Orgasmos en familia...
 
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Orgasmos en familia 2

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José
(@quique)
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Registrado: hace 5 años
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                  La ex monja que llevaba una puta dentro

Santino había intentado follar con su mujer, pero no se le había levantado la polla. Catalina le dijo:

-Ya van tres veces este mes que no se te pone dura.

-Es que vengo cansado de trabajar.

-Me huele que hay algo más. Desde que tienes a tu sobrina como nueva secretaria echas más horas en la oficina.

-Hay que echar el tiempo que haga falta.

Catalina, que había dejado los hábitos un año atrás, sabía poco de la vida, pero tonta no era.

-¿Me estás engañando?

-No digas tonterías, es mi sobrina.

-Algo hay, no es normal que lleves tanto tiempo sin hacer el amor conmigo. ¿Qué te pasa, Santino?

-A ti no te gustaría saber lo que me pasa.

-Claro que sí.

-No te va a gustar lo que te diga.

-Lo superaré.

-Tu lo has querido. ¿Cuánto tiempo llevamos casados? 

-Tres meses.

-¿Cuántas veces te has quitado el camisón?

-Ninguna, pero es que me sentirá una cualquiera si me desnudase.

-¡Eres mi esposa!

-Y me gusta serlo.

-¿Sí? ¿Cuántas veces me la has mamado?

-Eso que no me gusta.

-¿Has mamado alguna polla?

Le respondió con otra pregunta.

-¿Tú qué crees?

-Que no. ¿Cuántas veces me has dejado comerte el coño?

-Ninguna, pero si ya lo sabes... ¿Para qué preguntas?

-¿Cuántas veces me has dejado follarte el culo?

-También sabes la respuesta.

-Y tú debías saber que una mujer que no le da todo a su marido se expone a que lo busque en otra mujer.

-Así es como lo ves tú.

-Sí, así lo veo. Ya te puse las cartas boca arriba sobre la mesa. Ahora eres tú la que tienes que mover ficha.

-Yo no voy a mover nada.

-Pues no te extrañes si te enteras de que busqué en otra lo que tú no me quieres dar.

Catalina rompió a llorar.

-No esperaba esto de ti.

Santino no se compadeció de ella.

-La pelota está en tu tejado.

-Dime la verdad. ¿Me engañas con tu sobrina?

-La verdad te va a doler.

- Eso quiere decir que me has engañado.

Santino se sinceró a ver si al final su mujer se entregaba.

-Sí, y deja de llorar.

-¿Cómo ocurrió?

-Cómo ocurren estas cosas, sin querer, queriendo.

Se limpió las lágrimas con la sábana.

-Cuenta. Quiero saber como fue ese sin querer, queriendo.

-Verás, hace un mes, tomando la siesta en el tresillo de mi oficina, tuve un sueño en el que follaba con una desconocida. Desperté empalmado y María estaba allí, inclinada, cogiendo unos papeles que le habían caído, y al ver su culo, pues no me pude contener. La abordé, ella estaba con ganas, y pasó lo que pasó.

-¿Qué pasó?

-Que echamos un polvo como es debido, o sea, con felación, cunilingus, sexo anal...

Catalina ya tenía cara de pocos amigos cuando le preguntó:

-¿Cuántas veces has follado con la hija de tu hermano?

-Una.

La mosquita muerta tenía guardada dentro la mala ostia, y la mala hostia salió a flote.

-¡Quiero la verdad!

-Ya te he dicho la verdad.

-A ver si te crees que soy tonta.

-Vale, fueron varias veces.

Catalina lo miró con ojos de gata que va a sacar las uñas, pero de repente se calmó y dijo:

-Mía es la venganza, dijo el Señor.

-Y dijo bien, pero eso no va a evitar que nos separemos.

-¡¿Me vas a dejar?!

-No, acabarás por dejarme tú a mí.

-Yo quiero arreglarlo.

-Lo que la arreglaría serías echar un polvo en toda regla.

-No sé si te podré complacer.

-Empieza por quitar el saco.

-¿Qué saco?

-El camisón.

-Apaga la luz.

-Si apago la luz no podré verte desnuda.

-Con luz no puedo.

Apagó la luz, Catalina que quitó el camisón. Santino quitó la sábana que la cubría, volvió a encender y vio a su mujer desnuda. Catalina le dijo:

-Eres un falso.

-Y tú tienes un cuerpo divino.

Le miró para la polla y le dijo.

-Lo debo tener, porque se te ha puesto dura. 

Santino le echó la mano a la nuca y le llevó la boca a la polla. Catalina ya se entregó a la causa. Como si no supiera por dónde empezar, le preguntó:

-¿Qué hago?

-Agarra la polla, menéala como me has visto menearla. Lame la cabeza como si fuera una piruleta y luego chúpala como si fuese un Chupa-Chups.

Al lamer el glande fingió tener un repelús que le estremecía el cuerpo.

-Deja atrás los perjuicios.

 Dejó de hacerse la puritana y le hizo una mamada cojonuda... Cuando Santino se hartó de que se la mamara, le dijo:

-Sube y fóllame.

Aquella posición era nueva para Catalina.

-¡¿Yo arriba?!

-Sí, tú arriba.

-No sé si sabré hacerlo.

-Todo es ponerse.

Catalina, que como ya he dicho, era una mujer, robusta, de tetas grandes y culo impresionante, se puso a horcajadas encima de su marido y metió la polla hasta las trancas. Santino le dijo:

-Cierra los ojos y fóllame imaginando que follas a alguien que te guste. 

A Catalina le costaba trabajo, creer lo que había oído.

-¡¿Te has vuelto loco?!

-No, quiero que ensanches tus miras. Sería como si te estuvieses masturbando, pero con una polla dentro y...

-Yo no me masturbo.

-Ya, y en invierno no llueve.

Catalina bajó la cabeza.

-Bueno, a veces...

-¿Vas a hacer lo que te he dicho? 

-¿Quieres que me pervierta hasta ese extremo?

-Quiero viciarte. Quiero sacar la puta que llevas dentro.

-Yo no llevo una puta dentro.

-Tú cierra los ojos que ya verás como la puta va surgiendo.

Catalina cerró los ojos y la polla de Santino pasó a ser la de Vicente. Puso sus manos sobre el pecho de su marido y comenzó a mover el culo de atrás hacia delante y de delante hacia atrás. Santino le echó las manos a las tetas y se las magreó mirándola a la cara. Para Catalina las manos de Santino eran las de su hija... Se fue poniendo tan perra que cuando su coño hacía que la polla entrase a tope, se sentía entro de él un obsceno chapoteó... "Choffff, choffff, choffff, choffff..." Catalina se encontró con la puta que decía que no llevaba dentro. 

-¡Me hace falta sentir tu polla en mi boca!

Quitó la polla del coño y la mamó con unas ganas locas. Al rato le dijo Santino:

-Ponme el coño en la boca.

Se giró y le puso el coño en la boca. Santino se lo abrió con dos dedos. Una especie de moco de jugos colgó del coño. Santino sacó la lengua y esperó a que callera sobre ella, luego le echó las manos a la cintura y le lamió el coño. Catalina sintió que se iba a correr, mamó con lujuria y se corrieron juntos, ella en su boca y él en la boca de ella.

Al acabar de correrse, se giró de nuevo, metió la polla en el coño, y le dijo:

-Ahora fóllame tú a mí.

Santino le dio leña por un tubo... Poco después sintió como el coño de su mujer apretaba su polla y luego descargaba sobre ella. De su garganta solo salieron gemidos, gemidos que cesaron cuando abrió los ojos, y dijo:

-Me has convertido en una depravada. 

-¿Te sientes mal?

-No, al contrario, me siento bien, nunca me sentí mejor.

-Pues vuelve a subir. 

Volvió a montarlo y le aplastó la polla con el coño.

-Ponme las tetas en la boca.

Se las puso y se las mamó. Al rato, le dijo:

-Métela y fóllame mientras te las mamo.

Metió la polla en el coño. Lo follo despacito, pero poco después perdió el control, lo folló a toda hostia y se volvió a correr.

Mientras se corría y temblaba sobre él, la besó y le acarició las nalgas.

Al acabar de gozar, le dijo:

-Vuelve a poner tu coño en mi boca.

Catalina ya estaba entregada. Le puso el coño en la boca.

-Cierra los ojos y piensa en alguien que te guste mientras te frotas contra mi lengua.

Catalina cerró los ojos y pensó en un viejo amor prohibido. Su coño encharcado se frotó contra la lengua, sin prisa, pero sin pausa. Pasado un tiempo, a Santino se le fue llenando la boca de jugos. Le encantaba aquella situación y más que le encantó, cuando descargó en su boca una corrida monumental.

-¡Me vuelves loca!

Nada más acabar de correrse, se puso él encima y le dio a mazo, hasta que reventó ella y reventó él. 

El coño quedó anegado con las dos corridas, y la polla bajó la cabeza.

Boca arriba y estando una al lado del otro, le dijo Santino a Catalina. 

-¿La próxima vez me darás el culo?

-No, el culo, no, el culo es para otras cosas.

-María me lo dio.

No se enfadó por el comentario.

-A esa le voy a poner los puntos sobre las íes.

-¿Qué quieres decir?

-Son cosas mías.

Quique.

 

 

   
Julio Solis reaccionó
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