Incesto en la madru...
 
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Incesto en la madrugada

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José
(@quique)
Miembro Erótico Autor
Registrado: hace 5 años
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Valentina vivía con su marido en la casa de su padre. Aquella noche, Celestino, su marido, se había corrido antes que ella y la había dejado a medias. A Valentina le dio la una, le dieron las dos, le dieron las tres y no se quedaba dormida. Sobre la mesita de noche tenía su ipad. Se le encendió la luz. Fue al WhatsApp y vio en él un número desconocido. Venía con la foto de perfil de un guaperas. Lo abrió y leyó:

-¿Jugamos?

 Valentina se enfadó.

-Hijo de puta.

De nuevo la luz y otro mensaje: 

-Mi mujer vio tu foto y se volvió loca por ti.

-Cabrón.

Y otro mensaje: 

-Somos hackers y nos gusta jugar por las noches.

-Se lo curra el desgraciado.

Y un mensaje más. 

-¿Quieres vernos desnudos?

-¡Vaya si se lo curra!

-Te mandé dos fotos, una de mi mujer y otra mía. Si no nos escribes, lo entenderemos, nos pasa con frecuencia, la gente tiene miedo a lo desconocido.

Miró las fotos. En una aparecía un joven que tenía el cuerpo del Apolo de Jean Broc y otra una joven que parecía a diosa Afrodita de Herbert James Draper. Escribió:

-Mucho pothoshop hay en esa foto.

La respuesta fue inmediata.

-Pothoshop, ninguno, pon la cámara y nos verás desnudos sobre la cama.

-No voy a poner nada.

-¿Puedes escuchar mensajes de voz?

-No, son más de las tres de la madrugada y mi marido está durmiendo a mi lado.

-Pon los auriculares.

-No voy a poner nada.

Al ratito le llegó un mensaje de voz. Se sentó en el borde de la cama, cogió los auriculares en el cajón de la mesita y escuchó una voz femenina y muy sensual:

-Eres la cosita más dulce que han visto mis ojos. Lamer tu coño debe ser una delicia, ummmm.

Le llegó una foto. La miró y vio que era una foto suya que le había enviado a su marido a la oficina donde trabajaba, en esa foto estaba desnuda sobre la cama, boca arriba, con las piernas abiertas, mostrando el coño en todo su esplendor y con las manos en la nuca.

-¡¿Cómo habéis conseguido esa foto?!

-Mi marido ya te dijo que somos hackers.

-Y me queréis chantajear, claro

-No, bonita, si no quieres jugar buscamos a otra. ¿Juegas?

-Ni en tus sueños.

-Se ve que tu marido te tiene bien atendida. 

Le mintió

-Tiene.

-Pero una aventura virtual... ¿Nunca te masturbaste pensando en otra mujer?

Valentina mentía sin parar.

-Nunca.

-Vete a un sitio donde tengas intimidad. Pon la cámara y mira una cosa, a lo mejor así te animas y nos masturbamos juntas.

-No voy a ir a ningún lado.

-Pon la cámara. Quiero ver que llevas puesto. Nosotros estamos desnudos.

La curiosidad pudo con ella. Puso la cámara. Los vio. Aún estaban mejor que en la foto. Vio cómo la joven le mostraba tres dedos, cómo los abría y cómo iban hilillos de jugo de un dedo al otro.

-Mira cómo estoy, amor.

Casi susurrando, le dijo:

-No soy tu amor.

La muchacha se chupó los dedos.

Valentina apoyó la espalda en la cabecera de la cama, metió una mano dentro de las bragas y en bajito le dijo:

-Guarra.

-Si, lo soy, soy tu guarrilla.

La joven agarró la polla de su marido y le preguntó:

-¿No te gustaría estar aquí jugando con nosotros en este momento?

Le siguió mintiendo.

-No

Lamió la polla y se la chupó un par de veces.

-¿No te gustaría mamársela tú mientras yo te comía el coño?

-No.

-A mí me encantaría comértelo a ti.

La joven se puso a cuatro y metió dos dedos en el coño. El marido se puso detrás y le lamió el culo.

-¿Te gusta que te laman el ojete?  

Le volvió a mentir, por no variar.

-No.

-A mí me encanta, que me lo laman, que me lo follen con la lengua y que después me la metan en el culo. ¿Te has corrido dándote por el culo?

Viendo cómo le lamía el culo y dándose dedo, le respondió.

-No.

-Busca un sitio con intimidad y corrámonos.

Valentina ya echaba por fuera.  Se levantó y fue a sentarse al tresillo de la sala. Encima de la mesa camilla había dejado su pc. Al estar en el WhatsApp le dijo:.

-Iba a cortar, pero siento curiosidad por ver cómo te corres.

-Quiero que te corras conmigo.

Valentina se involucró en el juego.

-A lo mejor tienes suerte y te doy esa satisfacción,

La joven enseñando el coño a la cámara le preguntó:

-¿Me la comerías? Dime la verdad.

Valentina ya se lanzó. Metiendo una mano dentro de las bragas, le respondió:

-Sí.

La muchacha acercó más el coño a la cámara.

-Lame.

Valentina dándose dedo le dijo:

-Lamía, lamía.

Luego apareció en la pantalla la polla descapullada.

-Chupa.

-Chupaba, chupaba.

-Enséñame una teta.

Bajó una asa de su combinación negra y le enseñó la teta izquierda, era una teta mediana con areola rosada y un pezón gordito.

-Enséñame la otra.

Se bajó la otra asa y le enseñó las dos tetas.

-Deliciosas, no me cansaría de comerlas. Métete mano.

Sacó la mano del coño y se magreó las tetas. La joven se puso a cuatro patas sobre la cama.

-¿Por dónde quieres que me la meta, por el culo o por el cocho?

-Por el culo.

Valentina vio cómo la polla iba desapareciendo dentro del culo.

-¿Te gustaría estar en mi lugar?

-Sí.

-Enséñame el coño.

Valentina se quitó las bragas, se abrió de piernas, le enseñó el coño peludo y le preguntó:

-¿Te gusta?

-Mucho. Ábrelo para que lo vea por dentro.

Lo abrió con dos dedos y le dijo:

-Cómemelo, golfa.

-Te lo como, te lo como, te lo como...

Valentina se dio dedo a mil por hora y exploto diciendo:

-¡Me corro!

Tiraba del aliento y aún tenía los dedos dentro del coño cuando llegó a la sala su padre. Le dijo:

-Parece ser que tu marido no te da todo lo que necesitas, hija.

Valentina se llevó un susto de muerte. Bajó la tapa del portátil, cerró las piernas y se tapó las tetas con las manos. Con cara de asustada le dijo:

-No le digas nada a mi marido.

-Nada le diré. Sabes, desde que me dejó tu madre no he estado con otra mujer...

La pilló al vuelo.

-No, papá, no voy a cometer un incesto.

-Tú tienes ganas de polla, yo tengo ganas de coño...

-Te he dicho que no.

Andrés, que era un cincuentón, alto, moreno y apuesto, y que venía vestido solamente con unos calzoncillos, se arrodilló entre sus piernas, cogió las bragas. Olió la humedad, la lamió y dijo:

-Tus jugos son muy ricos, hija.

-Eres un cerdo

-Quita las manos de las tetas que quiero ver cómo las tienes.

-Déjame ir.

-No me pidas imposibles.

Andrés le cogió las manos con las suyas, las apartó y le vio las tetas.

-Son preciosas.

-No me toques.

Le amasó las tetas y se las lamió, chupó y mamó mientras su hija lo empujaba para quitárselo de encima. Luego quiso besarla. Valentina le escupió en la boca. Andrés se agachó, le puso las manos en las rodillas, le abrió las piernas con violencia, le escupió en el coño y se lo lamió. Valentina lo empujó, subió las asas de la combinación y volvió a cerrar las piernas.

-Guarro.

Le volvió a poner las manos en sus rodillas

-Ábreme las puertas del cielo.

-Lo que mereces que te abra es la cabeza.

-Te necesito.

-Lo que necesitas es una ducha fría.

-Deja que beba de ti.

Sabía bien o que le acababa de decir, pero le preguntó:

-¿Le estás pidiendo a tu hija que se corra en tu boca?

-Sí.

-No tienes vergüenza.

-Lo que tengo son ganas de devorarte el coño. Abre las piernas.

-No.

-Por favor.

-No.

Se incorporó e intentó besarla de nuevo, Valentina le volvió a escupir en la boca. Andrés sacó la polla empalmada y le dijo:

-Escúpele a ésta.

Le escupió. Andrés la cogió la nuca y se la frotó en los labios, Valentina le dijo:

-Si me la metes en la boca, te la muerdo.

Se la metió y sintió los dientes clavarse en la polla. Se quedó más quieto que un muerto. Se iba a quedar sin polla, pero tuvo los santos cojones de decirle:

-Es tuya, haz con ella lo que quieras.

Valentina sacó la polla de la boca y le dijo:

-Estás loco. ¡¿Tanto te pongo cómo para arriesgar tu polla por estar conmigo?!

-Ni te puedes imaginar cuanto te deseo.

-Me hago una idea.

-¿No te gusta sentirte deseada de ese modo?

-Si no fuera por ti, sí.

-Ni que tuviera la peste.

-Eres mi padre, y me estás calentando, cabrón.

-Me gusta saber que te caliento.

Le bajó el asa izquierda de la combinación.

-Estate quieto. 

 Le besó el pezón de una teta. 

Valentina apartó la cabeza, pero no subió el asa.

-Eres un pesado.

-Soy un pesado con muchas ganas.

Le lamió una oreja, le besó el cuello y le magreó la teta.

-Pareces un pulpo

Le dio un pico en la boca.

-¡Qué fresca es tu boca!

-Me dan ganas de escupirte otra vez.

-Hazlo, me gusta que lo hagas

Le bajó el asa derecha de la combinación y le dio un beso en el otro pezón.

-Me encantan tus tetas. ¿Sabes?

-¡¿Qué?!

-Creo que eres la mujer más sexy sobre la faz de la tierra.

-Y voy yo y  me lo creo.

Le mamó las dos tetas sin que Valentina ofreciera resistencia.

-Estás buenísima.

Valentina ya se tiró de cabeza a la piscina.

-Y caliente cómo una perra

La quiso besar con lengua. Le volvió a escupir en la boca. Le miró para la polla empalmada y le ijo:

-Devuélvemelo.

Le escupió en la boca. 

-No era en la boca donde quería que me escupieras.

 Andrés se puso en cuclillas, Valentina tenía las piernas abiertas de par en par y el coño encharcado. Le cogió la cabeza a su padre, le acercó la boca al coño, y le dijo:

-Escupe.

Le escupió en el coño, tiró de ella hacia delante y le aplastó la lengua contra el coño. Valentina tapó la boca con una mano para que su marido no oyera sus gemidos y movió la pelvis de abajo arriba, de arriba abajo y alrededor hasta que se corrió en la boca de su padre. El lambón tragando sus jugos gemía de tal manera que parecía que se estaba corriendo él.

Al acabar de correrse Valentina, Andrés, se puso en pie, se quitó los calzoncillos, le metió la polla en la boca y en nada le llenó la boca de leche.

Valentina sintió cómo la llamaba Celestino. Se puso la combinación y las bragas y se fue a su habitación. Al llegar a la cama le preguntó su marido:

-¿Dónde estabas?

-En el cuarto de baño

-¿Tenía ganas de mear?

-Tenía ganas, sí, pero no de mear

-¿De qué tenías ganas?

-De hacerme una paja.

-No te creo.

Valentina le cogió una mano y se la metió dentro de sus bragas.

-Te has corrido.

-Para eso se hacen las pajas.

Celestino le quitó las bragas y la besó.

-Aún te huele la boca a mi polla. 

Subió encima de ella y la folló para acabar pronto, y pronto acabó, tan pronto que Valentina se quedó con las tetas llenas de leche y el coño con ganas de polla.

Unos quince minutos más tarde, Valentina, salió de su cama y poco después se metía en la cama de su padre. No hicieron falta palabras. Andrés le quitó las bragas, le metió la cabeza entre las piernas y le comió el coño hasta que se corrió en su boca. 

Valentina quería el completo, si es que le daba tiempo. Cuando acabó de correrse se puso boca abajo y levantó el culo. Andrés le preguntó:

-¿Estás segura?

-Sí, quiero sexo guarro.

La puso a cuatro, le separó las nalgas y le dio varios besos con lengua en el ojete, luego lamió desde su coño hasta su cuello subiendo por la espina dorsal. Le jaló los cabellos, y comiéndole la boca se la clavó en el coño de una estocada y después le dio caña brava un tiempo. A continuación la puso boca arriba, le juntó las tetas, metió la polla entre ellas y se la folló, luego le puso los huevos en la boca. Valentina se los lamió y se los chupó, a los huevos siguió la polla, a la que le hizo una pequeña mamada, Después de la mamada la volvió a poner a cuatro, le volvió a dar besos negros en el ojete y cuando ya Valentina gemía en bajito, se la volvió a clavar en el coño. Luego la sacó, la frotó en el ojete y sin más se la metió hasta el fondo del culo, sin prisa, pero sin pausa, La folló despacito al principio, a medio gas después y a toda hostia al final... Valentina sintiendo los huevos chocar con su coño empapado. Se mojó dos dedos en sus jugos y acarició su clítoris con ellos. Al rato se derrumbaba cómo un fardo y se corría mordiendo la almohada.

Cuando Valentina dejo de convulsionarse y de gemir, le dio la vuelta, metió su cabeza entre sus piernas y le clavó la lengua dentro, luego se lo lamio y su lengua se pringó totalmente de jugos, se los tragó y dijo:

-Deliciosos.

Le abrió el coño con dos dedos. Le lamió un labio, le lamió el otro, volvió a enterrarle la lengua en el coño, lamió de abajo a arriba, le lamió el clítoris, retiró el capuchón con un dedo. Con la punta de su lengua hizo círculos sobre el glande y después se lo chupó. Valentina ya estaba cachonda de nuevo. Le dijo:

-Si sigues me corro.

-Córrete.

Apretó la lengua contra su coño, lamió de abajó a arriba con celeridad y Valentina explotó.

-¡Me corro!

Andrés aún no se había corrido y tiempo no era precisamente lo que le sobraba, ya que si despertaba Celestino se jodía el invento. Se arrodilló entre las piernas de su hija, la cogió por la cintura, la atrajo hacia él, se la metió en el coño y la folló con fuertes clavadas. Al ratito Andrés paró de darle. Con la polla enterrada dentro de su coño le preguntó;

-¿Me puedo correr dentro?

Valentina con las manos en el culo de su padre le respondió:

-No.

-Pues suéltame que me corro.

Valentina comenzó a correrse y lo apretó contra ella. 

-¡Dame, dame, dame, fóllame, fóllame, fóllame!

Andrés le dio, le dio la leche, ya que follar, la folló ella a él... Lo folló apretando su culo contra ella y moviendo la pelvis de abajo a arriba, de arriba a abajo y alrededor hasta que se corrió en su polla

Valentina al acabar de gozar se limpió el coño con el calzoncillo de su padre y volvió  a su habitación. Despertó a su marido, y le dijo:

-No me entra el sueño. ¿Me echas un polvo?

-¡¿Otro?!

-¿No querías saber que se siente al correrse dentro?

Celestino se animó al momento

-¡Dos, si hace falta te echo dos!

Le echó dos y esta vez Valentina se corrió con su marido.

Quique

 

 

 

 

El relato fue modificado hace 2 años por José

   
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