor que nunca debía de hacer porque las consecuencias serían nefastas para mí. La señora Marga comenzó a gritarme y recriminar mi comportamiento, había estropeado el momento que tanto deseaba. Su voz cada vez era más sonora en el interior del baño. Nunca la había tan enojada y furiosa conmigo.
- ¡¡ Me he vestido de esta forma solo para ti¡¡…… ¡¡He sido paciente todo este tiempo con esta práctica¡¡ …… ¡¡ encargué esta caja para mi disfrute¡¡ y tuuuuuu maldito estúpido Hijo de puta …. Has echado a perder todo – Empezó a recriminarme gritándome de forma muy enojada. Nunca la había visto tan enojada y hablando de aquella manera con insultos.
- Te aseguro que esta falta de respeto hacia mí la vas a lamentar….. he sido demasiado paciente contigo….. ya veo que me he equivocado….. lo haré de otra manera que no te va a gustar nada….. te aseguro que mañana va a ser diferente - . me recriminó furiosa gritando.
- No quiero verte, fuera de mi vista - Me gritó señalando con la goma de su guante que me marchara de la habitación .
Me había equivocado por completo, mi señora se había enojado mucho conmigo y con motivo. Había echado a perder aquel momento tan importante para ella. Aquella práctica era muy especial para ella l y yo la había faltado al respeto desobedeciéndola. Al día siguiente la señora Marga no cruzo mirada ni palabra alguna conmigo. Yo realizaba mis labores diarias mientras ella me evitaba, no deseaba verme. Eché en falta su ordenes, sus risas, nuestras conversaciones. Aquella mañana no se acercó a mí, nunca antes había estado tan furiosa conmigo.
A Mediodía, no tuvimos más remedio que sentarnos en la misma mesa juntos a comer según nuestras costumbres. Era conocedor que mejor era guardar silencio cuando ella estaba tan enojada. La señora Marga apareció con una vestimenta inusual y que en alguna ocasión me había provocado bromear con ella, pero hoy no era el día para bromear con mi señora. Mi señora a pesar de su edad y voluptuosidad era terriblemente coqueta, esa mañana había realizado labores de estética en su cabello. Había teñido su cabello de negro muy oscuro como realizaba cada cierto tiempo y luego se había colocado rulos por todo su pelo para sus rizos. Llevaba una gran cantidad de rulos en su cabello sujetos por una malla de red que envolvía su cabeza. Iba vestida con su camisón corto, sus rulos y malla de red en la cabeza y uno de sus guantes de goma en una mano. No realicé ninguna broma hacia ella, tal como dije hoy no era el día apropiado. Su rostro estaba completamente serio y aquella malla de red y sus rulos la conferían un carácter siniestro. Sus adornos estéticos la hacían parecer mucho más mayor de lo que era, la malla transparente de red marcaba más las arrugas en su rostro y la conferían un aspecto diabólico.
La señora Marga sirvió un único plato en la mesa. El plato era para ella. Llenó el plato de aquel guiso suculento lleno de alimentos y caldo que acostumbrábamos a comer. Aunque a mí nunca llegó a gustarme por la variedad de alimentos sumergidos que llevaban dentro del caldo.
- Tú ahora no vas a comer…. Así tendrás mas hambre para esta tarde…. Yo te proporcionaré tu comida no te preocupes - Me recriminó con un tono muy serio enojado . Traté de disculparme por mi comportamiento del día anterior. La señora levanto su mano indicándome que la conversación había terminado, no deseaba
- No quiero escuchar una sola palabra. Me has faltado al respeto desobedeciéndome y estropeando un momento muy importante para mi …. Esta tarde va a ser completamente diferente…. La culpa ha sido mía por ser tan permisiva contigo, pero no voy a volver a cometer ese error - Me recriminó y se hizo en silencio en la mesa mientras contemplaba como ella degustaba su plato.
Observaba como la señora terminaba su plato de aquel suculento guiso. Se levantó y se sirvió otro nuevo plato cargado hasta el borde casi derramándolo. Empezó a comer y comer sin un final. Aquel guiso la encantaba a mi señora, pero siempre se moderaba debido a su voluptuoso y excedido peso. Aquel día comió sin parar, se sirvió incluso un tercer plato de su guiso.
- Ya has observado cuanto he digerido….. esta tarde vas a tragar todo tu…. Te prometo que no vas a volver a faltarme al respeto y arruinar un momento tan importante para mí . Se ha terminado ser tan permisiva contigo - . Estaba realmente asustado con sus palabras, aquella tarde parecía que iba a ser el infierno según me había indicado. La señora había conseguido asustarme, su práctica escatologíca conseguía asustarme. Ser un completo masoquista no servía de nada ante aquella humillación, era algo diferente, no había dolor sino humillación absoluta.
Aquella tarde, llego el momento que tanto temía al escuchar las palabras de mi señora. Me llamó levantando la voz desde la habitación donde estaba situado el baño y aquella terrible caja que habíamos recibido. Acudí de inmediato y me encontré a la señora en medio de la habitación con diferentes preparativos. Esta vez no iba vestida de aquella forma tan excitante para mí. La señora no iba a desperdiciar su tiempo vistiéndose tan provocativa de aquella forma para que yo luego arruinase aquel momento que tanto había deseado. La señora Marga seguía con su camisón corto plateado hasta las rodillas y llevaba sus guantes de goma enfundados en sus manos. Continuaba portando sus rulos y red de malla rodeando su cabello que la conferían un aspecto siniestro. Me producía temor aquella guisa , no parecía ella con aquellos adornos estéticos , era una sensación extraña para mí, la dotaban de cierta siniestralidad y una apariencia mayor en años.
- ¡ Desnudate ¡ - Me ordenó. Obedecí al instante. Tras despojarme de toda mi ropa, la señora agarró sus esposas de metal que tanto odiaba por la presión y dolor que podían infligir. Cerró las esposas a mis muñecas en la espalda de una forma muy estricta. Me hacían mucho daño las esposas pero no me quejé, no era el momento de enojar más a mi Ama. Tumbado en el suelo boca arriba introdujo mi cabeza dentro de la caja en forma de wc. Cerró la caja y esta vez colocó un candado entre dos anillas que portaba el instrumento para cerrarlo de forma contundente. No podría sacar mi rostro de aquella caja cerrada por el candado cerrado con llave. Esta vez se había asegurado de colocar un candado metálico para cerrar la caja.
La señora Marga agarró el abre-bocas metálico entre su mano enguantada y se inclinó hacia la caja. Lo cerró en mi mandíbula manteniendo mi boca muy abierta. Mientras colocaba el abre- bocas dirigió su tono de voz enfadado hacia mí:
- Te dí la oportunidad de hacerlo de forma sencilla y más Agradable para ti…. Pero tú me escupiste a la cara con tu desobediencia…. Ahora va a ser muy distinto…. No vas a tener la más mínima opción … será mucho peor para ti ….. es lo que te mereces maldito estúpido…. – Recriminó muy enojada mi comportamiento mientras terminó de ajustar el instrumento metálico en mi boca. Nunca antes la había escuchado insultándome de aquella manera tan enojada.
La señora Marga se colocó en un lado de la habitación, sacó de una pequeña caja cerrada un nuevo enema en forma de pera de goma y lo colocó dentro de su ano. Empecé a escuchar aquel sonido que nunca olvidaré.
FLUUUUUUUUUUUUU FLUUUUUUUUUUUUU FLUUUUUUUUUUUUUUUUUU FLUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU
Esta vez apretaba la goma de la pera con más fuerza y de forma impaciente. La señora estaba muy enojada y no quería perder tiempo, deseaba que el enema surgiese efecto lo antes posible. FLUUUUUUUU FLUUUUUUUUUU FLUUUUUUUUUUU . Vertió todo el líquido del enema en el interior de su ano dentro de su culo.
Inyecto tanto líquido de la pera de goma que pronto surgió efecto. Rápidamente con prisas se sentó sobre la caja que cubría mi rostro. Levantó su camisón y apartó sus bragas a un lado de su culo dejando su ano al descubierto . Se sentó sobre la tapa de la caja y escuché el sonido de una fuente con agua descendiendo a raudales. Mi boca se llenó de un líquido marrón espeso, eran sus heces líquidas pastosas con trozos sólidos. Mi boca se llenó completamente de sus desechos. La señora Marga no paraba de expulsar heces liquidas en forma de pasta con pequeños trozos al interior de mi boca. Empezó a sobresalir de mi boca una vez descargó su interior. La señora Marga rápidamente se levantó de la caja, Agarró mi mandíbula con su guante de goma para que no pudiese ladearla y agarró varias tiras de cinta americana que ya tenía previamente preparadas. Colocó dos tiras de cinta americana sobre mi boca y se aseguró que quedaban bien pegadas. Aquella cinta era muy pegajosa y se adhería a la piel de una forma tremenda. Era imposible poder escupir cuanto llevaba en la boca.
La señora Marga contemplaba de pie a mi lado su obra maestra, esta vez había sido diferente. Estaba completamente amordazado por la cinta gris y mi boca llena de sus restos triturados con pequeños trozos. El sabor era terrible.
Ninguna persona de este mundo puede decir que el interior de su estómago huele bien, siempre huele mal y sabe fatal. En el caso de la señora Marga el sabor era terriblemente podrido, de los peores restos de desechos posibles debido a los suculentos guisos alimenticios que comía a diario. Era un sabor podrido y repugnante superior a cualquier persona. Un olor insoportable y el sabor completamente podrido. La señora me miró desde arriba de pie a mi lado junto a la caja donde se encontraba encerrado mi rostro, esta vez estaba satisfecha con el resultado.
- Vas a tragar todo…. No vas a tener otra opción, pedazo de mierda estúpido …. Tú has elegido que sea de esta forma…. Te aseguro que no te voy a dejar salir de la caja hasta que tragues todo… ya puedes darte prisa porque va a haber más…. Digerí demasiada comida hoy e introduje todo el líquido de la pera de goma en mi interior, va a ser una tarde muy larga - –. El terror y pánico se apoderó de mí. Seguía terriblemente enojada. Yo Tenía la boca completamente llena de sus restos podridos y no podía hacer nada para escupirlos. El rostro de mi señora mirándome desde arriba me producía miedo, su aspecto enojado con sus rulos, su red de malla me miraba fijamente. Se dispuso a abandonar la habitación pero antes de marcharse escuché de nuevo su voz desde la puerta del baño.
- Cuando regrese espero que hallas tragado todo….. no se te ocurra volver a desobedecerme…. – La señora se marchó de la habitación y me dejó allí inmovilizado con todos sus restos de su culo en mi boca. Era horrible el sabor de mi boca. Hice un esfuerzo por tragar aquella comida, no podía, era una comida completamente podrida. Me esforcé una y otra vez, tragué lentamente despacio. Finalmente tras un gran esfuerzo conseguí digerir todo. Respiré aliviado, había obedecido las ordenes de mi señora.
La señora Marga regresó de nuevo pasada una media hora. Entró en el baño de forma apresurada con cierta urgencia. Tiró de la cinta que tapaba mi boca de un tirón, agarró de nuevo el abre – bocas metálico y lo colocó apresuradamente manteniendo mi boca bien abierta. Se notaba mucha urgencia y rapidez en la señora Marga, algo la ocurría. Estaba inquieta y apresurada. Se sentó sobre la caja y volvió a deslizar con su guante sus bragas a un lado de su culo. Descargó de nuevo una gran cantidad de heces pastosas y líquidas en mi boca. Escuché como suspiraba aliviada. Se levantó de la caja y volvió a agarrar mi mandíbula rápidamente mientras introduciendo su mano enguantada en el interior de la caja rodeó mi boca con la cinta americana. Escuché el sonido inconfundible de la cinta rodeando mi boca y cabeza. Se aseguró que quedaba bien cubierta mi boca por la cinta.
- Uffff creía que no llegaba a tiempo y me lo hacía encima….. He comido demasiado e introducido demasiado líquido de la pera de goma…. Todavía queda mucho en mi interior… va a ser una tarde muy larga para ti hasta que vacié mi estómago por completo. Ve acostumbrándote….. Vas a estar castigado una semana entera…. Terminaste con mi paciencia…. Vas a ser mi retrete durante una semana, ese será la duración de tu castigo. vas a comer lo que te dé tu Ama durante toda la semana …. - La señora Marga me miraba desde arriba con sus brazos en jarras con sus guantes de goma apoyados en su cintura. Degusté y trague todos sus desechos una vez más sin ninguna opción. Esta vez fue mucho más difícil, estaba completamente empachado y ya no podía tragar más.
La señora regresó corriendo una vez más, el enema seguía haciendo efecto. Retiró la cinta americana de mi boca y fue el momento en que traté de suplicar…
- No por favor señora no quiero mas, porfgggghjmmmdd – Mi boca quedó de nuevo repleta de sus desechos sin poder de terminar de suplicar. Volvió agarrar el rollo de cinta americana:
- Durante toda esta semana estas castigado, vas a tragar todo lo que salga de mí, orina y caca. Vas a comer lo que yo te proporcione….. lo comerás y me darás las gracias…. Si escucho una queja o dejas de tragar….. aumentaré tu castigo una semana más…. Así sucesivamente cada vez que lo hagas…. Te aseguro que puedo tenerte un mes comiendo mis desechos….. Te aseguró que lo haré si vuelve a quejarte …. Si no te gusta ahí tienes la puerta y te vuelves con tu mamaíta,…. - La señora enojada se volvió a marchar de la habitación.
Aquella tarde fue muy larga para mí tal como me advirtió , estuve horas encerrado en el baño dentro de la caja con forma de wc. Mi señora Marga se sentó sobre mí en múltiples ocasiones, el enema y la cantidad de comida que había digerido provocaron un efecto explosivo en el interior de su estómago
Desconozco la cantidad de líquido marrón podrido que pude digerir, estaba completamente saciado y lloré con la cinta americana cubriendo mi boca. La señora Marga comenzó a reírse, su enfado empezaba a desaparecer, ahora volvía a estar sonriente y disfrutando usando de su práctica que tan especial era para ella.
Ya era de noche, había pasado toda la tarde digiriendo sus desechos provocados por el enema y su excesiva alimentación. Quitó la cinta de mi boca y me habló muy duramente:
- Ahora quiero saber si has tomado la decisión de marcharte o aceptar tu castigo durante una semana. Te dejé bien claro el día que formalizamos nuestra relación Ama – esclavo lo que ocurriría y tu aceptaste…. Pero has desobedecido desobedecer y tomarme por estúpida….. Esto es lo que ocurrirá si decides seguir siendo mi esclavo…. ¿Qué has decidido?- Me preguntó seriamente.
Estaba en juego nuestra relación, no deseaba terminarla bajo ningún concepto. Me disculpé y suplique:
- Por favor señora, siento haberla ofendido, soy un estúpido. No lo volveré a hacer, tragaré cuando me ordene, no deseo marcharme… por favor se lo suplico…. – mi señora me contemplaba desde arriba de la caja.
- Muy bien… tendrás otra oportunidad…. Ya sabes que te espera durante esta semana – La señora Marga agarró un trozo de papel higiénico entre su mano enguantada y limpió su ano. El papel lo introdujo dentro de mi boca. Agarró un segundo trozo y tras limpiarse su culo también lo introdujo en mi boca. Ahora tenía la boca repleta de papel completamente húmedo, sucio y marrón. Cerró mi boca de nuevo con la cinta.
- Cuando regrese no quiero ver un solo trozo de papel en tu boca, lo masticas y lo tragas.- La señora volvió a marcharse dejándome allí masticando aquel papel horrible.
Una vez terminado mi castigo, la señora me liberó de la caja y me indicó que me marchará a continuar mis labores que había abandonado aquel día.
Me levanté y me dispuse a abandonar la estancia. Cumpliría sus órdenes durante toda la semana, jamás me apartaría de su lado. Antes de salir de la habitación, la señora me detuvo con su voz. Me detuve en ese momento y me giré para escuchar a mi Ama.
Llevas tiempo suplicando te deje masturbarte…. Así lo haré…. Mañana te masturbaré yo misma varias veces seguidas hasta dejarte sin una gota…. Luego dentro de la caja comerás todos mis restos… te aseguro que sin estar excitado va a ser muy duro para ti…… vas a aprender a adorar mis restos y desearlos… te aseguró que tragarás todo…. Quiero un esclavo servicial para mí…. Serás mi cerdo – La señora se dirigió hacia un lado del baño y agarró una pinza de madera de tender la ropa
- Tragaras todo cuando yo te de…. Sino lo colocaré esta pinza en tu nariz con la boca rodeada de cinta americana, te aseguro que tragarás rápidamente para que te libere de la pinza y poder respiras, …… ¿Quieres comprobar si soy capaz ?... a partir de ahora te voy a tratar como te mereces…. No vas a volver a desobedecerme estúpido cerdo , te enseñaré quien manda .– La señora Marga comenzó a reírse a carcajadas mientras sujetaba con su guante la pinza de madera.
La señora Marga nunca dejaba de sorprenderme. Su crueldad no tenía límites y eso era precisamente lo que más amaba de ella. Os puedo garantizar que estuve dos semanas degustando a diario todo cuanto salía de su interior. Su crueldad no dejó de sorprenderme cada día que pasaba. Uno de los días que llegue a casa tras mi trabajo en la tienda de la señora Teresa, observé como mi señora Marga se dirigió hacia mi sujetando una caja de plástico hermética. Me mostró su interior y quede completamente horrorizado, había guardado su caca matutina en un recipiente para alimentos .Eran dos salchichas marrones grandes y muy mal olientes. Sonrió mirándome:
- Te dije que no iba a usar el wc en toda la semana…. Si no estás en casa lo guardo para tu regreso….. - . Observé como me ordenaba tumbarme en el suelo dentro de la caja y agarraba la cinta americana de color Gris. Comenzó a enfundarse sus guantes de goma.
- Abre bien la boca porque va a entrar por completo de una sola vez…. La masticaras y la tragaras…… - . Agarró con la palma de su guante todos sus desechos sólidos y duros de la mañana y los introdujo en mi boca. Cerró mi boca con la cinta dando múltiples vueltas con ella sobre mi rostro.
- Ahora mastica y traga… no te levantaras de ahí hasta que compruebe que no queda nada en tu boca. Ya puedes darte prisa, tienes 20 minutos para tragar todo o sino… yo te ayudaré - La señora sacó del bolsillo de su delantal la pinza de madera.
FIN
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