La Libertad III_09:...
 
Compartir:
Notificaciones
Vaciar todo

La Libertad III_09: día 07_desayuno

30 Respuestas
2 Usuarios/as
15 Me gustas
726 Visitas
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 5 años
Respuestas: 461
Topic starter  

LIBRO 3. EPÍLOGO: LIBERACIÓN. CAPÍTULO V.

 

día 07 - 21.07.2012 - desayuno

 

Salí con las bolsas al pasillo. Entré en bragas a la habitación de mi hermana, la que ocupaba Pablo. Él no estaba allí. Afortunadamente, porque de entrar yo tal como iba, en tetas, sería motivo de... Pero la puerta estaba abierta (yo había salido por ella cuando fui a la habitación de mis amigas), por lo que pude asegurarme antes de entrar que no había peligro. También estaba abierto el ventanal que daba a la piscina. Fuera podía ver a Meri en la pisci. Descansaba después de un buen rato nadando, dentro del agua, apoyada en el borde. Al menos por arriba iba también sin nada, enseñando las tetas que desde mi posición se le veían perfectamente. Lo cierto era que cuando salió al jardín, estando nosotras en la habitación de ellas, iba en pelota picada, eso era seguro. Joder, mi primito la había visto fijo, estaba claro que se había pegado un buen atracón aquella mañana. Además de lo mío con Nuria, habría disfrutado de un integral también de María: desde allí podía haberla visto desnuda sin que ella se diera cuenta. Aunque me extrañaría mucho que realmente ella no lo imaginase, que no lo supusiera, que no lo deseara.

 

Zorra...

 

Avancé hacia el vestidor, cuando noté algo frío y viscoso en la planta del pie, que casi me hace resbalar. ¡Ey! Increíble, ¡no podía ser cierto! Al agacharme y tocar aquello, no tuve duda sobre lo que era. Lo probé, lo saboreé. Pablo. Reconocería el sabor del semen en cualquier parte, con los ojos cerrados. Y no creo que me costara distinguir el de Pablo, aunque no sea ni de lejos el que más haya comido, pero suficientes veces me lo había probado ya como para saber distinguirlo. Supongo que sería cosa de la edad, porque sabía muy diferente del de cualquier otro tío con el que yo hubiera estado. Hasta podía decir que le había cambiado el sabor en el último año, así que el desarrollo corporal debía influir bastante en el sabor. En resumen, que el sabor de su esperma era inconfundible.

 

Estaba claro que por lo menos esa paja había ido a la salud de mi amiguita nadadora. Idiotas, pensar que tal y cómo nos habíamos encoñado Nuria y yo, ellos dos hasta se podían haber pegado un buen polvo mientras nosotras... jiji ¡habría sido divertido! Aunque no creo que me hubiese hecho tanta gracia, en realidad! Pero oye, estaba claro que María estaba jugando al exhibicionismo con Pablo, sobre todo teniendo en cuenta su constatada tendencia al voyeurismo…

 

Entré, por fin, al vestidor, con cuidado. También vacío. Me asomé a mi habitación - la puerta, naturalmente, estaba abierta de par en par, ya que parecía evidente que nadie en esa casa salvo yo tenía una preocupación real por preservar la intimidad de los dormitorios (sino más bien todo lo contrario) - y le vi tendido en mi cama. Aparentemente, dormía, casi desnudo. Solamente llevaba mis braguitas, el muy maricón. No sólo se había puesto mis bragas, y se había dedicado a espiarnos a Mer durmiendo y nadando en bolas y a nosotras dos follando como perras en la cama y en el baño, pajeándose como un sátiro (digamos que con él, a aquellas alturas, eso entraba dentro de  "lo normal" jiji), sino que ahora dormía con puerta y ventana abiertas también, vestido con mis braguitas sucias. Que además tenía que haber subido él la persiana de mi cuarto… Meri debería de haberse dado cuenta seguro cuando lo hizo, esas persianas son tan ruidosas que es imposible hacerlo en silencio. Joder, claro, qué estúpida, ¡claro que se había dado cuenta! Como nosotras, supongo, pero si a nosotras en el baño nos dio igual, imagino que a ella...

 

Zorra.

 

Y mi primo. Desde luego, aquí de tontos poco... Pero mientras, yo seguía en bolas, y lo que quería precisamente era vestirme antes de que él pudiera verme así. Llevaba unas bragas blanquitas, de las viejitas, de tira. Bastante gastadas, sobre todo por el culito. Lo peor, pese a que en total no las había llevado ni cinco minutos entre antes y ahora, era que estaban ya bastante mojadas. Había salido de mi habitación chorreando, y seguía igual ahora que volvía. Me gustaría ir sin bragas, pensé, para ir a la calle con Nurita así, pero era inviable: estaba manchando demasiado. Menos mal que sólo iba con Nuria, era más que de confianza... Así que si surgía algo no creo que fuésemos a estar mucho tiempo con las bragas puestas, jiji. Ya vería qué hacía luego al volver, si me cambiaba o qué. Aunque, la verdad, ya me daba un poco igual llevar estas bragas o cualquier otras con ellos. Igual hasta me las quitaba, jiji. 

 

Lo primero era deshacerse de las bolsas de ropa sucia, en cualquier caso. Procuré no hacer demasiado ruido, mientras mezclaba las dos bolsas de ropa interior sucia de mis amigas con la mía y la de Pablo. Era increíble cómo salían las bragas de mis amigas, no había una limpia, pero es que las manchas eran todas enormes, densas, espesas, sabrosas... Al final el cesto quedó repleto de prendas manchadas oliendo intensamente a sexo. No lo pude evitar, hundí la cabeza por un momento en ese maraña de tela. ¡Qué mareo, qué cantidad de sexo reconcentrado! Podía distinguir perfectamente los diferentes olores de cada uno de los cuatro cuerpos, aunque muchas de las prendas se habían enranciado ya, al llevar nuestros restos varios días allí pegados. Luego, lo más rápido que pude, busqué algo de ropa. No me costó demasiado, porque ya la tenía pensada: obediente, me puse una falda muy ligera, como la de Nuria, aunque la mía era bastante más larga. Como compensación tenía una hermosa raja en el lateral, que dejaba ver el muslo casi hasta las braguitas. Igual que mi amiga, pasé de sujetador. Como las bragas, no me apetecía nada usarlo, la verdad. Sabía que prescindir de él me iba a marcar mucho las peras, pero en realidad era lo que quería. Además, si ella no llevaba, yo tampoco, aquel día seguía sus órdenes y, además, quería darle gusto en todo. Me puse una camiseta un poco chunga, pero que quedaba bien con la falda. Era bastante normal, con mangas, pero muy ancha, también su cuello, por lo que, al contrario que mi amiga, me bastaba agacharme un poco para que se me viese todo, y más sin llevar sujetador. Normalmente la llevaba sólo en casa, cuando estaba con gente de confianza  (quiero decir, gente que no me importaba que me viese un poco las berzas desnudas por el escote).

 

Entré a mi habitación. La verdad que era alucinante, ver a mi primo durmiendo allí, sobre mi cama, vestido únicamente con unas braguitas mías totalmente empapadas a base de varias corridas de ambos. El rabo se le salía de aquella tela mínima y apretada, claro, por uno de los laterales (lo tenía en reposo pero medio hinchado, como siempre esos días, es que no había debido llegar a tenerlo a cero en ningún momento). Era demasiado grande como para caberle ahí dentro. Joder, estaba cubiertito de semen, las bragas manchadas, el abdomen, pecho, muslos, con manchas secas de sus fluidos. Y supongo que de los míos... Ohhh. Mi cuarto olía a sexo todavía, imaginaba que por lo que pudiese estar impregnado en su cuerpo y en las sábanas de mi cama. Quizás yo misma olía aún a sexo, sin poder evitarlo. Seguía hiper cachonda con lo de Nurita. Al menos la habitación estaba totalmente ventilada, la puerta prácticamente abierta de par en par, dejando pasar el aire y también miradas indiscretas, me dije, pensando que Mer habría pasado por ahí varias veces. El ventanal también estaba abierto por completo, persiana incluida.

 

Meri seguía fuera, fuera del agua y con las tetas al aire, mirando hacia su habitación. Nurita debía estar acabando, supuse que saldría al jardín. Lo que estaba claro era que Pablito se había puesto las botas, no sólo aquella noche conmigo, sino en plan mirón por mañana. Me preguntaba cuántas pajas más habrían caído, en total. Pero bueno, yo venía a lo que venía, así que, ni corta ni perezosa, cogí los laterales de mis (o sus) bragas y empecé a tirar de ellas, para sacarlas del cuerpo de mi primo. No sabía por qué, pero aquella acción no me provocaba especial tensión sexual, ni buena ni mala. Lo cual no quiere decir, tampoco, que no me maravillase y excitase al verle de nuevo la polla a mi primo. Verle en ropa interior me excitaba, claro está. Que esa ropa interior fuese mía, que estuviese manchada por mis flujos y su esperma, pues daba morbo, también. Pero verle en bolas, básicamente, me ponía bruta, muy bruta. No era tensión sexual lo que me provocaba, eran, lisa y llanamente, ganas de follar, pese a que las sentía muy atenuadas ahora por el deseo hacia Nuria. Le acabé de sacar las bragas por los tobillos a mi primo. Me costó porque estaban muy mojadas, debía haberse pegado una última corrida después de la de la ventana del baño de mis padres. Pablo abrió los ojos trabajosamente. Parecía que, efectivamente, estaba de veras dormido, aunque no profundamente.

 

- Laura - musitó sonriente, mientras yo me sentaba junto a él y le agarraba la polla desnuda.

 

¿Por qué hice aquello? No sé, supongo que de golpe se me habían derrumbado por fin muchos prejuicios. Creo que lo de Nuria había hecho que se me diera la vuelta a la cabeza, no sólo con ella, sino respecto a muchas cosas. Reconocerme lo que siempre había sentido de verdad por ella me ayudaba a reconocerme y dejar de martirizarme por lo que podía sentir respecto a otras personas o situaciones, respecto a Pablo, respecto a mi propia forma de ser o mi relación con el sexo. Nuria me había removido muchas cosas, porque mis prevenciones a dar ese paso definitivo hacia ella, me di cuenta en ese momento que no obedecían únicamente a mis dudas respecto a Lu o, básicamente, hacia María. En definitiva, algo en mi interior estaba cambiando, se estaba abriendo y estaba dejando entrar la luz.

 

- Buenos días, primito. Te cojo mis braguitas, ¿vale? - dije, como si fuera lo más natural del mundo, mientras mi mano derecha amasaba su polla, abarcándola como podía, apretándola y estrujándola como le gusta hacer a los tíos con las tetas. Estaba en el punto perfecto, nada dura pero hinchada, como se le ponía casi siempre a la mínima: esponjosa, gruesa y blanda, caliente y húmeda... mmmmhhh - es que quiero poner una lavadora, de ropa interior sólo, así que te echo todos tus calzoncillos, ¿vale? - me parecía irreal todo aquello pero, de alguna manera, para mí era lo más normal, llegados al punto al que habíamos llegado. Tampoco a él se le veía escandalizado, ni a penas sorprendido. - Y venga, ¡arriba, que estamos ya todas en pie!

 

Fuera se oía la conversación entre mis dos amigas. Meri, de pie semidesnuda al borde de la piscina, llevaba unas braguitas negras bastante asépticas (debía haber gastado ya todo su arsenal de lencería, quise pensar, y le debía quedar ya sólo lo más vulgar, como a mí). El resto de su cuerpo, totalmente desnudo, con los pechos al aire, moreno y brillante del agua fría que escurría por su piel, erizándole los oscuros y compactos pezones enormemente, contrastaba con Nuria, totalmente vestida, dispuesta para salir conmigo a la calle. Ocurría igual que con el desnudo integral de Pablo, frente a mí que, vestida, no podía dejar de tocarle la polla.

 

- Laura... ¿me la vas a comer?

 

Aquella pregunta tan directa me dejó un poco cortada, porque no me la esperaba en absoluto. Noté que se le empezaba a poner dura, que el capullo emergía con fuerza y empezaba a segregar líquidos. No podía permitirme aquello, no en ese momento.

 

- No, Pablo... no hay tiempo ahora... quiero decir ¿qué pregunta es esa? ¿estás loco? Vamos, a desayunar ya, me voy a comprar y quería irme prontito.

- ¿Con quién vas? ¿Con Nuria?

 

Me pareció advertir una leve sonrisa dibujándose en su rostro al preguntar eso, no supe muy bien si se debía a lo que ella y yo habíamos estado haciendo, y él había contemplado, y me lo quería remarcar de alguna manera o, muy al contrario, estaba pensando en lo que él mismo había llegado a hacer con ella la mañana anterior, y lo que podría hacer si en lugar de irme con ella, me iba con Meri. Mi primo no era tonto,  pese a su edad debía entender bien que Nuria iba a ser siempre el blanco más fácil de las tres, por más que Mer y yo hayamos sido también siempre unas mujeres extremadamente fáciles. Pues sintiéndolo mucho, mi niño, pensé, la decisión está tomada. No os dejaría solos ni borracha y, además, hoy Nurita es mía.

 

- Sí, estamos ya las dos arregladas, sólo nos falta desayunar. Así que venga, levanta - dije yo, haciendo lo mismo. No me costó nada separarme de su polla, estaba siendo muy agradable, pero sabía que no podía llegar más lejos.

 

Además, él claramente se estaba empalmando. ¿Comérsela? Vaya, sí, me habría gustado lo reconozco... pero, claramente, no era el momento. ¿Cómo había sido capaz de preguntarme algo así? Lo peor era que yo ni siquiera le había respondido que no, sino que me había limitado a decir que no había tiempo... como diciendo que mejor lo dejábamos para luego, que estaríamos más tranquilos... jiji. A veces me sorprendía hasta a mí misma. Pablo se incorporó, por fin, sentándose en la cama.

 

- Joder primo, estás hecho un asco, tendrías que ducharte. Pero no va a dar tiempo ahora, tendrás que dejarlo para luego, porque vamos a desayunar y ya te digo que queremos irnos ya mismo. Así que lávate un poco, y vístete, por favor, que no se te note tanto... ya sabes... - terminé, guiñándole un ojo.

 

Me di la vuelta y regresé al vestidor, con mis bragas mojadas en la mano. De repente, me sentí temblando. Joder, era absolutamente increíble lo que acababa de pasar. Quizás el hecho en sí no debería asombrarme tanto, teniendo en cuenta todo lo que..., bueno, lo que había habido ya entre él y yo... pero no era sólo eso, era también mi reacción. Sangre fría, demasiado para un cuerpo tan caliente. Tenía todavía el tacto de su pene en mi mano. Me la olí. También tenía su olor, pensé mientras me lamía la mano con deleite. Me sentía abatida por dos sensaciones brutales y, a la vez, contradictorias. Por un lado me sorprendía lo que había sentido por él, le creía olvidado, superado, gracias a Nuria, hacía tan sólo un momento, de ahí aquella sangre fría... pensaba que el tsunami de Nuria lo había barrido todo por completo, pero el deseo había sido muy grande. Y, sin embargo, me alucinaba también que no hubiera sido tan grande como para no poder controlarlo. Que hubiese podido escapar de él, del deseo, sin el menor problema, que hubiese estado tan absolutamente por encima de la situación en todo momento. Alucinante. E inesperado. No me lo creía, quizás eso abría una nueva dimensión al asunto, aunque, a decir verdad, casi preferiría sentirme débil, serlo hasta tal punto que todo sucediese de una manera prácticamente inevitable. Que me forzara, que me violara, que mis amigas me obligasen a hacerlo con él hasta reventar...

 

No sabía qué pensar, corría el riesgo de deprimirme dándole vueltas, así que opté, como siempre que tengo un problema, por olvidarlo momentáneamente. Misión: Nuria. Notaba la humedad de la lefa de mi primo en la mano que sujetaba mis bragas empapadas. Las eché al cesto de la ropa sucia, relamí sus restos de mi mano, saboreando por última vez sus líquidos y, recogiendo todo, salí al pasillo por la habitación de mi hermana llevando el cesto lleno de bragas, sujetadores y slips sucios de sexo hasta lo inconcebible. 

 

Me encontré con Mer y Nuria saliendo de su habitación. Meri terminaba de secarse el pelo con una toalla, pero por su cuerpo resbalaban todavía gotas de la piscina. Me sorprendió mucho la impresión que me causó ver a Nuria. Llevábamos una semana juntas, más que juntas, si pensamos en momentos como esta madrugada... pero era como si no la viese hacía años, de repente sentí pasión por ella, deseo de estar con ella, sólo con ella, de hablarle, de tocarla... 

 

- ¡Muy buenas señorita! - Meri no me permitió seguir con mi ensimismamiento - ¿Qué, lo habéis pasado bien eh? Me teníais preocupada. Bueno, más que preocupada aburrida. Le estaba contando a Nur, como terminé de preparar el desayuno y aquí nadie daba señales de vida, me metí otra vez en la piscina, me apetecía nadar y, además, hoy hace un calor pegajoso.

- Vale, muy bien, preciosa - le corté, temiendo una bronca o preguntas demasiado indiscretas - muchas gracias, y perdona por haber tardado un poquito. - Fin de la explicación - ¿Desayunamos ahora? Acabo de conseguir despertar a Pablo, ahora viene.

- Ah... sí, por cierto... tu primo...

 

Mierda... ¿qué había pasado mientras Nuria y yo...?

 

- ¿Qué? - no pude evitar parecer nerviosa.

- No, nada, sólo que... es que creo que lleva puestas unas braguitas tuyas, ¿sabes? - Nuria rió con ganas.

- Tranquila, Mer, ya me he encargado yo de eso... - dije sonriendo yo también. - Pero ¿oye? y tú ¡¿cómo sabes eso?!

- Bueno, es que si está durmiendo con la puerta abierta, es casi imposible no mirar al pasar por delante… jejeje...

- Anda, anda, vamos a desayunar - me preguntaba si mis amigas pensaban que lo de ponerse mis bragas lo había hecho estando conmigo, si creerían que se lo había pedido yo... no, Nurita le había visto en bolas después de estar juntos, pero Meri... ¡qué verguenza!, de repente, sin saber por qué - y ponte algo, Meri, no querrás salir así -  le pedí, intentando cambiar de tema y parecer que lo tenia todo controlado.

- Ahora me vas a salir tú con esas, jejeje... - se mofó mi amiga, pero me obedeció, y se dio la vuelta para buscar algo en su maleta.

 

 

- Buenos días... - Pablo acababa de salir de mi habitación, y nos saludó desde el otro extremo del pasillo. Calzoncillos limpios, (slip apretados, como siempre) y, oh milagro, camiseta. Afortunadamente, me había hecho caso.

- Buenos días.

- ¡Hola precioso! - Meri reapareció a nuestras espaldas. ¡También llevaba camiseta! Aquello era un prodigio, no habíamos estado los cuatro vestidos con tanta ropa desde el día que llegamos.

- Bueno qué, menos saludo y a desayunar ¿no? -dije riendo - ¡qué hay hambre!

 

Lideré la marcha hacia la cocina; tenía verdaderas ganas de huir con Nuria, explorar lo que sentía y decidir si era el momento de hablarlo, de decírselo. De pedírselo. 

 

- María, voy a poner la ropa a lavar ¿vale? Es todo ropa interior, como es casi lo único que usamos... - dije, intentando ser provocativa.

 

No hacía mucha falta, los tres miraban alucinados aquel cesto como si fuese la caja de Pandora, el pozo de los deseos, qué se yo. Las prendas que estaban a la vista mostraban todas a simple vista manchas más que evidentes, mis últimas bragas hasta una considerable humedad, de lefa fresca de mi primo. Por no hablar de olor, imposible de disimular, con este calor. Decidí cortar por lo sano y sacarlos de su ensimismamiento.

 

- ¿Os importa llevar todo al porche, Nur y Pablo? ¿Desayunamos allí, no? - no esperé su respuesta. - Meri, tú ven un momento, ayúdame con esto, y te digo cómo sacarlo cuando termine, y dónde tender. - No debía descuidar los aspectos prácticos, pensé, o igual me tocaba a mí tender tremenda lavadora a la vuelta. Además, así los mantenía entretenidos, que nunca estaba de más. 

 

Así, mientras mi primo y mi deseada amiga se ocupaban de trasladar las cosas del desayuno, yo me encerré con María en el cuartito de la lavadora. Cuando cerramos la puerta, ella hundió el brazo en el cesto, sacando varias prendas al azar. Varias de ellas, eran slips de Pablo. Otras, braguitas de las tres, todas muy manchadas.

 

- ¡Lauuuuu! Menudo paraíso ¿no? - María era tan fetichista con la ropa interior como mi primo (y luego estaba mi cuñado, claro, él era un caso aparte).

 

De hecho, la primera vez que nos liamos, en esta misma casa, con un novio mío de por medio, ella tuvo bastantes momentos de pasión con mi ropa interior, jiji. Pero aquello fue como nueve años antes de lo que ahora relato, y se puede decir que fue el comienzo de todo: Meri. Lo cierto es que aquél primer momento se lió bastante después con una visita de mi novio de entonces, y además de… pero no, esa es otra historia, que la verdad que acabó por tener bastante jugo, y algún día igual me animo a contarla. Ahora, sigo con lo que estaba.

 

María estaba flipando con todo aquello. De veras. Se llevó primero una bragas de Nur a la cara, luego unas mías a la boca... tenían una pequeña manchita por detrás, debió ser el día que me metió la polla de plástico por el culo, luego me quedé muy abierta y me costaba controlar (hoy ya no me ha pasado eso, mi ano estaba cogiendo tono, jiji). Por último, cogió unos calzoncillos de mi primo, los olió y, por fin, los chupó, los lamió, se los metió en la boca, con una de sus manitas hundidas en la parte delantera de sus bragas.

 

- ¡Qué cerdita eres!, jiji, cómo te gusta - dije, mientras me dedicaba a meter todas aquellas prendas en la lavadora.

- Bien lo sabes, preciosa... ¿no te importa, no?

- Claro que no, si por eso te ha llamado a ti, también. Ya sabes lo que pienso, esto es algo que no hace daño a nadie.

 

Yo llevaba años alimentando la voracidad fetichista de mi cuñado Guille con mis bragas, y era algo que no podía más que halagarme, no podía decir otra cosa. Lo mismo me pasaba ahora con Meri y, por supuesto, prefería además mil veces que saciase su apetito con un trozo de tela antes que con mi primito.

 

- De hecho... te he traído para aquí, no sólo para explicarte lo que te voy a explicar de la lavadora(rápidamente, le conté cómo abrir la lavadora, dónde coger el barreño para vaciarla y las pinzas, dónde tender...) sino para darte un regalito.

Sacando una mano de detrás de mi cuerpo, dejé que se desenrollaran mis bragas, las que él y yo habíamos llevado esta noche.

- Son tuyas... - dijo Meri incrédula, estirando la mano para cogerlas. La zorra de ella conocía, junto con Guille, mejor que nadie mi colección de lencería. Cuando las agarró y notó que estaban empapadas, alucinó, y entendió. - ¡Ooooh! ¡Lau! ¿Son las que llevaba Pablo antes? 

- Sí, jiji. Ya te puedes imaginar de qué es la humedad. 

- ¡Ahhhhhhh!

- Jiji. Sabía que te iban a gustar.

- Pero entonces... ¿puedo?

- Claro que sí, para eso son. Creo que lo mejor es que vayas al baño de la entrada ¿vale? - María tenía las bragas incrustadas en su nariz, aspirando y oliendo como una cerda las esencias de mi primo, mientras con la otra mano se acariciaba su rajita, bien marcada en sus propias braguitas por la acción de sus traviesos dedos. No estaba segura de querer ver lo que hacía con ellas. -  Cuando termines, vuelves, las metes por aquí, cierras la lavadora, y aprietas este botón ¿vale? ¿Es fácil no?

- ¿Entonces no me las puedo quedar?

- ¡Meri!

- Jeje, era broma, preciosa...

- Bueno, pero hazme caso, tráelas a lavar... seguro que las... dejas sucias, ya me entiendes, y preferiría que no anduvieran unas bragas mías por ahí tan sucias... Pero bueno, ¡vamos! ¡vete ya! Y date prisa, que nos deben estar esperando.

 

María vibraba de emoción, no podía ser de otra manera. Esperaba que aquel pequeño caramelo fuese suficiente para entretener luego su espera y que no le diese por hacer "cosas raras" con mi primo.

Me di cuenta entonces (demasiado tarde, sin duda) de que se había puesto su camiseta sin secarse el cuerpo, y se le había empapado y pegado al cuerpo, de manera que se le traslucía todo. Seguramente, recién puesta todavía no se había empapado lo suficiente, y el efecto no se notaba tanto. Desde luego, no fui consciente de ello, ni de que Nuria o, al menos, Pablo, la hubiesen mirado raro. Pero ahora sus preciosos pechos eran más que evidentes. También era cierto que antes el cesto lleno de ropa interior sucia, con ese reconcentrado olor a nuestros sexos, había centrado toda la atención. ¡Mierda! ¿Debería haberle dicho algo? Ya no tenía sentido, ya estábamos saliendo de allí... Sería zorra... si era peor que cuando estaba en top less en la piscina, antes de venir todos aquí... Bueno, tranquilidad. No era nada que mi primo no se hubiera hartado ya de ver la noche anterior ¿no?

 

Salí delante de ella, olvidándola al momento, y me dirigí al porche a través de la sala, mientras ella giraba hacia la entrada. Yo no pensaba en otra persona que no fuera Nurita.

 

En la mesa del porche estaba un magnífico desayuno espléndidamente dispuesto. Nuria y Pablo nos esperaban; él hablaba y ella reía.

 

- ¡Lauri! - mi amiga me sonrió con sinceridad - ven, siéntate aquí, a mi lado. - Aquella petición de mi amada me puso repentinamente nerviosa. Sentí que mojaba las bragas, con tan solo eso. Hacía un calor insoportable, no estaba acostumbrada a tanta ropa, jiji. 

- ¡Ya era hora! - protestó, burlón, mi primo. - ¿Y Meri? - preguntó.

- Ha ido un momento al baño, pero mejor vamos empezando - zanjé yo, y ataqué la comida - o a este paso no salimos nunca, y me gustaría irme cuanto antes...

 

Así empezamos a desayunar tranquilamente, charlando de no sé bien qué. En realidad, me temo que Nuria y yo no limitábamos más bien a seguir la charla de mi primo. O peor. Ni eso. ¿Qué coño me pasaba ese día? Estaba absolutamente enchochada con ella, hasta el punto que, sentadas juntitas, empecé a hacerle caricias más o menos disimuladas en la mano, en el brazo, la pierna. Pero claro, no tenía en cuenta que ella estaba peor, sin duda la noche le había abierto perspectivas, ya que, posiblemente, yo nunca había llegado a estar tan bien con ella. Seguro que se estaba preguntando hasta dónde pretendía llegar, cosa que yo no sabía con certeza. Lo único que tenía claro era que seguíamos tan calientes como cuando estábamos follando, como si no hubiésemos follado... no sé.

 

Nuria empezó a tocarme de manera más evidente, y mi mano le retiró directamente la falda para tocarle el coño por encima de las bragas. Con una de sus posturas habituales, tan de señorita, tenía la pierna sobre la silla de al lado, flexionada, con la rodilla en alto. En esa silla estaba Pablo, que hasta entonces comía y hablaba sin callar. Las braguitas de Nuria, no me había fijado cuando se las puso, eran pequeñas, de forma normal, pero muy pequeñas, de manera que se le marcaban sus enormes y salidos labios tremendamente, cosa que disfrutamos mi primo y yo. El tejido era suave, casi como de seda, y muy, muy fino. Y blanco. Y estaba mojada, y al sentirme se mojó más. Lo hizo, noté un chorrito caliente sobre mis dedos.

 

Pablo había dejado de hablar de manera brusca, repentina. Le miré, y él me miró a mí, retirando su vista del coño de mi amiga por un momento. Yo no hice ningún gesto mientras seguía con mis tocamientos a Nuria. Él tenía cara de extrañeza, más que de enfado. Pero también de celos, ya no sabía si porque deseaba estar ocupando mi lugar o el de ella. A mí me daba exactamente igual que me viese tocando a Nuria, si ya había visto aquella mañana todo lo que podía ver entre nosotras y más, así que yo seguía sin más disfrutando de ella, porque era lo que me moría por hacer, con aire indiferente, mirando a los ojos a mi alucinado y pobre primo. Cada poco, él giraba los ojos al coño de ella: era un espectáculo, como estaba muy cachonda, lo tenía todo salido, allí, aplastado contra la tela, en tan poco espacio como le dejaban esas braguitas.

 

Mientras, Nuria se dedicaba a preparar como si nada una rebanada de pan con tomate y jamón (Meri no había escatimado preparando el desayuno, aunque la verdad que tiempo no le había faltado), mientras movía su pie izquierdo, el que tenia sobre la silla de Pablo contra el cuerpo de éste, al ritmo que marcaba mi propia mano en sus partes. Yo no podía ver a Pablo más allá del pecho, ya que me tapaba la mesa, aunque le imaginé con una erección creciente que se le descontrolaba en los calzoncillos. En realidad, dudaba mucho de que estuviese haciendo lo mas mínimo por controlarla. Nuria masticaba con deleite su tostada, mientras yo sorbía a pequeños sorbos el café, pero había dejado de comer, al tener la mano ocupada. Tampoco Pablo comía ya nada. 

 

- Mmmm qué rico está todo esto, Lauri... - me dijo Nurita, con voz excesivamente meloso, como queriendo ser deliberadamente confusa.

 

Debía ser que yo la miraba con cara de hambre… Me puso la tostada en los labios, yo empecé a comerla mientras ella me la acercaba con cariño a la boca, me acariciaba la cara, me limpiaba el jugo, el aceite que caía... hasta que la retiró, dejándola sobre la mesa y, aferrándose a mi cara, empezó a darme tiernos besos sin importarle tampoco la presencia de mi primo. Al segundo ya estábamos morreándonos salvajemente mientras ella empezaba a meterme mano con descaro. No escuchaba a Pablo, sólo el sonido de nuestros besos, de nuestros coños encharcados, de nuestros gemidos y nuestros "te quiero". Mi primo miraba, y aquello era algo que me palpitaba en la cabeza mientras me besaba con mi amiga. Pero Nurita era lo mas importante. No sabría decir cuanto tiempo pasamos así.

 

- Bueno, bueno, pues ya he ido al baño y he puesto la lavadora y estoy dispuesta para este magnífico desay... ¡¡¡¡JOOOOODER!!!!

- BPffffggg cooogg cooff - escuché a mi primo toser, atragantado, después de la inesperada y súbita entrada en escena de Meri. Nur seguía tocándome y comiéndome la boca, y yo pasé de separarme de ella. Estuvimos así al menos un par de minutos mas, hasta que nos distanciamos por fin, jadeando, con hilos de saliva uniendo los labios de ambas.

- Bueno, creo que deberíamos marcharnos ya de una vez, que a este paso nos va a dar la hora de comer - dije separándome bruscamente de mi amante, sacando la mano de sus bragas y haciendo que ella sacara la suya de las mías.

 

Pensé que era un poco exagerado, brusco, pero prefería cortar aquello antes de que me explotara en la cara, no podíamos tomarnos tanta libertad delante de él, y luego pedirle que estuviese tranquilito. Y yo era la primera culpable, tenía que reconocerlo, quizás porque me moría porque no estuviera precisamente "tranquilo".

 

Mi primo seguía tosiendo cuando nos separamos. Yo estaba convencida de que era por nosotras, que se había excitado mucho, o lo que fuera. Completo error. Meri, que por otra parte seguía ojiplática mirándonos (es cierto que lo nuestro empezaba a ser un poco evidente, que algo había pasado, que algo era distinto...), había sido, sin duda, la causa de su tos nerviosa. Nuestra amiga traía su fina camiseta totalmente pegada al cuerpo. Su piel, su cuerpo, eran totalmente visibles ahora. Sus pequeñas tetas, firmes, turgentes, los duros, pequeños, oscuros pezones, erectos como dos rocas. Se le veía todo, absolutamente. Y, por si fuera poco, la muy zorra ¡llevaba puestas mis bragas! No sé si Nuria se dio cuenta, la verdad, creo que ella ni miró a María, pendiente como estaba de mí (se había levantado, y me tenía cogida de la mano, mientras con su extremidad libre intentaba componerse y arreglarse la ropa).

 

Pablo, desde luego, si se había dado cuenta. Al margen de que Nuria llevaba antes unas braguitas bastante normales, pero que ni en color ni en forma se parecían a las mías, es que él mismo había llevado puestas aquellas mismas bragas hacía un momento, hasta que yo se las quité. Empapaditas, claro. De él. De mí. Si hasta debía conocer perfectamente las blanquecinas manchas que surcaban la tela, restos de semen y flujo mas ó menos resecos. Bueno, no todos. María parecía haber añadido su propia humedad.

 

- Volvemos rápido ¿vale? - dije tirando de Nuria. Pasaba de ellos.

- Ehhh... - Pablo fue incapaz de articular palabra. Intentó levantarse, pero desistió, al tropezar su cipote erecto con la mesa. Se dejó caer en la silla de nuevo, abatido.

- Sí, sí... ¡adiós, preciosas! - reaccionó justo a tiempo María.

- ¡Ciao! - contesté, sin siquiera mirarles.

- ¡Espera! ¡déjame coger antes esto! - gritó Nur soltándose de mi mano. Veloz, cogió la mitad de su tostada con tomate y jamón que había dejado antes (por mí, jiji). Yo seguí adelante, sin esperarla. La sentí correr detrás mío.

- Será zorra... - le dije.

- ¿Eh? ¿Qué pasa? - me preguntó sin entender.

- Mer, ¿no te has dado cuenta? ¿no has visto sus braguitas?

- ¿Sus bragas? francamente, no, Laura, no me estaba fijando precisamente en sus bragas, sino más bien en las tuyas, cacho puta - contestó mientras masticaba groseramente.

- Joder, tía ¡que las que llevaba ella eran precisamente mis bragas! - intenté explicarle mientras bajábamos al garaje.

- ¿Tus bragas?

- Sí tía, las que... las que llevaba anoche y que él...

- ¿Las que se puso Pablo luego?

- Sí, esas.

- Jajajaja. ¡Muy buena, morena! Pues conociendo a la Meri ha debido de darse un buen festín. - zanjó el tema sin más, metiéndose para dentro el ultimó trozo de tostada.

 

Sin duda era lo mejor, en ese momento tocaba olvidarse de ellos, tocaba centrarnos en nosotras… Estábamos delante del coche. Hacía calor. Nuria estaba tremendamente bella. Sentí un ardor irrefrenable entre las piernas. La aferré con fuerza, y apretándola contra el coche la besé la boca abierta. Los restos de comida se revolvieron entre las lenguas y los dientes de ambas. Yo me sentía más y más excitada, ella ahora no me dejaba escapar, por lo que el beso se prolongó durante un buen rato, mientras nos metíamos mano con descaro, sobre todo a tetas y culos. Yo tenía prisa por marchar, por salir de casa, pero me sentía extrañamente cachonda, me hervía la entrepierna, aunque tenía más ganas de atacar su chocho ardiente de que ella me lo hiciese a mí (su mano empezaba a buscarme ya, ávida, sobre las braguitas). Así que, perdiendo la cabeza, empecé a bajar por su torso, mientras mis manos deslizaban su ropa interior a lo largo de sus firmes y sudorosos muslos. Empecé a trabajar con la lengua allí; lo tenía muy abierto, claro, y caliente. Salado y jugoso. Ella estaba también tan cachonda que me fue muy fácil hacer que se corriera. Sólo lengua y labios, no tuve que utilizar los dedos para nada. Tenía los labios mayores tan hinchados que se le proyectaban hacia fuera de su entrepierna, dejando atrás la raja del coño, y se le abrían, separándose y dejando caer las membranas hinchadas y aleteantes de sus labios menores. Yo me centré primero en éstas, metiéndolas enteras en mi boca. Mientras las removía de un lado a otro, mezclando nuestras humedades y fluidos y succionaba con fuerza (ella soltaba un alarido por cada chupetón que le metía a su hinchado chochito), mi lengua podía fácilmente abrirse paso hasta las profundidades de su vagina, abierta de par en par, ansiosa y ávida de recibir allí todo lo que yo pudiera entregarle.

 

El sabor allí dentro era distinto, más orgánico, más animal que en sus labios menores, con sabor a sal y a sexo en bruto, y los mayores, donde el sabor salado se confundía ya con el propio sudor de su excitada entrepierna. Ni un pelo interfería mi actuación, debía reconocer que aquello, aunque le podía quitar un poco de morbo, hacía todo mucho más fácil y agradable, suave y fluido. ¿Quién no se ha atragantado al llevarse uno o varios pelos al comer con ansia una polla o un coño? No es una situación muy agradable, además de que te puede cortar terriblemente el rollo. Aunque a mí ese coño tan liso nunca me acababa de convencer, y menos aún aquella mañana después de haber pasado días dándome atracones con su coño peludo, inédito, algo que prácticamente no había sido capaz de catar antes, desde luego no tan seguido. Mientras hundía mi nariz en su clítoris, aprovechando mi órgano para masturbar la única parte de su coño que había dejado sin atención. Me encanta esta técnica, que practico siempre que me vuelvo loquita comiendo un coño de esos que me resultan especialmente apetecible, porque sin perder ni un poquito de juego con la boca sobre los labios y la vagina, consigo estimular tremendamente el clítoris (si no es especialmente grande, tipo el mío, aunque nunca he estado con ninguna tía con un clítoris como el mío, pero sí grandecitos, bastante grandes, y esos es más difícil conseguir darles todo lo que merecen solo con la nariz) sin necesidad de utilizar las manos, que me pueden servir para agarrarme o apoyarme, para mantener el equilibrio, o para tocar alguna otra parte de la anatomía de mi compañera o de alguna otra persona que ande por allí (por ejemplo, algo que siempre me ha gustado mucho es comer un coño mientras con mi mano toco un pene, o incluso lo masturbo). Mmmmm… además, la sensación olfativa haciéndolo así es taaaan brutal, taaan profunda...

 

Mhhhhhhh… seguía y seguía profundizando en círculos con mi lengua dentro de su vagina, diciéndome a mí misma que si, finalmente, me decidía a dar el paso con ella, le iba a pedir que, al menos la mitad del mes estuviera con el coño peludo, y a cambio yo estaría medio mes con el coño peladito para ella... jijiji. En esas, Nuria explotó tan violenta y repentinamente que me pilló desprevenida, muy hundida dentro de ella. Sentí la riada, porque tuvo una de sus poco habituales copiosas eyaculaciones, primero envolviendo mi lengua y luego entrando a presión directa a mi boca y mi garganta. Con la nariz enterrada en su clítoris como la tenía, me resultaba imposible buscar alternativa para respirar. He tragado auténticas inundaciones de lefa de pollas enterradas hasta el fondo de mi garganta, pero aquello de Nur me había pillado algo desprevenida, nunca me había pasado nada parecido y, además, estaba exageradamente excitada. Tuve que separarme de ella y dejar que eyaculase libremente, manchando sus muslos, sus bragas y mi coche, contra el que la tenía apoyada para hacerle la comida.

 

Nurita se había pegado un buen orgasmo, resoplaba, gemía todavía, como alucinadita conmigo. Era cierto que pocas veces la había tratado como en ese momento. Era cierto que nunca habíamos estado tan... tan cerca de... Pero yo estaba todo menos saciada. Y, sin embargo, no era mi coño el que me reclamaba, a pesar de la pulsión cada vez más brutal que sentía en el sexo. ¿Qué me pasaba? Sentía hasta una fuerte presión en el pubis, como si mis braguitas me quedasen pequeñas... Entonces me di cuenta, por fin. ¡Hacía tanto que no me pasaba esto! Me había empalmado, tenía una tremenda erección de clítoris. Mi micropene se había despertado. Y yo sabía que cuando eso pasaba, era porque mi nivel de calentura era máximo, y para eso sólo había una salida. Necesitaba saciarme, por lo que nerviosa, histérica, me puse de pie y, no sin cierta violencia obligué a mi amiga a darse la vuelta. Le subí las faldas, le hice agacharse un poco. Actuaba por puro instinto sexual. Pocas veces me he sentido como en aquel momento, y ha sido más para recibir que para dar, como aquel día.

 

Reconozco que perdí la cabeza. Nurita temblaba. Le pasé la mano abierta por la raja del culo, avanzando hasta el coño todavía chorreante. Volví hacia atrás, jugando con mis dedos empapados de ella alrededor del esfínter. Con la otra mano, la izquierda, me bajé las bragas, no sin dificultades ya que, efectivamente, al estar tan empalmada me tropezaba todo con la tela y no me las podía sacar bien. La mano derecha la subí hasta su cara, su boca, su nariz.

 

- Mira, Nurita, mira qué cachonda te he puesto, cómo te has corrido ¿eh? todo esto es tuyo, así hueles mi amor, yo lo he olido, te lo he comido ¿sabes? no hay nada que me guste más en este mundo... - empecé a frotar mi clítoris tieso contra la raja del culo. Mi otra mano se apoyaba en el coche, para guardar el equilibrio. A Nuria no le salían las cuentas.

- Lau... Lauri... ¿Qué está pasando? ¿Qué me estás haciendo?

- Déjame... Nur... quiero darte un poco por culo...

 

Bajé la mano derecha de nuevo. Ella había estado chupando sus propios flujos de mis dedos, los llevaba empapados, bien lubricados de su saliva y su flujo vaginal, que encontré chorreando a borbotones en su entrepierna, metiéndose hasta dentro de su ano sorbido por la raja del culo.

 

- No... no Lauri... sabes que no... - Nuria protestaba con la boca pequeña. Más pequeña que nunca. La tenía más pequeña que la entrada de su culo, que noté insólitamente dilatada bajo la presión de mi dedo gordo, que empujaba en un suave masaje circular. - No Lauri, yo nunca, tú ya sabes que...

 

¡Era increíble! Nuria estaba cachonda, quería que le taladrase el culo. Y eso que no sabía aún lo de mi...

 

Dudé, pero finalmente decidí no empezar con el dedo gordo, demasiado grueso... opté por el índice, más fino y largo. Y con mayor movilidad. entró sin esfuerzo. Mi amiga gritaba como una loca. Siempre mi nombre. Pero eran gritos de placer. Jugué un rato dentro de ella, tocando todos sus resortes. Era alucinante, estaba dentro del culo de Nuria. Dentro del virginal culo de la Diosa. Ciertamente, hoy era un día especial. Era nuestro día. Nosotras, nuestra relación, siempre había sido especial. Solamente podíamos estar juntas. Siempre juntas.

 

- Ay, ay Lauri... no... para porfa... me matas ¡por Dios qué gusto!

 

Mi mano derecha masajeaba sus nalgas mientras seguía introduciendo fieramente mi dedito índice bien al fondo del ano de mi amiga. Con la izquierda le acariciaba y le tocaba la cara, ella me comía los dedos. Me tenía a mil, sentir el cuerpo de Nuria así, totalmente entregado a mí, sometido por mí. Esa piel suave, morena, deliciosa y delicada, su carne dura, prieta, deseable, todo el sexo que destilaba cada uno de sus poros. Desee besarla, estiré la cabeza, pero no llegaba, ella retorcía su cara sobre mi mano, era difícil, inconscientemente, me puse de puntillas, me apreté contra ella... noté como mi pene tropezaba con sus piernas, con sus muslos, se metía entre ellos. Ella estaba mojada, yo también. Nuria se detuvo un momento, supuse que me había sentido, que había sentido algo extraño allí en medio. A mí me pilló intentando trepar por su espalda para alcanzar su cara con mi boca, intenté recuperar el equilibrio. Inconscientemente saqué el dedo de su interior. También pensaba en sacarlo, sabía que tenía que dejar paso a... La humedad se hizo océano allí. La humedad de mi sexo, lubricando mi clítoris erecto de manera exagerada se juntó con la que le chorreaba a ella del coño. Mi amiga flipó al ver mi mano derecha junto a su cara. Mi dedo índice estaba allí, así que... ¿qué demonios se apretaba ahora contra su abierta entrada? Nuria se puso a temblar.

 

- No Laura. No.

 

Lentamente, bajó su mano. Debía estar como loca. Mi clítoris empalmado tenía un grosor, consistencia y forma casi semejante a mi dedo meñique, o quizás el índice, aunque con una reducidísima longitud, pero eso ella aún no lo estaba notando. Afortunadamente para Nuria, conocía de sobra mis atributos, y los había probado infinidad de veces (de hecho, ella eligió mi pene para pasar su noche de bodas, por encima del de su marido o cualquier otra posibilidad, la noche de su boda fui yo quien la llevo a su cuarto, quien la desnudó y se metió con ella en la cama, y le hizo el amor sin freno una y otra vez... no me había dado cuenta de lo que pretendía ella con eso... sin duda quería unirse a mí el día de su boda, era conmigo con quien quería unir verdaderamente su vida... Me palpitaba con fuerza el corazón de pensarlo y de sentirla ahora así, bajo mi cuerpo... de nuevo), aunque también sabía que hacía tiempo que no me ponía así, que no se me salía... era algo en cierto modo excepcional... Sentí sus dedos, su mano bajando entre su culo y mi pubis.

 

- No puede ser, Lau, ¡estás trempada! - sus dedos se enroscaron alrededor de mi pene. - Vamos, vamos, por favor, no te pares ahora...

 

Yo acerqué mi índice a mi nariz. Sentí su delicioso aroma, la viscosidad de los fluidos, el sabor del deseo y el sexo con lo más fuerte y oscuro de su cuerpo en mi boca... lo chupé, lo relamí, había salido de ella prácticamente limpio, sólo con intenso jugo y sabor (aunque desde que hice ...eh... de todo con algún tío especialmente cerdo, relativizo mucho eso de la "limpieza", pero para meter mi clítoris sí prefiero que no esté muy sucio, ya que luego cuando se recoge y se repliega es muy difícil de limpiar, no es igual que con una polla...). Lo acerqué a Nuria, le hice probar el sabor de su propio culo, del deseo de ser penetrada por mí, de su ano, de su mierda. Ella estaba vencida, entregada. Noté como su mano, después de recorrerme, apretarme, masturbarme incrédula, me dejaba preparada, lista, apuntando a su entrada. Y no podía estar más abierta.

 

- Lauri... tu polla... tu pollaaaa... fóllame mi niña...

 

Es sin duda Nurita a quien más me he follado desde que tengo razón de mi pene. Pero siempre ha sido por delante. Lo he hecho muchísimo con Mer, Lu, Sandra, y con muchas otras, aunque no tantas veces. Con tíos, en cambio, es casi imposible, ya que rara vez me ponen tan cachonda, o no me ponen “así” de cachonda (porque realmente me ponen brutísima, y creo que jamás cambiaré una buena polla, una buena follada de un tío por la mejor hembra... bueno, Nuria, claro, Mer, Lu y Sandra en eso también son especiales, salvajes, vale...). Así que, salvo algún raro de esos de una noche que, por lo que sea, me hicieron volverme loquita hasta el punto de empalmarme (y se llevaron luego una buena sorpresa, aunque alguno no se atreviese a disfrutarla...), o algún otro que se aprovechó de nuestra presencia en una orgía común, donde otras se encargaron de excitarme convenientemente para provocar en mí la reacción suprema, creo que solo lo he hecho, voluntaria y deseadamente por ambos con Guille y Javito que, por otro lado, han sido los únicos capaces de llevarme hasta donde necesitaba para poder hacerlo (y además, siempre han sabido disfrutar eso de ser penetrados por detrás, tanto por mujeres como por hombres). Quiero decir con esto que, al menos hasta hoy, lo de mi polla es más una cosa de tías. Y, sin duda, para mí la mujer suprema es Nuria, eso está claro, y por eso me pone como me pone y me ha pasado tantas veces con ella. Por eso me ha vuelto a pasar ahora.

Por eso la estoy penetrando el ano con mi polla.

 

- Jooooder...

- Mhhhhhhhhhhhgg - de mi garganta no sale más que un hondo, primitivo rugido.

- Ayyyyy... Lau... jodeeeer

- ...

 

Me la estoy follando por detrás, por primera vez en mi vida, por primera vez en su vida, Nurita se ha dejado abrir el culo, y ha sido por mí, aunque haya sido con un hipermicropene, soy yo quien se lo ha desvirgado, me siento, me siento... joder, me siento como un puto macho dándole por detrás a esta diosa, habiendo roto su último tabú, no hay nada que ella no haya hecho, y sólo conmigo lo ha hecho todo, lo ha dado todo ¿cómo no voy a amarla, cómo no voy a desearla...?

 

- Me estás follando, joder, me está rompiendo el culo, zorra, so puta, puta, puta ahahahahahah joooooooderrr ¡¡¡qué guuuusttooooo!!!!

 

Y yo ya la cabalgo como loca, y mis manos, que son manos de tío ahora, desdeñan su coño, su flor, su clítoris juguetón, que habría buscado de seguir siendo tía, pero no, buscaban sus tetas, trepando desesperadas por su torso, bajo sus sudada camiseta, resobando aquellas pequeñas peras casi inexistentes, tan planas, con sus pezones duros, hinchados, puntiagudos...

 

- Puta, puta, me estás follando, zorra...

 

Nurita estaba desesperada. Cuando grita tanto es que no puede más de placer. Si le hubiese tocado el coño en ese momento la habría matado. Pero yo ya ni te digo... me la estaba cepillando con el clítoris, el clítoris duro, salido, empalmado. Eso no es como una polla, no es como un tío follando sin más. Sería más bien como... como un glande, un glande salido e hipersensibilizado. Quiero decir, no se puede tardar poco follando con el clítoris, para que se me salga ya tengo que estar muuuy cachonda, y luego, es todo tan... exagerado. Los orgasmos son rápidos, demoledores. Aunque eso ya depende de cada una, supongo. A mí me habían dado ya varios, y apenas podía tenerme en pie, sin embargo, mi culo seguía bombeando en el suyo, taladrando a mi amada que gritaba como una perra. En cualquier caso, las dos estábamos ya en modo multiorgasmo desde hacía más de una semana así que, en realidad, las dos llevábamos corriéndonos a chorro casi desde que empezamos a besarnos.

 

Teníamos un día muy tonto.

 

No sé cómo paré, cómo conseguí hacerlo. Creo que fue un traspiés mío, o quizás suyo. Bueno. Qué más daba. Cuando me quise dar cuenta me salí de ella, nuestros cuerpos resbalaron, se separaron. Fin de la historia. 

 

- Ahhhhhhahhhh ahhha ahhhhahh ahhhhh ahhhhha ahhhhhha ahhh

- mhhhhhhhh mmmjhhhh...

 

Las dos intentábamos recuperarnos. Nur casi sollozaba, completamente descompuesta. Me apoyé junto al coche, junto a ella. Le acaricié el culo. Lo tenía muy abierto aún, y chorreaba líquido. Sospecho que mío. Ella se giró. Junté mi mano con la suya. Se apoyó sobre mí, y con la mano libre empezó a acariciarme, cara, tetas sobre la camiseta, vello púbico. Clítoris. Lo tenía ya muy bajado, creo que no daba para más, en un rato, por lo menos no a aquel nivel. Se me empezaba a retraer dentro de su capucha protectora, pero aún lo tenía muy salido, muy prominente. Ella me lo sobaba abiertamente, aunque con delicadeza. Controlando para que no volviera a crecer. Y, mientras tanto, nos besábamos, con las bocas bien abiertas.

No sé cuánto estuvimos así. Al cabo nos separamos, en cualquier caso. No pude evitar la pregunta:

 

- ¿Te ha gustado?

- ¿Tú que crees?

- Serás... ¡qué te llevaba diciendo yo...!

- ¡Eh! para, para, Laurita, jajajaja. Bueno, no tan rápido. Ya sé lo que me has repetido cansinamente, una y otra vez. Jajaja. Pero no me compares, una cosa es hacerlo contigo y otra.. joder, lo que hacías tú con tu primo. Tía, contigo lo daría todo, eso está claro... pero ¡creo que me moriría antes de poder meterme algo como lo de tu primo! Sin ir más lejos.

- Ya, con lo zorra que tu eres... si ahora mismo tuvieses la posibilidad real de que te diese por culo ¿no te dejarías?

- Lau... cuidadito con lo que dices, jajajaja. ¿Si tuvieses tú ahora la oportunidad real de pasarte por la piedra a ese pollón lo harías? ¿No? Con lo desesperadas que estamos por una polla, por un tiarro, por que nos endiñen un buen cipotón, tía, y tenemos el mejor material ahí arriba... Joder, Laurita ¿por qué no te lo follas de una vez?

- Bueno, creo que será mejor que dejemos... - el camino por el que estaba derivando la conversación no me gustaba un pelo.

- Sabes, Lau... Si tuvieses la verga de tu primo no dudaría ni un segundo en dejar que me rompieses con ella el culo tía... si fueses tú, me daría lo mismo morir de dolor porque antes me habrías matado de placer, te dejaría que me la metieras a golpes aunque la tuvieses como todos tus primazos juntos, Carlos, Luis, Pablo y cuantos coño primos superdotados tengas, so zorra, que eres lo más excitante que ha pasado nunca por mi coño, o por mi culo, o por... - el súbito volantazo que había supuesto este comentario de Nuria dio la vuelta a mi estado de ánimo. De nuevo volví a excitarme.

- Nur... Nur... joder Nur, me gustaría tanto... ahh... me gustaría tener dos pollas, dos como la de Pablo y Carlos para poder follarte ahora mismo por delante y por detrás a la vez...

 

Se nos estaba yendo la cabeza pero mucho. Nuria se había tumbado sobre mí, me aplastaba, mientras yo le cogía de la cara y el cuello, apretándola, besándola y mordiéndola. Creo que le llegué a hacer chupetones y marcas más que evidentes... Sus manos rodearon mis nalgas, jugaron con  mi esfínter, con mi raja, las máquinas se ponían de nuevo en marcha a toda velocidad...

 

- Espera, espera, espera... buuuufff... joder, Nurita, no, no... ¡no puede ser! - dije, separándome. - Llevo como tres horas diciendo que me quiero ir rápido de aquí y lo único que consigo es follar como una loca contigo ¿pero qué nos pasa hoy? Tía, se me va la cabeza contigo...

- Ya... para mí no es una sorpresa, se me ha ido toda la vida contigo Lau, me vuelves tan loca...

- Nur, no me digas eso, por favor, que me empalmo otra vez, y no salimos... - era increíble, lo suyo no eran indirectas, me estaba diciendo claramente lo que había ¿a qué esperaba? No sé, supongo que no lo tenía realmente tan decidido aún...

- No te creas que no me importaría, jajaja, pegar otro polvazo ahora, esta vez por delante...

- Nur...

- Jajaja. Tranquila morena. No te presionaré. Es más, tienes razón, te dije que quería ayudarte a saciar tu hambre de polla y, de momento, lo único que hecho ha sido saciar la mía consiguiendo que mi mejor y más deseada amiga saque su polla a pasear y me meta un buen viaje, jajajaja.

 

Nuria se separó del todo de mí. Fue a subirse las braguitas y a colocarse la falda, cuando se dio cuenta de lo encharcado que estaba todo, incluyendo sus piernas, el coche, el suelo. Yo no había corrido mejor suerte. De hecho, ella al tener las braguitas colocadas por los tobillos no se le mancharon tanto como a mí, que apenas me las había bajado lo justo para meterle el rabo, digo el clítoris... las tenía sucias, empapadas, muy muy cerdas, y los muslos, las chanclas...

 

- Espera, no te muevas, creo que hay unas toallas aquí - dije, dirigiéndome al cuarto que estaba junto al garaje.

 

Efectivamente, encontré dos toallas de piscina limpias. Me sequé lo más evidente, aunque las bragas seguían mojadas. Consideré quitármelas, ya que imaginé que el famoso plan de Nuria sería algo en casa (suponía que pretendía comprar algún tipo de vibrador o juguete sexual que sumar a mi pollón con arnés, aunque tampoco veía mucho la diferencia), por lo que no debería haber problema por llevar o no braguitas, aunque luego pensé que ir sin ellas podía ser mucho más peligroso, igual que pensé esta mañana al ponérmelas. Estaba mojando tanto que sin ropa interior se me iba a notar todo y podía llegar a resultar muy aparatoso. Así era un poco más incómodo, iba a ir mojada todo el rato, pero confiaba en que pudiese ir conteniendo aquello. Le llevé a Nuria su toalla, terminamos de limpiarnos a nosotras y el coche, y arreglarnos la poca ropa como pudimos, aunque estaba también mojada de sudor. Nos metimos en el coche, dejando las toallas sobre los asientos y sentándonos directamente sobre ellas, apartando las faldas, para no liarla más. Por fortuna, ninguna de las dos olía todavía muy fuerte, ni excesivamente a pescado. Aunque sí se notaba un considerable olor a sexo y sudor. Puse el aire acondicionado a tope y le di al mando que abría la puerta del garaje.

 

- Por fin - musité.

- Ahhhhh, tía, joder, qué gusto el puto aire acondicionado. Mhhhhh, a ver si se nos quita un poco el olor este a zorras que llevamos antes de llegar al centro comercial.

- Jijijiji. - No podía evitar reírme con ella, era más bruta que un arado hablando. Realmente, sentía algo fuerte por ella. Realmente la amaba. - Venga, que tampoco será para tanto...

- Qué nos guste será una cosa, Laurita, pero que olemos a zorra...

- Sí. Me encanta el olor a sexo... jiji.

- Pues yo me muero por cómo huele tu coño, amor.

- Jiji, supongo que es un cumplido... ¿sabes? también a mí me pone mucho tu olor y más sí... voy a decir una burrada, además de salida hace calor, y estás sudada... jiji

- Joder Lau, no me digas eso, porque empiezo otra vez...

- ¡Ya lo noto! jijiji

- Jajajaja - Nuria no podía para de reír, yo tampoco, la verdad. Estábamos pletóricas...

 

En esas, Nurita bajó la ventanilla. Estábamos llegando a la entrada de la autopista, lejos de las casas, aunque, la verdad, igual daba. Había muy poco movimiento a esa hora, bajo el sol abrasador del verano. Nuria sacó la cabeza por la ventanilla:

 

- ¡¡¡Mi amiga Lau me pone cachonda!!! - Gritó a voz en cuello. Al principio me asusté. Pero lo cierto es que nadie podía oírnos. Y además ¿qué? ¿quién iba a saber quiénes éramos? Me hizo gracia.

- ¡Me acabo de follar por el culo a mi mejor amiga Nurita! jajajajaja

- ¡Sííííí! ¡Y me ha gustaaaadooooo! jajajajaja

- jijijijiji ...pero anda, sube... que muero de calor, y esto empieza ya a refrescarse, por fin. - Efectivamente, el coche empezaba a estar frío por acción del aire acondicionado, y yo sentía cómo el sudor se iba secando sobre mi piel, acabando con aquella sensación de suciedad continua. Hasta mi coñito parecía que había empezado a calmarse.

- Joder, Lau... de verdad que ha sido fuerte... ¿cuánto tiempo hace que no te salía la polla?

- Mira que eres bruta... jiji

- Y ¿cómo quieres que lo diga? ¿cuánto hace que no tenías una de tus anormales y rarísimas erecciones de clítoris?

- Sí, jiji, la verdad que suena mejor lo de "a Laura se le ha empalmado la polla", jiji.

- Sí, a Laura se le ha empinado, Laura está Pinocho...

- Jiji. O eso... ¿cómo me has dicho antes? ¿Te has...?

- ¿Trempado? Muy catalán, ya sabes. Jajaja.

- Jiji.

- De verdad, Lauri, nunca pensé que llegaría a...

- Lo que nunca pensaste es que sería conmigo, jiji...

- Que es muy fuerte tía, que me has dado por culo...

- Me ha gustado muchísimo, de verdad Nur...

- Ya, y a mí. Si no no te hubiese dejado, claro.

- Pero sí es una pasada. Antes o después algún cerdo te lo habría hecho...

- Y para eso, nada mejor que una amiga, claro.

- Jiji. O un amigo. O un primo ¿no tienes ninguno con polla grande?

- Jajaja. Mira que eres zorra, morena. ¿No me dejarás el tuyo?

- Ni lo sueñes... jiji.

- En realidad, sueño con follármelo, y bien lo sabes, pero no precisamente por ahí... ¡qué dolor!

- ¿Dolor? Al contrario, no puede dar más gusto, te aseguro que ahí sí, cuanto más grande mejooor...

- No, no creo que lo soportase.

- Bueno, hasta que te vayas acostumbrando...

- No. No pienso repetir, morena. Bueno eh...

- ¿No?

- Sólo contigo, me refiero...

- ...

- Si te vuelve a pasar...

- ¿Sí?

- ...lo haría sin dudar...

- ¿Te dejarías encular de nuevo por mí?

- ...sin dudar...

- Pues prepárate. Porque me parece que te voy a joder viva, y bien. No sabes cómo me pones últimamente.

- Lauri...

- Nur, sólo oler tu coño ya me lo pone duro...

 

Nur deslizó su mano ardiente por mi rodilla, helada por acción del aire acondicionado que golpeaba con fuerza contra mi piel desnuda. Empezó a subir por mis muslos, y se metió, con rapidez y sin recato, entre mis piernas. Me sobó la raja con el índice sobre las bragas. Bragas viejas, finas, empapadas. Sólo servían para aumentar la lubricación, si cabe. Y, tan mojadas, imaginé que debían estar casi totalmente transparentes también... Mi clítoris se endureció al contacto con su dedo, abandonando su capucha protectora...

 

- Cuánto tiempo hemos perdido, Nur.

- Sí, Lau, tenemos que recuperarlo cuanto antes. - mi amiga empezó a frotar, con codicia. Sentí mareos de placer.

- ¡Espera! Espera, no... ¡para! - le pedí. - no puedo conducir así. ¿Puedes esperar un poco?

- Sí, jajaja, claro que puedo... llevo tanto tiempo haciéndolo, que no me importa esperar un poco más ahora - me dijo, intentando resultar enigmática - aunque te deseo...

- Te prometo que lo vamos a pasar en grande...

- Bueno, también es cierto que no nos vendrá mal parar y coger fuerzas. Quiero decir, vaya mañanita...

- Sí. Y porque tú no has tenido mi noche, jiji.

- Ya, lamentablemente... Oye, por cierto ¿sigues con esas ganas de polla?

- ¡¿Estás de broma?! ¿Tú que crees?

 

La enorme sonrisa de Nurita sirvió de respuesta a mi pregunta retórica.

 

- Bueno, es que es tiempo para mi sorpresa...

 

Estábamos llegando por fin al centro comercial, que se veía ya en la distancia. Joder, ¿aquí? No podía ser otra cosa que algún artículo erótico, aunque no sabía de ningún sex shop en el centro, ni me pegaba. ¿No habría llamado Nuria a algún amigo? ¿O quizás conocía alguien por allí? Bueno, creo que Nurita no debe tener ningún amigo que no esté como un queso. Supongo que será porque se los debe de follar a todos, así que pensé que no me importaría pasar un rato con cualquiera de ellos, jiji. Pero me parecía mucho pensar que fuese a poder follar con ningún tío aquella mañana. Que no fuese mi primito, al menos, jiji. Pero, cosa rara, Pablo me resultaba taaan lejano en ese momento...

 

- ¡Pero cuándo pretendes decirme qué es la sorpresa!

- No Laurita, tendrás que esperar... primero haremos nuestras compras ¿vale?

 

Enfadada, me despisté de tal manera que acabé metiéndome directa al parking del Carrefour.

 

- Bueno, compramos primero la comida y luego pillamos la peli para hoy ¿vale? Pero le pienso decir a esos inútiles que nos la den gratis, después de la mierda de ayer...

- ¿Mierda? ¿Qué mierda? - dijo Nur riendo, como siempre...

- Hombre, no funcionó la p...

- Pues a mí no me pareció ninguna mierda... fue un plan divertido, la verdad... jajaja...

- Zorra... - murmuré, mientras aparcaba.

- Bueno, de todas formas, no creo que el pavo ese del videoclub te vaya a poner pegas.

- No, no parece muy echado para alante, el pobre - salimos del coche.

- Bueno, el pobre es un crío.

- Sí, pero parece el típico que traga con todo...

- Como mi culito...

- Jajajaja - le di una fuerte palmada en su espectacular trasero.

 

Antes de salir del aparcamiento ya nos habíamos abrazado, y subimos las escaleras mecánicas, a la vista de todos, fundidas en un largo beso. Lo necesitábamos demasiado para preocuparnos por ser vistas. No podíamos ser más felices.

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
Citar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma que rico capítulo mami rico si te pido que me folles con un arnés con polla me lo follarias ricura?

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 5 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus jijijiji ¿pero tú crees que eso seria algo que tendría que pensarme lo más mínimo? te iba a saltar encima de tu culo rico para comértelo bien, y luego te iba a poner a cuatro patas para meterte el rabo hasta lo más hondo de tu culo para hacerte mi putita buena...

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma que rico mami como deseo tu lengua en mi ojete y huevos me pogo muy burro, y que me follaras me pone la polla dura muy dura mami

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 5 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus


qué rico y duro te voy a follar, putita

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma sii sería tu puta anal mami. Luego te follo bien follado el coño vicioso tuyo

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 5 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus que rico mi coño peludito bien lleno de tu lefa por fuera y dentro

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma uff que rico, te lameria despues para darte mi lefa de mi boca me pongo tieso escribiendote estas gaurradas

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 5 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus debes estar pajeándote sin parar, qué bestia!

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma mi amor para ti tengo que tener el rabo bien ejercitado para que siempre este duro para ti y si las pajas son a tu salud, de tus tetas, de tu coño y culito mejor aun

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 5 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus riégame todo con tu semen...

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma uff 🔥💧 mami te follare las tetas. Debes de tener unas tetas ricas para follar y eyacularme en ellas🍆🍆 me pones tan empalmado mami linda

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 5 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus mmmm pero ya me has visto las tetitas, cierto?

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma te Vi una tetica con pezoncito picudito debes tener unas buenas tetas para comer y follarlas se me pone tiesa pensando en tus tetas

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 5 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus jijiji... no te vayas a pensar que las tengo enormes tampoco eh! pero creo que suficientes como para que os gusten... y sí, los pezones grandes y muy duritos!!

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma uff es que solo con pensar en tus pezones tiesos me me excito. Deben de seruna delicia chuparlos

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 5 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus a veces me los chupo yo misma, me da mucho gusto

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma imagino como una de tus manos explora tu chocho húmedo y caliente, mientras chupas tus pezones duros como piedras, Mami me la meneo en este momento por tus tetas tiesas esponjosas y tus pezones ricos 🔥💧💧🍆🍆💧,🔥🔥 deseando que sean mis los los que gocen de tus tetas....

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
laualma
(@laualma)
Miembro Súper Activo Autor
Registrado: hace 5 años
Respuestas: 461
Topic starter  

@nyctidromus te escribo ahora con una mano dentro de mi chocho y mis tetas llenasd de baba...

...dicen de mí que tengo buen sabor
[email protected]


   
nyctidromus reaccionó
ResponderCitar
nyctidromus
(@nyctidromus)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 3 años
Respuestas: 925
 

@laualma uff 🔥🔥 lo que daría para que me restregar mi rostro entre tus tetas llenas de tu viciosa saliva con tus manos una en mi polla meneandomela y la otra entre mis nalgas metiéndome los deditos pervertidos en mi apretadito agujero trasero con ganas de tema

scripsit nyctidromus

sanguine et pulvis
[email protected]


   
ResponderCitar
Página 1 / 2
Compartir:

Descubre
Relatos Eróticos Relatos Eróticos Relatos Eróticos Relatos Eróticos Relatos Eróticos Relatos Eróticos Relatos Eróticos