La Libertad III_16:...
 
Compartir:
Notificaciones
Vaciar todo

La Libertad III_16: día 07_vecinos

21 Respuestas
2 Usuarios/as
10 Me gustas
443 Visitas
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

LIBRO 3. EPÍLOGO: LIBERACIÓN. CAPÍTULO V.

día 07 - 21.07.2012 - vecinos

 

 

 

 

 

Cogí las bolsas de basura con una mano; pesaban bastante, la verdad. Abrí la puerta del tendedero y desde allí la que daba al jardín posterior para salir de la cocina y bajar por la escalera trasera hacia el garaje. Me aseguré de dejarlo todo bien cerrado, preguntándome dónde podía buscarle primero, porque algo me decía que no iba a estar precisamente en su casa. 

 

No tuve que esforzarme mucho. Escaleras abajo, vi una sombra que se perdía por el lateral de mi casa, hacia el garaje. Como era de esperar, Lucas andaba todavía por ahí, husmeando; solamente esperaba que no hubiese visto a su amiguito del alma: mi primo Pablo. Bajé con cuidado las escaleras. Cuando llegué abajo, comprobé que se había escondido sin demasiado disimulo detrás del murete que separaba el jardín de la entrada del garaje, justo a la vuelta de donde estaban los cubos de basura. Tiré las bolsas apestosas y me giré, comprobando que la puerta peatonal que había para entrar a la casa desde la calle, junto al portón del garaje, estaba sin cerrar con llave, como acostumbraban mis padres. Abrí, arrastré los pesados contenedores a la acera y volví a entrar, cerrando la puerta tras de mí. Al hacerlo, me giré hacia él, y dije:

 

- Anda, Lucas, ven.

- ...  

 

Evidentemente, Lucas no contestó. Me metí en la casa por la entrada que daba a los trasteros y otros cuartos que mis padres usaban para almacenaje, junto al garaje. Avancé pasillo adentro, y abrí la puerta que daba al garaje desde el interior. Encendí la luz.

 

- Te he dicho que vengas, vamos. Y cierra la puerta al entrar.

 

Una sombra se movió fuera; yo ya no podía ver bien lo que había allí. Entré al garaje desde el pasillo. Justo delante de la puerta del pasillo, había un coche, pegado a la entrada del garaje. Más atrás había dos más, amontonados en aquel pequeño espacio: uno el de mi padre, otro un viejo golf negro que a veces solía usar yo. Ambos estaban cubiertos con fundas grises que mi padre les colocaba cuando trabajaba en su taller de bricolaje casero que tenía allí instalado. Me acerqué hacia mi coche, y me quedé apoyada sobre éste, sobre la funda gris. Escuché cerrarse la puerta de entrada al pasillo y unos pasos acercándose.

 

Lucas apareció por fin ante mí. Parecía atemorizado, llevaba el mismo bañador largo rojo y la misma camiseta que tenía puesta hacía unos momentos, cuando le vi en la calle mientras Nuria me follaba contra la ventana. Esa camiseta tenía un pequeño bolsillo sobre su pecho, en el que había guardado el móvil después de fotografiarme, y donde todavía seguía, sin que el niño hiciera el menor ademán de esconderlo. Me entraron ganas de arrancárselo de allí y estamparlo contra el suelo. Y después, cruzarle la cara... Parecía que estuviera enfadada con él, pero en realidad no era ira lo que sentía. No podía sentir ira hacia aquel pobre crío. En realidad… en realidad, estaba caliente. Y tenía hasta unas ciertas ganas de jugar… al fin y al cabo, Luquitas no era de la familia…

 

- ¿Qué piensas hacer con las fotos, Lucas?

- ...

- Dime, no tengas miedo...

- Lo siento, Laura, yo...

- A ver, Lucas, no te voy a negar que tú y yo, bueno, en fin, ya hemos hecho unas cuantas... "cosas", es cierto. Aunque sabes que eso con Pablo se acabó, ¿verdad? Supongo que tu amigo ya te lo habrá contado ¿no?

- Sí, claro, bueno… digo...

- Está bien, está bien... sois amigos, es normal que habléis de... esas cosas... Dime una cosa, vosotros dos… ¿lo seguís haciendo?

- Laura, yo...

- No tienes que contestarme si no quieres, claro.

- No, no pasa nada... sí, lo hacemos, claro... cuando estamos solos ¿no se lo dirás a nadie no?

- ¿Estás loco? Después de lo que hemos hecho todos... no, ¡claro que no!

- Al que no he vuelto a... es a Carlos...

- Ya... Bueno mira, Lucas, tampoco puedes pretender que un tío como Carlos… en fin, él es casi un hombre ya y… ¡joder! Mira, no es eso de lo que quería hablar, sino de ... como comprenderás, no me preocupa que... en fin, que hayas visto lo que hayas visto, y no sé muy bien que es lo que habrás visto, en realidad, a parte de mí en pelotas empotrada en la ventana, y supongo que, aparte de eso, seguramente poca cosa en realidad, aunque eso ya podría ser bastante, la verdad, pero lo cierto es que contigo no me preocupa, como comprenderás, por lo que tampoco voy a hablar más del tema. Lo que hayas visto guárdalo en tu cabecita, y disfrútalo cómo prefieras, ¿vale?, a mí eso no me molesta, hasta te diré que me halagaría si lo disfrutaras a fondo, no te lo voy a negar, pero sí que te pongo una condición clara: que no salga de ahí, no quiero que lo hables jamás con tus amigos, ni con Pablo, desde luego, ni menos con Carlos, ni por supuestísimo con cualquier familiar mío o tuyo, claro… y menos conmigo que con nadie. No sé si me explico: no quiero escucharte ni media palabra sobre eso, jamás. Sólo tú, solo para ti… ¿me lo prometes? - Me abrí un botón de la camisa mientras se lo preguntaba, para tratar de animarle a valorar positivamente la oferta que le estaba haciendo. Bueno, era verdad que moría de calor y de nervios, pero también era cierto que mis tetas estaban a punto de salirse por la descomunal raja de la camisa.

- Sí... sí, Laura, tranquila. No pienso hablar con nadie del tema. Con nadie. Seré una tumba. - Una tumba, me hizo gracia la expresión...

- En cuanto las fotos... – mis dedos juguetearon peligrosamente con el siguiente botón de la camisa. Si me desabrochaba otro iba a quedarme virtualmente en bolas delante de aquel crío.

- ¿Qué me darás a cambio? - Su súbita pregunta me sorprendió. Se suponía que estaba a la defensiva, ¡maldito niño! ¿En qué momento era él quien había pasado al ataque?

- ¿A cambio? ¿Cómo que a cambio? ¿Pero no has tenido ya bastante? Además que yo... bueno, sencillamente las quiero para que no tengas la sensación de ir enseñándolas, y menos a la persona equivocada... en fin, esas fotos no debería verlas jamás según quien, por ejemplo Pablo, o Carlos... - acababa de descubrir mis cartas, pero es que estaba demasiado nerviosa – Mira, si es por fotos, yo te puedo dar otras fotos, donde se me vea todo, incluso mucho mejor, pero en las que no se me reconozca, ni se pueda llegar a ver nada más… de hecho seguro que se me ve todo mejor en lo que yo te de, esas que has hecho con el móvil es imposible que salga nada bien, y...

- Ya, pero seguro que no tienen tanto morbo... con esa cara de vicio que pones cuando te corres, Laura, es que eso es insuperable -  la cara de Lucas arrojó una impensable sobra de malicia. Decidí atacar fuerte, antes de que se me fuera todo de las manos, ¿cómo podía ser, si le estaba controlando hacía justo unos momentos?

- Mira Lucas, ya te he dicho que tú y yo, en fin, es cierto que hemos hecho cosas… - mis palabras acabaron por ser una huida hacia delante, más que un ataque estratégicamente preparado - …cosas que no me importaría repetir algún día, claro...

- Ahora.

- ¡¿¿¿Qué???!

- Que quiero follarte. Otra vez... - su puntualización me sonó espantosa. – Ahora.

- No... Pabl... ¡Lucas!, no, eso no puede ser...

- No soy tu primo, Laura, no es lo mismo que con él, y, joder, olvídate por un momento de mi edad... - tenía razón, yo podría olvidarme de su edad sin demasiado esfuerzo, tenía tantas ganas de sexo… pero es que era cierto que él no era Pablo: no tenía ni su belleza, ni su morbo… ni su polla. Aunque un cierto morbo tenía, debo reconocerlo, algo habría para que me lo hubiera cepillado dos veces y me estuviera planteando acceder a la tercera. Y, a fin de cuentas, estaba claro que algo iba a tener que darle para conseguir aquellas fotos, el muy cerdo había arrancado de forma inmediata con aquellas formas de chantajista, y no iba a ceder así como así. Pero no podía ser, joder, no, llevaba una semana negando a Pablo, y ahora me iba a entregar sin más a su amigo a la primera de cambio... Hostia, es que aquellas ganas de sexo que tenía eran tan exageradas…

- No... Lucas, lo siento, es que… hoy no puede ser...

- ¿Que hoy no? ¿Y eso por qué?

- De verdad, de verdad… mira, ¡te prometo que lo haremos! ¡¡A la vuelta de verano!! - joder, ¡¡le acababa de prometer que iba a follar con él!!

- ¿¿¿De veras???

- Pero tienes que darme las fotos, ¡ahora!

- Eh, eh... no, no, entonces las fotos también a la vuelta de verano... - su sonrisa malévola volvió a aparecer. Desconocía aquella faceta de ese niñato, pero lo cierto era que yo solita me había metiendo en ese embolado con mi jueguito de seductora, pensando que de solo dejarle ver mis tetas por el escotazo de la camisa iba a ser suficiente para dejar temblando al chiquillo.

- Tú ganas Lucas… te haré una mamada ahora y, a la vuelta de verano, follamos. – No me lo podía creer… ufff tenía tantísimas ganas de comerle la verga a Pablo, que estaba claro que iba a saciar mi hambre de polla con aquel niño.

- ¡Trato hecho! Yo te prometo que guardaré las fotos bien seguras hasta que tú y yo... lo volvamos a hacer... - ¡maldita su insistencia con el "volver"!

- No, no, tienes que dármelas ya...

- Entonces, no bastará la mamada...

- Está bien, pequeño cabrón. ¿Puedo fiarme de ti? ¿aguantarás todo el verano?

- Te lo aseguro, seré una tumba, si esa mamada merece la pena, que con tu boquita seguro que lo merece...

- ¡Hay que joderse! - musité - ten cuidado no te mates a pajas con mis fotos este verano, que luego me llegas sin fuerzas y no quiero aburrirme ¿vale?

- Tranquila, Laura, me reservaré para ti... - Nada odio más que un niñato crecido.

- Anda, vamos, pasa para adentro. Lo haremos aquí mismo.

 

Levanté un poco la tela gris que cubría mi golf. Abrí la puerta, bajé el asiento del conductor y le dejé pasar. Lucas se sentó en el asiento trasero. En fin, había vivido situaciones muy parecidas con tíos mucho peores por cuatro duros, y en el fondo hasta me apetecía hacerlo así con él en plan sucio, para variar un poco del torbellino sexual que me esperaba cuando subiera al piso de arriba. Tenía su morbo, pensando que justo encima tenía a Nuria, María y Pablo. Dejé caer la tela azul, cerré la puerta y me puse de rodillas en el suelo del coche, entre las piernas de niño de Lucas. En aquel mismo coche, en aquella misma posición, mientras María conducía, hacía años que había hecho mi primera mamada, de camino a aquel mismo garaje. La polla con la que me estrené, sin ser ninguna maravilla, era ya entonces mucho más adulta y grande que la que estaba a punto de sacar de la bragueta de Lucas, es verdad. A diferencia de Pablo, Lucas tenía aún polla de niño, y eso no era algo que me gustara. Pero he estado con muchos adultos que tenían pollas así, casi infantiles, y la mayoría de las veces conseguía disfrutarlas, de manera que tampoco sería para tanto. En fin, al lío, me dije, que me estaban esperando arriba y no era cosa de tardar demasiado.

 

Le toqué un poco el paquete, en suaves caricias, sobre el bañador. La gruesa tela, sumada a esa redecilla que llevan como forro los paquetes de los bañadores de los tíos, no me dejó sentir demasiado. Le miré a la cara. Él me miraba, impasible, con una cara extrañamente inexpresiva. Era curioso, cuanto más jóvenes más nerviosos, solía ser la norma, desde luego a mi pobre primo se le notaba el desquicie, aunque sólo fuera en la expresión, igual que su hermano, que no revelaba nervios, sino ansia de poseer, de meter, de alcanzar placer. Pero Lucas, ahora, parecía como si lo que estaba haciéndole en la polla fuese lo normal de cada día, el ejercicio típico de antes de cada cena... Con la mano izquierda le estrujé con fuerza el paquete, o lo que debía ser su paquete, arropado como estaba por aquellas gruesas capas de tela, mientras que aproveché para meter la derecha, como una culebra, por la pernera derecha del bañador, discreta, suave, acariciante. Las yemas de los dedos tocaron fondo, y lo rodearon. Aquello debía ser el paquete, casi seguro que la polla, aunque seguía atrapado en la redecilla, cuyos límites no fui capaz de encontrar, porque debía tenerlos demasiado remetidos en las ingles. Me limité a acariciársela por encima.

 

No me esperaba aquello, porque jamás me había pasado con mis primos, ni tampoco con él antes: la polla de Lucas estaba en reposo total. Me sorprendió tal cosa, porque le imaginaba mucho más... excitado. De hecho, yo misma estaba excitada. Lo suficiente como para sentir mi sexo abierto y ya húmedo Sin embargo, Lucas tampoco recibió mi primer contacto directo con su sexo con indiferencia. Gimió hondo, y echó su cabeza para atrás un momento. Pero enseguida su flequillo rubio volvía a caer hacia delante, y me dirigía una mirada inquisitiva.

 

- Vamos Laura ¿a qué esperas para empezar de una vez? mhhhhh.

 

Bien, bien. Aunque su polla no reaccionara, había ansia. Pero me impresionó que no considerara que ya había empezado, ¡que le estaba tocando la polla! Me pregunté hasta qué punto había llegado con mi primo, quiero decir, qué frecuencias habrían alcanzado, cómo de rutinario se le había hecho todo... para que estuviese tan acostumbrado a su edad a sentir una mano ajena en su miembro sin que este se le viniera arriba. Me jodía, porque no concebía que un crío como él pudiera controlar sus impulsos teniéndome de rodillas ante sus piernas a punto de comerle la polla y con una mano sobándosela ya directamente.

 

Dejé de estrujar el paquete, y se lo sobé lo que pude con la mano de dentro del traje de baño. Una cosa era cierta: el pene de Lucas estaba caliente, ardiendo.

 

- Tssss. Tranquilo. Ni si quiera la tienes dura aún.

 

Saqué la mano, y utilizando ambas, deshice el nudo del bañador. Me costó un poco, de hecho al final tuvo que ayudarme él. Cuando por fin estuvo suelto, él mismo empezó a bajarse la prenda, levantado el culo para sacarla de debajo suyo. Le aparté las manos, y me hice con el control. Empezaba a ponerse nerviosa, y eso me gustaba más. No solo no me iba a costar mamarle la verga, sino que si realmente me excitaba con ello podía llegar a disfrutarlo bastante, dada la situación. Poco a poco, tiré y tiré de aquello hacia abajo, y no tardó en empezar a aparecer una mata de pelo rizado y rubio intenso, casi castaño, mechada de cabellos oscuros, como sus cabellos. Era un vello púbico bastante denso, y de un matiz extraño, casi brillante, dorado, corpóreo, pero sin esa apariencia de oso que tienen los sexos de los tíos morenos y peludos. La polla, pequeña y levemente oscura respecto a su piel, con un tono anaranjado, tenía una forma cilíndrica, muy agradable. Todavía la faltaba mucho desarrollo, pero me daba la sensación de que nunca tendría una gran polla; seguramente superaría a Javito, aunque eso es fácil, y poco más.

 

Lo que no podía negar es que tenía un miembro de gran belleza. Me llamó la atención que no lo recordara, en fin, no por que me hubiese hecho el amor dos veces, hay tíos de los que no recuerdo ni la cara, a pesar de haber repetido, pero con él, era distinto, había sido siempre especial, súper morboso, y había estado unas cuantas veces con él, quiero decir, le había visto, a lo tonto, la polla muchas más de aquellas dos veces, se la había cascado, mamado, me había dado por delante y detrás... espera... ¿se la había mamado? lo curioso es que no podía recordar ni una sola vez que hubiera tenido esa verga en la boca... ni tan siquiera una paja, a decir verdad, y sin embargo, estaba segura de haberlo hecho, y unas cuantas veces. Qué locura. Había estado tan absorbida por mis primos, por sus cuerpos, por todo lo de Pablo, que realmente había pasado de Lucas, le había tratado como a una puta cualquiera de un burdel, como al típico que está en la orgía de relleno, amigo de amigo que a nadie dice nada, pero que a nadie le importa hacer y dejar hacer, aunque luego nadie recuerda.

 

Y empezaba a pensar que había hecho mal, realmente mal. Una oportunidad perdida, quizás, me dije. Y más con un vecino, a un vecino siempre hay que tratarle bien, ¿no? Que luego siempre están a mano, y son un buen recurso en determinados momentos... Era otro crío, sí, pero... ¿no había decidido ya que con Pablo nada importaba? Era curioso, me decía una y otra vez que sí, que estaba preparada, que ciertamente era absurdo seguir luchando contra lo obvio, pero no me decidía, al final siempre metía el freno. Ni siquiera le había hecho una mamada aún. Y, en cambio, ahora se la iba a hacer aquí, a su amigo. A mi vecino. Me sentía sucia, como si estuviera traicionando a Pablo con su mejor amigo. Como siempre, era una zorra a la que no le costaba lo más mínimo poner los cuernos a su cabeza. Bueno, eso en realidad es tan cierto, nunca me ha importado lo más mínimo. De hecho, es algo que siempre me ha dado bastante rollito… Así que sí. Por supuesto que se la iba a hacer. Me di cuenta de que para acabar aquel loco día, una polla era lo que mejor me iba a venir. Para afrontar con la cabeza clara lo de Pablo, cuándo y cómo. Para entender bien lo de Nuria, y saber explicárselo a Mer. A mi las pollas siempre me han calmado, como a otros la tila, o a otros un cigarro. Pero, además, simple y llanamente, me apetecía, y mucho. Tenía la sensación de que me había metido allí obligada por aquel bastardo, chantajeada por las fotos, vendida como una puta, hasta que me había puesto en situación. Y ahora, una vez allí, al verle la polla me di cuenta que se me hacía la boca agua, y que me moría por tenerle eyaculando ya en mi garganta.

 

Restregué la cara, con la boca abierta y la lengua fuera, un largo rato sobre su sexo. Olor a semen, a éxtasis, a pis y a niñato con mala higiene íntima… y una piel híper suave y un vello híper suave...

 

- Vamos, vamos, Laura... - Lucas me intentó sujetar la cabeza con una mano, pero todavía no había empezado realmente, así que la levanté.

- Lucas, qué delicia... está creciendo bien, mhhhh ¡qué rico!

 

Empecé a lamerle a pequeños lengüetazos la puntita, que tenía levemente descapullada desde el principio.

 

- Ayhmmmm qué bieeen...

 

Luego se la cogí con la mano derecha, en reposo me cabía prácticamente entera allí, y usándola de apoyo me la empecé a comer, flácida todavía, mordiéndola por todo el costado que quedaba libre. Se la sentía caliente, se la sentía sudar, y su punta empezó a perlarse de sus tiernos líquidos.

 

- Mi niño, ¡qué buena! -  me la metí entera una primera vez.

 

En reposo casi total como estaba, aunque ya había empezado a hincharse, me cabía de sobre en la boca, mi lengua era más grande que su polla, así que la desbordó a lengüetazos, mientras succionaba aquel flácido apéndice de manera un tanto sádica, de lo salida que iba y las ganas que tenía.

 

- ¡Ayyyyyy! - se quejó, pero luego el quejido se quebró en gemido.

 

La humedad total que rodeaba su vástago estaba surtiendo efecto. Le liberé, y el miembro cayó sobre la mata de pelo rubio, empapándolo de mi saliva. Empezaba a ponerse duro. Increíble,  aún así… pocos hombres aguantarían sin tenerla prácticamente arriba ya, con lo que llevaba hecho. Lucas parecía un tío experimentado. O quizás era que llevaba y todo aquel rato previo matándose a manolas con mis fotos, y ya no daba para más, jijiji... No pude evitar pensar que era eso lo que pasaba, pero aún así me estaba poniendo tan guarra el proceso, tan delicioso... La puse sobre la mano izquierda, y repetí la comida de tronco por todo el lateral contrario, y luego otra vez enterita para dentro. Aquello empezaba a coger cuerpo, y él jadeaba ya casi de seguido. Procurando empaparle bien el nabo mientras sorbía y estiraba, dejé que mis babas le resbalasen hasta los huevos... mmmhh, estos sí que le habían crecido, recordaba sus pequeños huevos de codorniz, incapaces de producir para más de una corrida al día... pero aquella tarde estaban hinchados, hermosos... casi se podría decir que plenamente desarrollados... Es lo que tiene ejercitar una parte de tu cuerpo, me dije, que siempre se desarrolla... Me deleitó tocarle las pelotas, el rugoso escroto, todavía en Lucas ligero y fino, casi infantil aún, cubierto de largos pelos dorados, y bajé, bajé una poco, atrevida, por la zona perianal, hasta la entrada misma. Mi niño, había recibido tantas veces por detrás que aquello era visita obligada. Bingo, el cóctel de pelotas-culito funcionó, y en segundos su rabo se puso tieso como un martillo.

 

Pude al fin sentir a aquella pequeña bastarda dura como un palo en mi boca. Cuando me apretaba a su pubis y me metía sus pelotas en la boca, el glande se clavaba en mi garganta. Suficiente, me dije, suficiente para poder disfrutarlo yo también. Así que vamos allá. Le cogí las manos, y se las llevé a mi cabeza. Me vendría bien que me ayudase a empujar para poder metérmela bien hasta las bolas, y además me gustaría que marcara él el ritmo, no quería que se me fuera de las manos demasiado rápido. Y, sin embargo, el pobre niño estaba ya vendido.

 

Toda la entereza demostrada hasta el momento, se le vino abajo de golpe al empalmarse. Sus propias manos se obstinaron en un ritmo frenético, desaforado. En definitiva, todo fue muy rápido, una feroz cabalgada del crío que casi me destroza la boca, que yo gustosamente le entregué, acabando con la garganta dolorida de los golpetazos de su capullo, la mandíbula dada de sí del ansia de tener los cojones dentro en todo momento, los mofletes agotados de succionar, y la boca en sí llena de pelo y semen. Él me soltó en cuanto se vino, empujando su pelvis hacia mi cara y dando alaridos. Yo me aferraba a él para no perderle. Pero hasta la corrida fue rápida, aunque copiosa, y su rudeza me impidió disfrutar el post orgasmo golosamente, como me gusta a mí.

 

Había sido raro, pero había sido todo como él había ordenado, al fin y al cabo. Yo había sido una buena zorra sumisa, y había puesto todos los extras, le había adulado, le había mostrado bien cómo su polla, su apreciada polla acababa dentro de mi boca de varias maneras, y el placer que eso me daba, y le había aceptado, entero, hasta los huevos.. En definitiva, me había comportado y vendido como una puta barata, lo hubiese pretendido o no (yo creo que sí que hice todo lo posible porque él me viera de aquella manera, me ponía mucho provocarle con aquella sumisión tan extrema y vulgar). Tanto mejor, yo lo había gozado lo suficiente, más por poder mostrarme por un momento como la puta que era que por el sexo en sí, y desde luego que parecía que a él le había gustado, a juzgar por los jadeos y grititos que estaba dando.

 

Bien, pues si hemos jugado como una puta,  rematemos como una puta. Erguí la cabeza, levantándome, sonriente. Estaba un poco mareada del esfuerzo, la falta de oxígeno, el ambiente del coche cerrado y cubierto, saturado de sexo. Nada fuera de lo normal, al fin y al cabo. Abrí un poco la comisura de los labios, y empujé con la lengua. Noté el goterón de semen resbalar por mi barbilla, directo a mi cuello, a gran velocidad. Debía ser grande, jiji. Rápida, levanté la mano, y la pasé por mi barbilla, recogiendo aquello. “Sí, mi niño, te has corrido dentro de mi boca, como todo un hombre”. La abrí levemente para que la viera. “Y la tengo llenita de esperma, jiji, de tu esperma”. El pobre Lucas, aún no recuperado del todo de la mamada, me miraba alelado. Aquello es un mito erótico que la mayoría saben que no van a alcanzar jamás. Y él ya lo tenía cumplido a tan tierna edad... aunque me negaba a asumir que Pablo no se lo hubiera hecho ya también, el muy putito, se lo había visto hacer a su hermano, más de una vez, el perro de mi primo, lleva el sexo tan dentro, como yo, le sale siempre tan natural... y al fin y al cabo ¡ha aprendido a comer pollas de la mejor! Jijiji.

 

Pasé el dorso de la mano, empapado en el semen que acababa de recoger de mi cara por la boca, y lo chupé con los labios. 

 

- ¡Qué rico! no quero desaprovechar nada - dije riendo.

 

Todo estaba dentro, se había terminado. La polla de Lucas estaba de nuevo flácida.

 

Habría sido fácil acabar aquí, él se hubiera llevado las fotos, pero me hubiese hecho caso y no la habría liado. Chimpún. Un millón de pajas después, a la vuelta del verano, me acostaría con él, Lucas sabía que yo cumpliría, me daría las fotos, y fin de la historia. Grotesco y miserable, puede ser, pero claro y fácil.

 

Sin embargo, había un pero.

 

Claro, normal, siempre lo hay, siempre conmigo en estas situaciones. No me lo esperaba, pero había estado bien.

 

Mi forma de ver a aquel niñato... había cambiado. Y me había puesto caliente, muy caliente, brutísima. Estaba mojando y con el coño a mil por hora. Así que, con Lucas atribulado, sin saber cómo salir de aquella, me subí sobre él, y empecé a besarle. Suave, tiernamente. Todo empieza así. Lo bueno es que esta vez sabía que se le iba a empalmar enseguida, le notaba caliente también a él, todavía. Y una vez que se trempara... el resto iría solo, yo esta taaaan abierta...

 

En fin, los besos, los piropos, el cómo has mejorado, no te recordaba así, ha merecido la pena lo de las fotos, me alegro de estar aquí, y él enseguida buscando mis tetas, sobando mi culo, aprovechándose de mí, porque yo me dejaba hacer todo, y seguramente me estaba entregando a él como nunca había hecho, y eso a él le atemorizaba y le incitaba a partes iguales. Cuando me quise dar cuenta, me estaba comiendo las tetas por la camisa abierta, mientras yo alborotaba su denso y suave pelo. Él me acariciaba muslos y caderas, y yo empecé un instintivo movimiento de culeo sobre su pubis y sus piernas. Al primer frotamiento, me di cuenta de que no iba a hacer falta más, el niño estaba preparado, y bien caliente. Iba a ser fácil. Me estiré un poco para atrás, ofreciéndole aún más las peras. Obsesionado como estaba con arrancarme las mamas, me dejó campo libre, mis manos fueron a mi trasero, apartaron la tímida banda de tela del tanga de Nuria, tantearon su verga, apunté, y me eché aún más para atrás, descendiendo.

 

Ni por asomo acerté, pero tenía el ojete del culo abierto y mojado como un vaso de agua, así que su polla acabó entrando igual, como caída en un embudo. Fue fácil, pese a ser el culo. El dildo había hecho su trabajo, y la polla de Lucas, ridícula en comparación, no era ningún problema. Me miró asombrado, y yo empecé a cabalgarle a golpes, en violentas culadas. Él pronto empezó a ayudar, aunque la voz cantante la llevé yo. Se acabaron los gritos, se acabaron los gemidos, aquella fue una follada extrañamente adulta, yo la necesitaba como agua de mayo, él cumplió como el mejor, de forma rotunda, ruda, varonil, a diferencia de los extraños polvos del tipo de aquella mañana. Los jadeos secos, entrecortados, los besos interrumpidos, los mordiscos, nuestros mutuos ataques viscerales. Ambos estábamos al límite. Y yo estaba, concretamente, al borde mismo del desenfreno, porque no le estaba notando. Quiero decir, le notaba, la tenía dentro de mi culo, y tal, pero... no era tan pequeña, la única explicación era que yo estaba demasiado caliente y húmeda, lubricada en exceso... Desesperada, atacaba a culadas al pobre chico, que no solo se dejaba hacer, sino que ponía todo de su parte para facilitarme, e incluso empujaba y me controlaba cuando podía. No se quedaba impasible, ni mucho menos, estaba siendo un polvo muy físico, y nunca jamás había tenido uno así con un chico tan poco desarrollado, era curioso.

Inesperadamente, hubo un momento de tensión, cuando próximos al clímax, o por lo menos al suyo, escuché la puerta del garaje que daba a la casa abrirse.

 

- ¿Laura? ¿Estás ahí? - Era Nuria; debían de estar buscándome, llevaba demasiado tiempo fuera, mierda...

 

Lucas me miró aterrado, pero seguimos follándonos, sabíamos que era una locura, pero ninguno de los dos era capaz de parar... Estábamos a punto de explotar, y nos mordíamos los labios para no gritar, tratando también de que el coche no se moviera demasiado. Mi desesperación por aferrarme a los mínimos roces en los que su nabo me llegaba a algo realmente profundo me hacía seguir y seguir, ignorando el peligro. No se escuchaba nada ya, ¿se habría ido?

 

- ¿Lau? - volvió a sonar la voz.

 

Sin duda Nuria había escuchado algo, pero no sabía qué. Bueno, un garaje desconocido siempre es un sito raro, con ruidos extraños que pueden venir de cualquier fuente inesperada... y no es un sitio agradable para estar sola, supongo. Nuria se fue, cerrando la puerta. Lo malo es que apagó las luces. Pero dio igual, Lucas y yo nos lanzamos a la cabalgada final, y nos fuimos agitadamente entre golpes y arañazos. O creo que me fui, no sé, mi culo palpitante emitía todo tipo de vibraciones y sensaciones. Sin embargo, nada más terminar, noté un vacío enorme, como si su polla nunca hubiese estado dentro de mí. Quiero pensar que mi cuerpo reaccionó casi instintivamente, aprovechando los menores impulsos, pero realmente tenía el culo tan dado de sí, que a su pequeña pollita le costó llenarme, a pesar de que yo hubiese sido capaz de sacarle partido. Había que joderse, pensé, aquella mañana con el calamar del videoclub, un tipo que más que resultarme indiferente estaba a punto de hacerme sentir directamente asco, pues había llegado a ver las estrellas… y, de repente, allí en el garaje estoy que pierdo el culo, literalmente, por mi vecinito, y lo tengo tan abierto por los juguetes de María que es como si ni siquiera me hubiera llegado a dar un poquito por detrás. Vale que era un niño, vale que su polla no era ninguna maravilla, pero era un niño que había follado y tenía ya polla más que suficiente… joder, y sobre todo, la tenía horriblemente dura, algo que siempre me pone a mil. Quizás tampoco ayudó nuestra postura, con él sentado en el asiento trasero y yo montada a horcajadas sobre él, pero más preocupada por no aplastarle, realmente, que por follarle en condiciones (Lucas en aquella época era todavía menos corpulento que Pablo, y una mujer de mis características dando saltos desbocada sobre él podía haberle destrozado, sencillamente). Lo malo fue eso, que después de todo me quedase en el culo y en el cuerpo esa extraña sensación de farsa e vez de la dulce paz del orgasmo que tanto estaba ansiando.

 

Vamos, que seguía caliente.

 

También era posible que me hubiese puesto perrita, pero mucho, la aparición de Nuria, o incluso directamente la sensación de peligro ¿qué habría pasado si me hubiese pillado? Lo mirases por dónde lo mirases, me estaba tirando a aquel pobre niño ¿en qué situación me dejaba aquello respecto a Pablo? Las consecuencias de la pillada habrían sido imprevisibles, todo podía haber pasado a partir de ahí… eso es algo que, después de que todo pasara, me he preguntado a menudo, qué habría pasado si Nuria llega a detectar el origen de los ruidos que había escuchado, y hubiera levantado la funda de tela que cubría mi coche, descubriéndome dentro con el pequeño Lucas. Por supuesto, ni ella ni nadie llegaron a saber nunca del tema. Con el tiempo, oficialicé ante ellas que también me veía con Lucas, y punto, pero después de superar por fin lo de Pablo, era algo casi obvio, que ellas siempre supusieron que terminó siendo traído por él y no por mí. Pero estoy adelantando acontecimientos. Lo cierto es que a Pablito seguía todavía negándole todo acercamiento definitivo (a pesar de haberle pajeado, y haberle dejado tocarme, masturbarme y mamarme como nunca antes me lo había hecho), y en cambio con Lucas había caído una mamada y un polvo anal casi sin preguntar. Y seguía súper caliente. Y la verdad que no puedo negarlo, estaba cachonda de puro morbo.

 

Él parecía agotado ya, sobrepasado por mí, por mi furor sexual, superado en sus infantiles expectativas. Pero cuando empecé a besarle de nuevo, el niño no se cortó, me recibió y, sobre todo, se dedicó a sobarme todo el cuerpo, esta vez avanzó en lugar de centrarse solo las tetas, donde más que tocar comía. Yo le dejaba hacer todo, porque es que no me podía estar provocando más placer. Entre morreo y morreo, sudorosa y con la carita completamente untada en sus babas, me separé un poco de él para mirarle. Lucas tenía la cara congestionada, pero un gesto de lascivia y determinación que llegó a atemorizarme, atravesándome con su deseo de lado a lado.

 

- Dame tus tetas, Laura – el niño pronunció aquellas palabras con un tono neutro, pero con una expresión de dominante que me hizo rendirme definitivamente ante él. Lucas acababa de convocar a la Laura más sumisa, a la más puta, a la más caliente. Dios, cómo necesitaba a alguien que me pusiera de una vez en mi sitio…

 

Obediente, me terminé por quitar la camisa, que tenía echa un andrajo de tanto sobeteo, y tiré de su camiseta hacia arriba, para toquetear su cuerpo yo también Quería chuparle el pecho, las tetillas, pero era difícil, así que terminé por sacarle la prenda por la cabeza. Entonces me di cuenta, el móvil estaba allí, en un bolsillo que tenía por la parte de delante. Sin embargo, estaba tan bruta que mi principal objetivo ya no era ni mucho menos recuperar aquellas fotos, sino que se había convertido exclusivamente en entregarme a aquel crío, y empecé a besar y morder su cuello, su cuellito blanco, sus pecho lampiño, sus tetitas rosadas, con los pequeños pezones que se pusieron duros al contacto con mi lengua, que los inundó en abrasante baba...

 

ay ayay ayayahhha aaaaaaahhhayyy 

 

No me estaba dando cuenta de lo que hacía, desde los últimos culetazos, cuando al menos él terminó en mi culo y salió de mí, yo había seguido frotándome contra él en todo momento. La sensación de vacío fue tal, que mi coño adquirió vida propia y poder de decisión como para actuar por su cuenta, y siguió frotándose y frotándose contra su cuerpo tenso y alucinado, como buscando una compensación. Sentir sensaciones tan excesivas en mi coño, como si ocurrieran casi fuera de mí, casi estaba siendo lo habitual aquella tarde, así que se me fue la olla: entre la aparición de Nuria, el final de la follada anal tan decepcionante, lo insólito de la situación, lo inesperado del placer general que estaba sintiendo, el súbito deseo de ser sometida por aquel niño, las ganas de más... mi coño seguía y seguía, no podía estar más caliente... su pollita se había desinflado nada más salir de mi culo, todavía corriéndose, supongo.

 

Así que pronto mi coño se estaba frotando directamente sobre su sexo. Las braguitas nada aportaban, hay que recordar que ya me las había apartado yo antes para dejar libre mi ano, pero por la parte del coño estaban hacía rato retiradas, retorcidas, mojadas, con mis labios excitadísimos siempre saliendo a la búsqueda de algo que echarse al coño, y no tardaron en encontrarlo, en empezar a frotarse piel con piel con la verga de aquel niño... Lucas volvió a reaccionar, no sé cuantas pajas podía llevar el crío encima, además de las dos corridas consecutivas que le había provocado yo (la última especialmente violenta para su polla), pero estaba reaccionando de nuevo a mi frenesí, que no había hecho más que multiplicarse desde que entramos en el coche. Me daba cuenta en ese momento, porque nunca antes me había fijado, de que Lucas es de esos tíos que sólo se empalman cuando están completamente metidos en faena, es decir, o se la estás machacando, o mamando, o están follando, pero si no, no son capaces de mantener la erección, frente a otros, como le ocurre claramente Pablo, que una vez trempados no se la baja ni un ejército de furcias, o esos que la tienen indefinidamente empalmada al mínimo roce, y la mantienen morcillona en todos los juegos, sin llegar a relajarse mientras tengan a otra persona desnuda o juguetona delante.

 

En cualquier caso, el pequeño Lucas estaba dando unas muestras de potencia envidiables. Su capacidad de reacción era instantánea. Quiero decir con esto que, cuando mi coño empezó a frotar su verga, esta se empalmó al momento, con lo que yo ya tenía su falo trempado y palpitante empujando en la puerta de mi caverna ansiosa y deseosa. Para colmo, el pequeño salido, al ponerle yo por fin en bandeja mis tetas desnudas delante de la cara, se volvió literalmente loco… Si antes me las había devorado metiendo su carita por el escote de mi maltrecha camisa, ahora se estaba dando un puñetero festín que amenazaba con lanzarme al paraíso de dos mordiscos. Aquello no podía ponerme más bruta, no solo era que me las estuviera lamiendo, comiendo, mordiendo de vicio, con una maestría y un placer insuperables, sino que me las estaba dejando perdidas de babas y de piropos, escupiéndome encima todo su deseo y su lascivia, llenándome a mí de lujuria con sus actos y sus comentarios…

        

- Dios, Laura, tienes unas tetazas tía, eres tan guapa, tan perfecta, te las estaría comiendo siempre, me encantan tía, tienes unas tetas que no son de este mundo… - sentí que me meaba de gusto al escucharle aquello… unas tetas que no son de este mundo ¿cuántas veces había escuchado aquellas palabras de la boca de mi cuñado Guille? (y no solo cuando follábamos…)

 

Llegados a aquel punto, convendréis conmigo en que ya solo había una salida: huir hacia delante. Fue tan fácil... no tuve ni que ayudarme de las manos. También mi conchita estaba muy, pero que muy abierta, después de los juegos de Pablo aquella tarde... Me levanté un poco, para dejar que su polla se elevara también, y cogiera ángulo. Bajé un poquito, le noté el capullo afilado y ardiente chocando con mis labios. Me moví para recolocarme, mientras no dejaba de besarle, sin duda él no sabía lo qué pasaba, o todo lo más pensaría que estaba tratando de evitar que me tocase el sexo. Cuando le sentí enfilado, sólo tuve que descender y, comprobando que no había errado, sentarme en él culeando y abriéndome bien de piernas, frotando mi pelvis en movimientos circulares sobre él. Para lograr una honda penetración vaginal, nuestra postura sí que ayudaba aquella vez, y mucho. Lucas me estaba penetrando, me estaba haciendo el amor, me estaba follando viva, por tercera vez en su vida. Yo gemí hondamente, y le grité:

 

- Mmmmmssshíí, sssíííh, SÍÍÍ...

 

El pobre me miraba anonadado, y yo seguía besándole y besándole y follándole, porque se había quedado parado.

 

- Pero… pero… Laura, puta… ¿qué me haces?

- Vamos, Lucas, ¡fóllame! ¡fóllame por favor!

 

Empezó a metérmela lentamente, pegando pequeños botes. Mi coño acusó sus movimientos, aquella vez estaba tan hundida en mí, la tenía clavada tan adentro, el acoplamiento era tan perfecto, que podía decir sin lugar a dudas que estaba siendo un polvo perfecto. Los dos deseábamos profundamente hacerlo, además, lo cierto es que para mí estaba siendo como quitarme un peso muerto de encima, saber que era capaz… que iba a ser capaz de hacerlo con él: con Pablo. Obviamente, después de lo que estaba haciendo con Lucas, ya era impensable que no acabara lo empezado con Pablito. Es cierto que mi segunda vez con aquél, cuando lo de Javito, ya había roto con Pablo, pero es que siempre lo vi como algo puntual, y por eso no me preocupaba. Pero ahora, puntual o no, Pablo me estaba pidiendo a gritos, directamente, sexo. No podía negárselo por su edad y montármelo casi delante de él con uno de sus mejores amigos, de exactamente sus mismos años.

 

Definitivamente, mis días de moral elevada y limitación de edad para entrar en mi cuerpo habían acabado. Sentí que un enorme muro se deshacía a golpes de polla de Lucas. Había hecho lo imposible, y todo había sido en vano, me decía mientras me deshacía frotándome contra aquel duro vástago ardiente que me taladraba las entrañas con todo el amor del mundo... ¡qué diferente de las otras veces con él! Las otras veces en las que Lucas no había sido más que una especie de prolongación de Pablo, un juego añadido al que no había dado la menor importancia. En cambio ahora, le sentía dentro de mí como si fuera todo lo que siempre había deseado en mi vida. Mi vuelta al coche de mi juventud, por otra parte, donde tantos buenos polvos había pegado, acentuaba el morbo tremendamente, además de la inevitable referencia a los innumerables servicios que había prestado no hacía tanto en la parte trasera de un coche...

 

- ¡Más fuerte Lucas! ¡Más rápido! - temía que él no durase mucho, y yo necesitaba fuerza, guerra, sentir lo máximo... Lucas reaccionó, dándome lo que le pedía.

 

Todo parecía fácil; follar con él era fácil...

 

Dicen que las mujeres somos capaces de hacer varias cosas a la vez. Confieso que, en medio del clímax y los vapores del coito, no me costó sacarle el móvil del bolsillo de su camiseta, y borrarle las fotos y los SMS. Afortunadamente era un modelo similar al mío, y estaba familiarizada con los menús, porque de lo contrario... 

 

No voy a decir que la corrida fuese espectacular, pero sí fue una buena corrida, y en conjunto un polvo estupendo, y puedo decir que no sólo por el ansia acumulada. Me quedaba con este sin dudar, frente a todos los de la mañana juntos, por descomunales que hubiesen sido. Para mí aquel tipo raro había sido una especie de brujo, porque lo que me había hecho sentir no era natural, y en el fondo me daba miedo y asco a partes iguales, resultándome tan repulsivo que no quería sino borrarlo de mi mente cuanto antes. Besé sin descanso a Lucas, tranquilizándole, mientras nuestros cuerpos intentaban volver a la normalidad. 

 

- Estamos sudando, mi niño… uffff, tenemos que salir de aquí. Además, me están buscando y pueden volver a bajar en cualquier momento.

 

Me separé de su cuerpo, y rodé hasta sentarme junto a él. Para mi sorpresa, noté que tenía el coño a reventar de semen. Increíble, estaba convencida de que se tenía que haber pajeado aquel día en su casa, e incluso rondando por la mía o en la misma calle, después de verme desnuda y follando por la ventana… por fuerza debía llevar varias corridas seguidas, ya la mamada no fue muy abundante, aunque para ser él, que nunca antes había dado casi absolutamente nada en una segunda corrida, no había estado mal, pero juraría que en el culo no había dejado prácticamente nada. Ooops. Me recoloqué la braguita, intentando contener posibles escapes. Me alegré de haber reaccionado a tiempo, por una vez. No quería manchar el coche. Resollando, empapada en sudor, me puse la camisa, me costó meter los brazos, de tan mojado como estaba mi cuerpo. Lucas, todavía desnudo, me miraba.

 

- Laura... joder, has hecho mucho más de lo que me dijiste...

- ¿Qué pasa, no te ha gustado?

- ¿Gustado? ¿Estás loca? Sí, sí, sí, ¡claro que me ha gustado…!

- Pues mira, si te soy sincera, confieso que no he podido parar, al meterme tu polla en la boca me han dado unas ganas terribles de seguir, y al final no he podido evitarlo. Ha estado genial, ¿sabes?

- ¿Eso es que a ti también te ha gustado?

- Pues sí. Ha sido un buen precio, a cambio de las fotos, ¿no? jiji. Al final ha sido mucho mejor así, tenías razón… mucho mejor para los dos.

 

Lucas se giró bruscamente, buscando su móvil, al entender lo que significaban mis palabras.

 

- ¡Ey! ¿No habrás?

- Pues claro, ¿qué esperabas...? ¿No era esto lo que me habías pedido a cambio de las fotos?

- Sí, ¡No!, no era ese el trato...

- Sí que lo era. Las fotos por un polvo.

- Pero tú dijiste después del verano.

- En fin, Lucas, sabes perfectamente lo que hay, me parece de broma tener que darte explicaciones. Si quieres que te diga la verdad, me has dejado tan a gusto que me daría pena que esto acabara así. Además, es una tontería que protestes por eso, te has quedado sin fotos, pero te aseguro que después del verano haré lo posible por encontrarme contigo otra vez. Porque, si tú quieres, a mí me gustaría repetir, ¿sabes? Y podemos volver a hacerlo los cuatro juntos, como lo hacíamos antes, con Pablo y Carlos...

- Carlos... - los ojos de Lucas se iluminaron. Aluciné con la vena mariconaza. - Pero ¿eso significa que tú has vuelto a hacerlo con Pablo? – me preguntó.

- Bueno, Lucas, eso es lo de menos, evidentemente si te digo de hacerlo los cuatro será porque... lo estamos haciendo... - despaché como pude, nerviosa, la molesta pregunta. Lucas se puso la camiseta, y miraba su móvil. 

- Joder, me has borrado también los mensajes...

- No sabía si se lo habrías mandado a alguien...

- ¿A quién se lo iba a mandar? ¿Por quién me tomas?

- Está bien... mira, esto es lo que vamos a hacer, trae, déjame el teléfono. - Lo cogí, y me envié un mensaje vacío a mi móvil. - Con esto ya tengo tu número, ¿vale? - le metí el móvil en el bolsillito de la camiseta, mientras él cogía su bañador para empezar a vestirse. - Uno de estos días, te prometo que te voy a mandar unas fotos mías, desnuda. Totalmente desnuda, sí, y serán bastante mejores y se me verá todo bastante más que en esas tan malas que me has sacado hoy. Pero sin que se me pueda reconocer a mí, ¿vale? He tenido demasiadas malas experiencias con mis fotos como para no tomar un mínimo de precauciones, Lucas, pero eso no quiere decir que no me ponga muy cachonda pensar que tú te puedas pajear mirándome desnuda… Así que, después de lo que acabamos de hacer, te aseguro que no es que no me importe pasarte fotos mías en bolas, sino que de hecho, me apetece hacerlo. Mucho. Tú luego las borrarás del móvil, y las guardarás donde quieras pero, por favor, bien escondidas... y sin permitir que circulen fuera de ahí. No me importa que se las enseñes a Pablo o a cualquier otro amigo tuyo, pero no quiero que se las pases, ni que lleguen a ningún lugar al que no deban llegar. Y sobre todo, bórralas del móvil, no quiero que se relacionen con mi número de teléfono. En cuanto a… lo otro, te aseguro que en cuanto vuelva de vacaciones y vea la oportunidad volveremos a encontrarnos. ¿De acuerdo?

- De acuerdo, de acuerdo Laura, claro… - me dijo con una amplia sonrisa.

- Una cosa más, ni una palabra de esto a Pablo por ahora, ¿vale? Sabes que ha sido todo un poco complicado entre nosotros últimamente, pero ya se ha arreglado, o se está arreglando, pero de todas formas prefiero estas cosas contárselas yo, no sé si lo entiendes, creo que eres demasiado pequeño para estas cosas aún, pero hazme ese favor personal, ¿vale?

 

La argumentación era absurda, o inexistente en realidad, pero necesitaba estar segura de que Lucas estaría calladito. No sabía si sería tan importante, pero sospechaba que a mi primo no le haría gracia saber que me había estado trajinando a Lucas mientras a él le estaba negando todo.

 

- Prometido.

- Venga, pues vamos, vamos a salir, en silencio y rapidito por donde hemos entrado. Tú te irás a casa, y no quiero volver a verte hasta septiembre. Y que ni se te ocurra husmear por aquí estos días, ¿vale? …estoy con un chico...

-¿Un chico?

- Sí, con una especie de novio, y con otros amigos. Y amigas. Ya sabes, no quiero verte por aquí o se acabó todo. Tú no pintas nada con ellos. - remarqué. Estaba demasiado oscuro, pero me pareció que Lucas se ponía colorado. Su encuentro conmigo y con Javito había sido un episodio bastante bizarro, era cierto, pero era inevitable que, al recordarlo, Lucas pudiera sentirse irrefrenablemente atraído por aquellos supuestos amigos míos. - ¿Estás sólo en casa?

- No, está Daniela en casa. Mañana llega mamá, para irnos todos juntos a la playa. 

- Tanto mejor.

 

Daniela. Su hermana mayor. Me preguntaba de qué pie cojeaba la niña. No es que me gustara, igual que Lucas tenía un físico un tanto particular, aunque no era fea, ambos resultaban sobradamente agradables, bastante agradables. El tema era de puro morbo. Los dos hermanitos solos en casa, con el crío calentorro después de echarle un polvo a su cachonda vecinita. De peli porno mala, vamos. No me importaría protagonizarla, jiji, …pero yo ya tenía mi propia historia arriba. El paréntesis de Lucas había sido extraño, como haber salido fuera del tiempo un momento para tomar aire y perspectiva. Y volvía tranquila, sexualmente colmada, y con las ideas claras.

 

Sí o sí iba a hacerlo.

 

Pero sabía que, pese a todo, me iba a costar dar el paso, porque una siempre es así de tontita.

 

Salimos del coche todo lo cuidadosamente que pudimos. Dejé las ventanillas abiertas para ventilar el pestuzo a pescado que habíamos dejado. Acompañé a Lucas escaleras arriba, por el exterior de la casa, junto al jardín trasero, y nos separamos frente a la puerta que daba al suyo. Le di un suave pico.

 

-       Nos vemos pronto, ¡ha sido genial!

 

El chico desapareció sin más por la verja que separaba su casa de la de mis padres. Me sentía bien, acababa de alegrarle a un pobre chico las vacaciones, jiji.

 

Entré a la cocina desde el tendedero, nuevamente, como si nada hubiera ocurrido. Allí estaban los tres. De repente, todo el peso de la realidad cayó sobre mí. Oh, oh. En cuestión de un segundo, mi ligereza desapareció: estaba sudada, despeinada, con la camisa arrugada y revuelta, y su escote demasiado abierto, por no hablar de los hilillos de esperma que se me empezaban a escurrir por las comisuras de las bragas. Iba a tener que mentir, y rápido, para cortar cualquier comentario de golpe. Afortunadamente, la cena estaba casi lista. Y, afortunadamente también, desconociendo lo que yo pudiera haber hecho, ninguno de los cuatro podía estar contento con una situación como la que estábamos viviendo, donde parecía que las pasiones más oscuras se deslizaban subterráneamente, mientras vivíamos en la realidad más flower, en la que todos éramos y hacíamos cosas pretendidamente normales...

 

Estaba claro que nuestra normalidad ya no era posible, así que la única salida para terminar con aquella sensación opresiva de cinismo y ocultación permanente era poner las cartas sobre la mesa. Pero, por el momento, yo era todavía la única a la que le estaba permitido romper la baraja, y había seguido aguantando, al menos había llegado a aguantar hasta ahí… así que todos seguíamos fingiendo, también ellos tres, que por mucho que quisieran no podían hacer nada sin que yo moviera ficha primero, por lo que jugaban ahora a la normalidad absurda de estar preparando la cena, como si no hubiéramos follado antes, como si no fuéramos a follar después.

 

La mezcla ya se había producido, Pablo había entrado en la vida, en el sexo de mis amigas. ¿Era normal acaso no poner freno a aquello, taxativamente, por las dos partes? Nos hemos equivocado, decirlo, reconocerlo. Y terminarlo. Poner fin a todo. Pero, si no era aquella nuestra intención, porque en realidad pensábamos que no había nada malo en todo lo que habíamos hecho, en todo lo que queríamos hacer… ¿era normal entonces ponerle freno? ¿Por qué ellos estaban fingiendo que íbamos a cenar, como si nada? ¿Por qué no estaban besándose, jugueteando?, ¿por qué no habían dado el paso mientras yo me tiraba a mi vecino, por qué no me habían ahorrado los tres el tener que ser yo la que…? ¿qué les impedía a mis amigas comerle la polla a mi primo mientras esperaban que terminara de calentar nuestra cena aquel maldito horno?

 

Bien, lo que yo acababa de hacer con Lucas no podía considerarse más que otra dimensión añadida a aquella realidad, pero lo cierto era que ninguno de ellos podría objetar nada a la ética del asunto: Pablo por motivos evidentes, y también ellas por desear, incluso perseguir, por acosar, por haberse aprovechado de Pablo. Las dos habían comido su semen, y comerían con gusto también la leche de Lucas si pudieran. Yo las conozco, se comerían cualquier polla que tuviesen a tiro. Ellas son como yo, unas putas, nunca desaprovechamos una oportunidad de follar, nos guste la persona o no, para nosotras una polla siempre era una polla. Y sí, si pudieran follárselo, mejor que mejor. Igual que acababa de hacer yo. Era ese el motivo de no decir nada, claro, no añadir incertidumbre a nuestra ya complicada situación, además de evitar molestos comentarios y desagradables situaciones con Pablo.

 

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
Citar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

 


Que relato mami Laura te deseo tanto mi amor tengo mi polla tan dura

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus eso le pasaba a Lucas, normal que le ayudara a bajarla ¿no?

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma siii mami que me la bajes con tu boquita y tus tetas

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus una cubanita

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma las ganas de follarte esas tetas y hacerte un collar de lefa mami cachonda 🔥🔥💧💧🍆🍆

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus mis tetas gordas

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma siiii 🔥🔥🔥mami las ganas que deseo tus tetas 🍆🍆🍆🍆

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus tuyas

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma mami lamerte las tetas y tus axilas me pone cachondo, se me pone dura pensar que te follo tus tetas gordas y de puta🍆🍆🔥🔥💧💧

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus puta

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma uff mami si que seas mi puta de tres agujeros con tetas sedientas de lengua y polla

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus jiji

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma mi amor te follarias esas tetas de puta y me correría en tu cara mami

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus mm

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma tengo ganas comerte las tetazas puta mami viciosas

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus sii

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma babearte bien esas tetas y luego darte caña en ellas puta

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 4 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus oh

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma mami Siii uff con las ganas que tengo de comerte esas tetas gorda

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
Página 1 / 2
Compartir:

Relatos Eróticos Relatos Eróticos Relatos Eróticos Relatos Eróticos Relatos Eróticos Relatos Eróticos Relatos Eróticos